La deuda que pretende ser promesa

La Terminal de Cruceros de Mar del Plata sigue erguida en plena Escollera Norte. Pero hace un año y medio no tiene uso alguno, porque los cruceros no pueden entrar. Esta problemática, varias veces denunciada por Noticias&Protagonistas, llegó al diario La Nación, según el cual todo está listo para funcionar. Sin embargo, nada se concreta todavía. 

terminal de crucerosDespués de mucho denunciarlo en N&P y reclamar por el dragado del puerto, una nota publicada hoy en La Nación pone de relieve una problemática ya instalada de la ciudad: la Terminal de Cruceros que, justamente, no recibe cruceros
La pérdida de profundidad en el ingreso al puerto local, sumada a las inadecuadas dimensiones del canal de acceso, hacen que recibir a este tipo de barcos sea imposible. Incluso, algunas navieras del rubro que ya se habían comprometido a amarrar en estas playas, han suspendido su escala. Algo que también se anunció muchas veces en N&P.
La promesa de una remoción del banco de arena es tan antigua como el propio edificio que hoy se erige en Playa Grande. Fue anunciado por Cristina Fernández casi en coincidencia con la construcción de la Terminal. Todo el edificio y sus servicios fueron financiados por el Gobierno bonaerense, que gastó 30 millones de pesos en algo que está en desuso. La actividad que llevó adelante el diputado Rodolfo “Manino” Iriart permitió acelerar la licitación del dragado que, presentado a fines de 2012,  promete devolverle al puerto las condiciones necesarias para que lleguen buques de 150 metros de eslora.
“Las cinco obras contempladas, incluida la principal, que era la del edificio, están terminadas. Pero dependemos del dragado para que puedan llegar cruceros”, indicó Alejandra Prieto, representante de la administración bonaerense.
En un par de semanas se conocerán las ofertas de la licitación. El costo de 90 millones de pesos será aportado en partes iguales por la Nación y la Provincia. Una vez que concluyan los trabajos, se espera que antes de fin de año puedan ingresar cruceros. Así, al menos, lo afirma la nota de La Nación.
Claro que en este contexto, no faltan las explicaciones políticas de los funcionarios municipales, asegurando que todo está preparado para recibir el afluente de pasajeros. “En los últimos años hemos tenido presencia en las ferias internacionales, instalando la marca Mar del Plata. Las navieras confirmaron su interés en incluirnos en sus rutas apenas nuestro puerto esté en condiciones de recibir a sus cruceros”, dijo a La Nación el titular del Ente Municipal de Turismo, Pablo Fernández. Además, entre la “cháchara” habitual, indicó que Mar del Plata tiene una tasa de crecimiento del turismo extranjero del 10 al 12 por ciento anual.
Este faraónico proyecto, que ya lleva un año y medio “haciendo agua” por falta de planificación, prevé un espacio para gastronomía y actividades culturales, una terraza semicubierta con cerramientos vidriados, entre otras cosas que seguramente habrá que “retocar” cuando se abra al público; si es que sucede.
Dentro del edificio y en la planta baja, estarán las oficinas de AFIP, Migraciones, Aduana y el Senasa, que realizarán los controles a los pasajeros que arriben al puerto.
Cabe destacar que en ese espacio de la Escollera también se albergaría a todos los boliches que se encuentran en la calle Alem. Pero todo eso todavía está en la nada, al igual que la utilización de la Terminal de Cruceros.
Además, el Consorcio realizó un concurso de ideas que ya tiene proyecto ganador, presentado por los arquitectos Adolfo y Pablo Mondejar. Una extensión de más de 1.000 metros y 90.000 metros cuadrados será destinada al desarrollo de locales, restaurantes, galerías, plazas secas, estacionamiento, áreas culturales, cines y espacios de recreación para toda la familia.
Los anuncios, que forman parte de un enorme relato, siguen llegando. Y lo que parece una mala noticia para la ciudad, termina siendo un gran proyecto a futuro. Lamentablemente, hace tiempo que la Terminal está ahí como un adorno, sin tener un uso certero, a pesar del gasto enorme que demandó su construcción.