El club de los 90: un equipo cada vez más lúcido, activo y numeroso

Sólo en la Ciudad viven más de 32 mil personas mayores de esa edad. Claves para llegar a esa meta con salud.

El 9 de marzo Charles Aznavour cantará en el Gran Rex. Luego seguirá de gira por Chile, Brasil, y en abril estará en Rusia. El armenio, embajador de la canción francesa, ya cumplió 92. En agosto pasado, Tonny Bennett celebró sus 90 rodeado de amigos, en un estudio de televisión, entonando “This is all I Ask” (Esto es todo lo que pido). “Seguiré siendo más joven que la primavera”, cantó mientras todos soplaban las velitas envidiando su vos, su aplomo, su enorme actitud. Aquí nomás, Mirtha Legrand festejará sus 90 en unos pocos días, y más allá de sus opiniones, que pueden gustar o no, se la ve de lo más lúcida. Un puñado de ejemplos famosos que van más allá de la expectativa de vida en cualquier lugar del mundo. Y que muestran que no sólo se trata de llegar lejos por cantidad sino por calidad.
Según las proyecciones realizadas por el INDEC, en la Ciudad de Buenos Aires hay 32.172 personas de 90 años y más, que representan un poco más del 1% del total de población. De ellos, el 75% son mujeres (24.080). En Belgrano, hay un edificio que por afuera no tiene nada de particular, pero sus vecinos sí lo son. Allí viven 75 personas con un promedio de edad de 86 años: 27 ya pasaron los 90. Tiene las famosas amenities, que en este caso funcionan como una gran terapia. Los vecinos se juntan en el SUM para jugar a las cartas o ver una película, caminan por el jardín, y se visitan unos a otros. “No es un geriátrico, acá todas las personas son autoválidas. Tiene que ver con el estado de ánimo y lo social, que es muy importante”, cuenta la administradora del edificio, Vera Feldman.
“Sin dudas se han ganado años de vida, y de vida de calidad”, dice a Clarín Julieta Oddone, vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría e investigadora de Flacso. “Hay más acceso a saberes técnicos y médicos que facilitan la investigación, y no sólo hay nuevos medicamentos sino que se trabaja sobre las cuestiones preventivas, que son las que aumentan la expectativa de vida”, agrega Oddone, que hace hincapié en la enorme diferencia que marca el nivel socioeconómico también en este tema: el contexto, lo ambiental, la historia laboral, la educación, el acceso a la salud, todo cuenta para llegar mejor, claro.
“Es una tendencia ya que cada vez más fácilmente la gente vive más, y se ve que llegan bien, con un nivel de funcionalidad muy buena”, explica Gonzalo Abramovich, especialista en Gerontología y Director del Área de Adultos Mayores de AMIA. Repasa lo que ya se sabe: comer sano, liviano, moverse, caminar, participar de actividades sociales y comunitarias y agrega otro pilar fundamental: tener un proyecto de vida, ir detrás de un objetivo.
Cita a Dan Buettner, un periodista de la National Geographic que escribió “El secreto de las zonas azules”, un libro que habla de Okinawa (Japón), Icaria (Grecia), Cerdeña (Italia), Loma Linda (California) y Nicoya (Costa Rica), donde la gente llega a los cien años como si nada. Parecería que la clave está en comer la cosecha propia, hacer todo caminando, cuidar a la familia y vivir rodeados de amigos.
El doctor Juan Hitzig, especialista en psicobiología del estrés y envejecimiento, vuelve al ejemplo de Legrand: “Mirtha ha promocionado, concientemente o indirectamente muchas cosas durante su carrera, pero ahora, la más importante de todas en relación a la sociedad es el envejecimiento saludable o exitoso. Hay una frase oriental que dice: envejecemos y morimos porque imitamos a los que envejecen y mueren. Ella sirve de estandarte viviente para cambiar el ideario colectivo que piensa que la biología del envejecimiento es una maquina de triturar células para sumirnos en declinación, discapacidad y dependencia. Su gran mérito es que actualmente admiradores y detractores están de acuerdo en que su condición es admirable y por ende respetable, y que ella representa un modelo digno de ser imitado”.
Hitzig explica que Mirtha no es un fenómeno biológico sino que esa potencialidad la tenemos todos: “la declinación que observamos frecuentemente es lo anormal, y que si bien el envejecimiento saludable puede ser infrecuente, es lo normal”.