De mal en peor

Salir a hablar de ideales, de valores, de que es posible una forma de vida diferente no era seguramente lo más “coherente“ en el marco de un país saqueado por la falta de ética y de escrúpulos de unos pocos a costa de un pueblo que a principios del siglo XXI parecía quebrarse. Algunos pocos lo intentaron y siguen firmes, pese a todo.

pag.3 aAsí nació la Posada del Inti, un ambicioso proyecto solidario cuyo objetivo original fue llevar adelante una campaña de prevención de drogadependencia en aquel verano del 2002. Primero tuvieron el apoyo del Club de Leones, luego alcanzaron la personería jurídica, la calidad de Entidad de Bien Pública Municipal, se convocó a miembros de la Iglesia Católica, Evangélica, políticos de derecha, izquierda, comerciantes y funcionarios, con una idea clara: las drogas no respetan credos, niveles sociales ni inclinaciones políticas.

Hoy, tras muchos años de perseverar, pueden sentirse satisfechos de haber podido  articular una modalidad de tratamiento, con dispositivos que fueron evolucionando y creciendo a través del tiempo. Pero una cosa es el orgullo de la tarea realizada y la constancia, y otra cosa es ver el deterioro a nivel país en lo que hace al avance de la droga que ya suena incontenible. Sobre el tema hablamos con Fabián Messina, el mentor de la Posada del Inti.

Los que hablan de despenalizar dicen que el producto es inocuo. Mentira, nada es inocuo”.

Fabián Messina

Noticias & Protagonistas: ¿Podemos decir que la situación respecto de la droga va empeorando año tras año?

Fabián Messina: Sí, la situación es terrible. Argentina tiene una dinámica por su ubicación geográfica que hace que se dé la transformación de un país de consumo, cosa que ya no se discute. Lo vemos quienes estamos al frente de instituciones que cotidianamente se codean con la desesperación de la familia, con aspectos legales, sociales, pero incluso yo no creo que necesitemos ser especialistas del tema para darnos cuenta de que estamos desbordados, que no hay política nacional, provincial ni municipal sobre adicciones y su prevención.

 

N&P: Y el panorama empeora cuando esto ocurre en una sociedad donde sujetos destacados, con responsabilidades mayúsculas, hablan de liberar el consumo de marihuana…

FM: Acá se mezclan conceptos cuando se habla de la ley de despenalización. Las instituciones que trabajamos en esto estamos de acuerdo con la idea de abordar al que consume desde un enfoque sanitario, con instrumentos terapéuticos; pero otros toman el tema para incluir en el discurso social el autocultivo, hablando de lo inocuo de la sustancia, y eso es un error: nada es inocuo, no son caramelos. Hay que terminar con este discurso, porque confunde, sobre todo a los chicos que están en este terrible camino. Es doblemente peligroso porque chicos que no entienden van a tomar partido de un discurso que se recibe cotidianamente. Uno tiene que hacer doble trabajo en lo emocional, en la psiquis, y ahora además un esfuerzo extra contra ese discurso.

 

N&P: Ya no es una actividad íntima, privada, oculta, sino que se consume a la vista de todos. Se acabó la clandestinidad en el consumo, sobre todo de marihuana.

FM: Yo, por indicación médica, tuve que hacer ejercicio, y veo en la costa tantos consumidores como policías, siendo que la ley no permite el consumo en la vía pública; se tergiversa todo. Hay una cuestión social: hace 20 años el consumidor fumaba en un sótano, hoy se hace a la vista.

 

N&P: En una ciudad como Mar del Plata, donde parece que todo estuviera permitido, por ejemplo en el Parque San Martín, hay grupos que se reúnen a fumar marihuana, y otros caminan por la costa en horarios corrientes, fumando y a la vista, sin ocultarse.

FM: Esto tiene que ver con el posicionamiento. Cuando pensamos el tema tenemos que mínimamente posicionarnos en tres ejes: lo jurídico, que tiene que ver con lo que hablamos, creo que hay que adaptar a los nuevos consumidores, al tráfico, hay que ordenar jurídicamente porque funcionamos con leyes antiguas. El plano conceptual, de qué se trata la singularidad de los dispositivos y formaciones profesionales, qué entendemos cuando se habla de consumo de drogas, muchos no piensan como nosotros, hay corrientes de la psicología divergentes. Y el eje ideológico y político, que dice que ser de izquierda o derecha atraviesa la mirada.

 

N&P: ¿Pero esa mirada no debería ser superadora?

FM: Por supuesto. Hay gente que sufre, no hay que perderlo de vista; más allá de que hay quienes piden cárcel y otros prefieren que anden por la vida alegremente y alucinando. En el medio hay un equilibrio deseable, hay que enfrentar el desafío desde la adultez. Tengo 45 años y hace más de 30 que escucho hablar de los adolescentes, pero es una construcción en la que participamos todos.

 

N&P: Cada generación tiende a creer que la que sigue trabaja menos, es desinteresada, etc.; a veces se exagera para acentuar. Pero es cierto que en Mar del Plata ya hay una tercera y cuarta generación de familias de delincuentes, abuelo, papá, hijo y hasta nieto pequeño. ¿También hay un universo de adicciones familiar?

FM: Sí, y esto trasvasa las clases sociales, que quede claro. En febrero hizo 12 años que fundé Posada del Inti, en una época que era loco venir a hacer esto en el contexto de crisis. Lo venimos viendo, tiene que ver primero con la baja edad de inicio al consumo. Desde la federación de ONG, el Gobierno de la ciudad nos convoca para ver qué tratamiento hacemos con chicos de 6 o 7 años… esto era impensable hace tiempo, eran programas de 25 años, hoy son chicos, los de 12 a 14 años ya vienen desestructurados familiarmente, atravesados por el consumo, sin referentes.

 

N&P: Esto obliga a un replanteo…

FM: Profundo, hay que ver cómo se trabaja con ellos cuando la madre en la visita le lleva sustancia porque ella y su marido consumen, o lo hace el hermano, o lo hizo el abuelo. En este escenario hay que generar estrategias que tengan que obtener éxito pero es muy complicado. Si le sumamos la toxicidad de la sustancia, que viene aumentando porque le mezclan cualquier cosa, el combo es satánico.

 

N&P: Es indudable que la marihuana de los 60 y los 70 no es ni parecida a la transgénica de hoy.

FM: ¡Absolutamente! Ni la cocaína ni cualquier sustancia, ni siquiera el tolueno. Cuando uno se pone como programa terapéutico a perseguir narcos, a pelearnos con legisladores y a intentar hacer desaparecer la sustancia, perdemos la batalla. Nosotros, lo que tenemos que hacer es trabajar con la persona.

 

N&P: ¿Qué pasa con las personas, qué los impulsa a esto?

FM: Pasa que la ideología del consumo de 60 y 70 era el hippismo, el movimiento nacional. En la década del 90 se asoció con el poder, pero hoy estamos ante el consumo sin sentido, un suicidio masivo; una especie de nihilismo, una sensación de vacío que se nota en cada chico que llega y consume para volarse la cabeza. Me hizo clic cuando vi un caso de sobredosis de dos chicos con aerosol de hielo seco inhalado; ¿qué es esto? Muchos lo que buscan es intoxicarse, estar volados. ¿Por qué ni siquiera buscan placer? Buscan desaparecer, eso lo tenemos que considerar en los programas.

 

N&P: El problema es que hay mucha charla y debate, pero no acciones, lo que alguna vez llamamos efectividades conducentes.

FM: Esto mismo lo hablé con el ministro Collia hace diez días cuando nos sentamos a discutir si tenía que ir a un prestamista para cubrir los gastos porque el Ministerio de Salud nos debe plata desde junio del 2012. ¿Qué tengo que estar haciendo yo en esta discusión si me van a pagar o tengo que ir a cambiar un cheque en una cueva? ¿Qué institución sobrevive así?


Ni para comer

pag.3 cEn semejante contexto, cuando un profesional no sabe siquiera si va a cobrar a fin de mes, ¿cómo es posible pensar que se van a obtener resultados? Está claro que una cosa son los discursos y otra muy distinta es la realidad. Messina aclara:No politizo porque hace 25 años que trabajo en el tema y siempre fue igual, salvo algún momento del Dr. Yaría, que tuvo apoyo político. Pero hoy los CPA están siendo dinamitados, las ONG lo mismo, no hay política seria en el tema.

Del encuentro con el ministro Alejandro Collia les quedó una frase remanida y preocupante: “No dan los números”. Entonces, uno se encuentra con que dejó de ser una discusión de salud porque se corre el eje a lo estrictamente económico, siendo que esto sería factible de resolver con la decisión política de priorizar de una manera diferente la distribución del gasto. “Yo tengo 130 pacientes, 50 empleados somos reconocidos –explica Messina-, y tenemos que andar pensando cuándo se puede pagar a la gente; hablamos de 60.000 pesos, que para la Provincia no es nada. Nuestra espalda es más chica si vamos al caso”. Claro, si uno se pone a pensar que en 2012 ni siquiera se pagaron el transporte y los comedores escolares, la sorpresa no es tanta.

Posada del Inti, como otras instituciones afines, tuvo que ir creando sus propias condiciones para el movimiento porque de lo contrario no hubiera sobrevivido. La vocación trasciende, pero a esa vocación hay que suministrarle combustible porque a fin de mes la gente debe cobrar, porque por supuesto, el gas y la luz también los tienen que pagar.

Para mí es importante que entendamos esto –dice el entrevistado-: al estar devastado el sistema, van a Posada del Inti con cierta exigencia y después no entienden que nosotros no tenemos más lugar, no hay becas, y nos ponen en un lugar incómodo porque como presidente o director del programa terapéutico, junto con la tesorera y el contador tenemos que equilibrar las cosas. Puedo duplicar la población, pero ¿qué les doy de comer?”, cierra, no sin angustia.