Empresarios soberanistas amenazan ahora también con abandonar Cataluña

Al significativo goteo de multinacionales y compañías y entidades financieras que están trasladando su domicilio social fuera de Cataluña se pueden sumar hoy mismo otras empresas cuyos accionistas están vinculados a la oleada soberanista.
La declaración unilateral de independencia, de producirse en el pleno del Parlament, será el detonante. La multinacional de hemoderivados Grifols e Idilia Foods, fabricante de marcas como Colacao y Nocilla, ya han desvelado que dejarán Cataluña si se agudiza la inestabilidad política porque lo que prevalece es mantener la seguridad jurídica, y estables el negocio y la situación financiera. De momento, restan a la espera de los acontecimientos. Una posición distinta ha sido la de la Sociedad de Valores GVC Gaesco, que controla la familia Vallvé, que ha decidido el traslado de su domicilio social a Madrid. Presidida por Maria Àngels Vallvé, esposa del presidente de Bolsa de Barcelona, Joan Hortalà, la compañía adoptó la decisión en septiembre.
El hermano de la empresaria, Joan Vallvé, es vicepresidente de Òmnium Cultural, y histórico político convergente que ostentó la conselleria de Agricultura durante el Govern de Jordi Pujol. Lo que demuestra que el capital no sabe, o no quiere saber, de ideologías. Grifols, una cotizada en el Íbex-35 y también en el Nasdaq estadounidense, con la sede corporativa en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), asegura que no tiene previsto cambiar de ubicación a no ser que se pusiera en peligro la normal evolución de sus negocios.
De ser así, el consejo de administración está preparado para tomar las decisiones que correspondan, admitían ayer fuentes de la compañía.La firma pertenece en un 36% a sus fundadores, la familia Grifols. Su presidente Víctor Grifols -que ya ha delegado en parte en sus hijos Raimon y Víctor- saltó a la palestra en 2014 en plena carrera independentista del ex president Mas para convocar la consulta del 9-N. Durante un discurso para inaugurar unas instalaciones en Sant Cugat animó al líder convergente: «Sé que está pasando por una situación difícil, pero tiene determinación, así que vaya hacia delante y no se arrugue».
Tras dar apoyo a Mas, el empresario catalán se ha desvinculado públicamente en más de una ocasión del ambiente soberanista y de mantener una relación personal con el ex presidente. «Yo no voy a cenar con Artur Mas», aseguró a los medios de comunicación hace un par de años, cuando el grupo que dirige anunció que ubicaba en Dublín la tesorería global de su grupo y su división de Biociencia, la relacionada con los medicamentos derivados del plasma y la que aporta el 75% de la facturación total del holding. En la actualidad, Grifols tiene el 90% de su producción y el 95% de sus ventas fuera de España. Estados Unidos es su principal fuente de ingresos con el 65% y, por consiguiente, el principal país donde tributa.
La posible marcha de esta compañía supondría perder una de las principales industrias catalanas, las que el ex presidente Jordi Pujol presumía y calificaba de «multinacionales de bolsillo» porque habían alcanzado dimensión empresarial -y con el paso de los años la han superado-. En 2016, Grifols facturó unos 4.000 millones y ganó unos 500.El mismo supuesto puede aplicarse a Idilia Foods. Esta compañía es el fruto de la división empresarial del antiguo grupo Nutrexpa entre sus dos familias fundadoras, Ferrero y Ventura. Los hermanos Ferrero se quedaron hace un par de años con las marcas Colacao y Nocilla -entre otras- con la firma Idilia Foods; mientras que la familia Ventura se quedó con la fabricación de marcas como Artiach, y la constitución de la marca Adam Foods.Fruto de las simpatías de los Ferrero con el derecho a decidir, en 2012, en las redes sociales se instrumentalizó un boicot contra los productos Nutrexpa. La causa: la participación de Javier Ferrero en la manifestación independentista de la Diada. Hasta que no se inició la deriva soberanista con el gobierno de Mas, la discreción había acompañado siempre a los máximos ejecutivos de Nutrexpa. Lo mismo ocurrió con otras compañías, muchas de capital familiar, que tomaron partido públicamente por el derecho a decidir.