“El Centro Cultural no tiene control ni habilitación”

Esta mañana en la 99.9, el ex concesionario del Café de las Artes en el Centro Cultural “Osvaldo Soriano”, denunció el alto grado de abandono que sufre el edificio ubicado en Catamarca y 25 de Mayo. “Esta temporada, si no es por mí y por mi socio, una empleada habría muerto electrocutada”, destacó. 

Centro Cultural Osvaldo SorianoEstá claro que los edificios municipales no gozan de buena salud. La desidia del gobierno de Gustavo Pulti los tiene a maltraer y el caso del Palacio Municipal es solamente un ejemplo entre tantos. Esta mañana en la 99.9 habló Daniel Giménez, quien tenía a su cargo la concesión del Café de las Artes dentro del Centro Cultural “Osvaldo Soriano”. Detallando los múltiples problemas que hay en el lugar, señaló:
“en los últimos años estuve muy cercano a la Secretaría de Cultura. El Centro Cultural es un área que deja mucho que desear. No solo ahora sino también con el anterior director, Carlos Rodríguez. Hace mucho tiempo pedí una mejora de los edificios municipales. Es un edificio que no tiene control ni habilitación. En una pelea con Adrián Alveolite, le dije que hay obras que no han sido controladas y son un perjuicio para las personas que transitan allí habitualmente”.
Por supuesto que los reclamos no surgen de suposiciones ni advertencias, sino de hechos concretos. El propio Giménez debió intervenir ante un grave accidente ocurrido dentro del edificio: “esta temporada, si no hubiese sido por mí, una de las empleadas del departamento de Promoción Cultural moría electrocutada en una de esas tormentas de verano. Esta chica estaba trabajando y se cayeron los paneles del techo, eran cataratas de agua que le cayeron encima. Para salvar la información, intentó desconectar la computadora y con mi socio debimos sacarla, porque si no quedaba electrocutada”.
Hechos similares se repiten otros lugares del Centro Cultural: “el único sector del edificio de 25 de mayo y Catamarca que tenía luz era mi café, y las únicas luces de emergencia del edificio eran las de mi café. Los que deben controlar los espacios públicos no lo hacen. Acá, la inversión que falta es la voluntad del funcionario”.
Durante su trabajo diario, Giménez sufrió el mal estado del lugar; y también como espectador en uno de los teatros: “en diciembre, mientras veía una obra de teatro en la Sala “A”, se cayó el techo arriba del público y parte del escenario. Cuando íbamos a salir, no había salida de emergencia. La Sala “B” tiene una cochera y salida a la cochera, pero está obstruida por escenografía de los elencos”.
Nada de esto es novedad. Tampoco lo es que la problemática se agrava cada año: “hace 3 veranos pagué de mi bolsillo el arreglo de las calderas para tener aire acondicionado. Así hacen todo, emparchan y no arreglan, por eso pasan las cosas que pasan. En mayo o junio alquilaron caloventores con un sistema eléctrico que, al conectarlo, hizo saltar todo. Tendrían que haber arreglado la caldera y solucionar el problema de raíz”. Previamente había tenido problemas con la habilitación del café, y en ese derrotero recorrió muchos edificios municipales. Ahora, en medio de los trámites para devolver la concesión, se encontró con otra gran sorpresa: “en el área de Actividades Económicas, en la calle Moreno, se cayó el ascensor con gente adentro; gracias a Dios no pasó nada. Volví la semana anterior y estaba el ascensor con la faja de clausura. Nadie habla, nadie dice nada”.
En medio de la bronca que generó la falta de respuestas, Giménez se ocupó de realizar denuncias públicas. “Es un gobierno que goza de impunidad. La Secretaría de Cultura tiene cargos directivos otorgados a dedo, jefaturas de departamento a dedo, los concursos directivos están cuestionados y en juicio. Todo es así acá. Ese edificio es un futuro Cromañón en Mar del Plata”, advirtió.