Entraderas mortales

En 2012, las entraderas fueron causales de 50 homicidios sólo en Capital Federal y Gran Buenos Aires, según los datos recogidos. Ante estas cifras, los gobiernos de la Nación y la Provincia no han mostrado una política al respecto.

Las entraderas se han transformado en una de las formas en que el crimen ha mostrado su cara más dura en los últimos meses. Sólo en Gran Buenos Aires y Capital Federal se llegó a 50 casos durante el 2012. Los relatos son crudos; por ejemplo el de María Esther Radiminsky, madre de Alex Ayala, asesinado hace 10 meses cuando estacionaba su Peugeot 207 en el garaje: “Cuando mi hijo estaba por entrar el auto en la cochera lo cruzaron cuatro delincuentes en dos motos. Dos de los asaltantes se bajaron y le apuntaron con un arma. Alex los vio, levantó los brazos y les dijo que se llevaran el coche. Aunque no se resistió, uno de los ladrones se acercó a 20 centímetros y le disparó un balazo en el corazón. Mataron a Alex y destruyeron a una familia.”
La Nación realizó un relevamiento a partir de los hechos que fueron publicados en los medios de comunicación, el cual reveló que la modalidad delictiva conocida como entradera es una de las principales causas de homicidio en el área metropolitana. Durante el año pasado, cada 7 días, un vecino del conurbano o de la ciudad de Buenos Aires fue asesinado cuando llegaba o salía de su casa, sorprendido por delincuentes que querían ingresar a su vivienda o robarle el vehículo.
“El momento en el que una persona llega o sale de su casa constituye el instante en que resulta más vulnerable, y esto los delincuentes lo saben. Por eso se aprovechan de esa situación crítica y, ante la pasividad del Estado, que no hace prevención y no aumenta la frecuencia de los patrullajes policiales, se sienten con la tranquilidad de seguir aplicando un modelo delictivo exitoso. Las entraderas se van a terminar el día que el Estado aplique patrullajes dinámicos y no estáticos para recorrer los barrios, y así desalentar al ladrón, que deberá estar atento a que en cualquier momento puede aparecer un móvil policial en la cuadra”, explicó Héctor Muzzio, licenciado en Seguridad y abogado.
El caso de Alex fue apenas el primero de muchos asesinatos en Lanús, que llevaron a que los vecinos de la zona se movilizaran, como sucede en otros puntos del país. Al asesinato de Alex, ocurrido el 13 de marzo pasado, siguieron los homicidios de Alicia Dubau, de 64 años, a quien mataron cuando llegó a su casa con su esposo, y el del jubilado Juan Bautista González, de 75. En este último caso, lo mataron porque defendió a su hijo de los delincuentes que lo amenazaban en la puerta de su casa en Valentín Alsina.
“Desde que asesinaron a mi hijo, en mi casa se terminó la palabra feliz. No existen más Feliz cumpleaños, ni Feliz Navidad, ni Feliz Año Nuevo”, explicó entre lágrimas Radiminsky, la madre de Alex, asesinado cuando dejaba su auto en la cochera situada en pasaje Bogotá y Máximo Paz, en Lanús. María Esther aún lucha por la condena de los cuatro asaltantes que mataron a su hijo. Hasta el momento sólo hay cuatro sospechosos detenidos, uno de ellos con un proceso anterior por robo.
“Durante estos diez meses me amenazaron. En una de las llamadas me dijeron “vieja de m…. dejá de buscar al asesino de tu hijo”. Me advirtieron que no me olvidara que tenía dos hijas y que les podía pasar algo”, expresó la madre de Alex, quien tenía 31 años y un hijo de 8.
Los datos recogidos indican que hasta fines de septiembre habían sido asesinadas 36 personas en la modalidad de entraderas. A pesar de que varios de esos homicidios provocaron movilizaciones, ni el Gobierno nacional ni el bonaerense hicieron algo para frenar una modalidad delictiva que cada semana deja una víctima mortal.
En los últimos tres meses de 2012 hubo 14 entraderas que terminaron en homicidios. Desde el 1 de octubre fueron asesinados Eduardo Puig, en Ingeniero Budge; Raúl Ernesto Cortez, en Isidro Casanova; el suboficial retirado de la Policía Federal Simón Goncalvez Martins, en Mataderos; Juan Carlos Caggiano, en Villa Dominico; Arnaldo Ríos, en Recoleta; Juan José Castro Rojas, en Parque Chacabuco; el policía bonaerense Rubén Fernández, en Berazategui; el sargento retirado de la Policía Federal José González, en Villa Urquiza; Diego Jauri, en Rafael Castillo; Juan Carlos Reyes, en Ingeniero Budge, Diego Rojas Avalo, en Pilar, una mujer de 76 años, de apellido Renzi, en Santos Lugares; Valentina Agüero, en Virrey del Pino, Jerónimo Barrera, en Wilde y Amalia Steckel, en José C. Paz.
“Jamás pensé que algo como los homicidios que veía en las noticias podía pasarle a mi hijo. Alex tomaba todas las precauciones posibles. Trabajaba todo el día para poder comprarse el techo propio. Llegaba a su casa a la diez de la noche. Había gente en la calle. No se resistió, pero igual lo mataron”, concluyó su madre.