La expresidenta de Corea del Sur fue condenada a ocho años más de cárcel

Park Geun-hye fue reconocida culpable de apropiarse de fondos de los servicios secretos. Ya cumple una pena de 24 años por corrupción.

La expresidenta surcoreana Park Geun-hye, que ya cumple una pena de 24 años de prisión por corrupción, fue condenada este viernes a otros ocho años de cárcel por apropiarse ilegalmente de fondos de los servicios secretos y violar la ley electoral.
El Tribunal del Distrito Central de Seúl le impuso una pena de seis años de cárcel y una multa de 3.300 millones de won (2,9 millones de dólares) por haberse apropiado de cuantiosos fondos de los servicios secretos (NIS) y haberlos utilizado en parte en su propio beneficio.
“La acusada recibió unos 3.000 millones de wones en tres años de tres jefes del NIS. La acusada causó pérdidas considerables al Tesoro Público con su delito”, argumentó la corte. Tres exjefes del NIS declararon haber malversado dinero de las cajas de su organización por orden de Park, señala la sentencia.
La corte también la condenó a otros dos años por haber intervenido ilegalmente en la designación de candidatos de su partido conservador para las elecciones legislativas de 2016. Como se trata de penas consecutivas, Park podría pasar un total de 32 años tras las rejas.
La ex presidenta rechazó las acusaciones, que considera “políticamente motivadas” y no se presentó ante el tribunal.
Park, fue destituida en marzo de 2017 en el marco de un escándalo de corrupción. En abril de este año fue condenada por corrupción, abuso de poder, soborno y por revelar secretos de Estado.
Hija mayor del dictador militar Park Chung-hee, Park Geun-hye accedió a la función suprema presentándose como la incorruptible “hija de la nación”. La mandataria fue acusada de permitir que su amiga Choi Soon-sil se inmiscuyera en los asuntos del Gobierno a pesar de no tener ningún cargo oficial. Choi fue condenada a 20 años de prisión.
Según el tribunal que la condenó a 24 años, Park ayudó a su amiga a extorsionar a numerosas empresas, incluido el grupo Samsung, millones de wones que fueron a parar a organizaciones dirigidas por Choi. También la consideró cómplice de la elaboración de una lista negra de intelectuales críticos con el Gobierno bajo su mandato.