La voz de la tierra

La de los originarios. No por es comodidad ni por falta de ganas de escribir. Siento que nadie podrá explicar la situación mejor que ellos mismos y que esta carta tendrá poca publicidad. Por eso, le cedo íntegramente este espacio a la misiva que Juana Calfunao le dirigió al presidente chileno Sebastian Piñera el 5 de enero de 2013.

Sr. Presidente;

En mi calidad de autoridad tradicional, quiero expresar mis condolencias a los familiares de Luchsinger Lemp y su esposa Vivian McKay, quienes resultaron con serios daños tanto materiales como de pérdidas humanas. Dichos hechos ocurridos en Vilcun, que antes de conocerse a sus autores se los han atribuido de forma inmediata a los mapuche. Nosotros, los mapuche, somos los primeros en repudiar la violencia, ya que hemos vivido este trato inhumano por casi 130 años.

Mi comunidad, mi familia y yo personalmente hemos sufrido numerosos atentados de esa naturaleza. Elementos desconocidos quemaron tres veces mi casa; en uno de esos incendios encontramos calcinados los restos de mi tío Basilio Coñonao.

Sin embargo, cuando somos los mapuche los afectados, y por la injusticia de haber sido objeto de este tipo de violencia, debemos lamentar la insensibilidad de las autoridades y la indolencia de los medios de comunicación. En estos casos, como el mío propio, no existen visitas del Presidente chileno, ni de sus ministros y parlamentarios, ni se decreta el Estado de sitio y mucho menos se les aplica a los autores la Ley Antiterrorista.

 

La familia Luchsinger.

Los conflictos entre la familia Luchsinguer y el pueblo mapuche son de larga data. La muerte en 2008 del joven Matías Catrileo se produjo en unas tierras de propiedad del Jorge Luchsinger, primo de Werner Luchsinger, el empresario fallecido en el incendio de su casa patronal el pasado 3 de enero.

La familia, descendiente de un colono suizo que llegó a Chile en 1883, posee territorios en la denominada zona de La Araucanía, tierras que en su origen pertenecían al pueblo mapuche y que las diversas familias de colonos se fueron apropiando de manera ilegal (cobrando en tierras los alimentos que vendían a los indígenas), o gracias a diversas leyes dictadas por los gobiernos chilenos, siempre en detrimento del pueblo mapuche.

Tras la muerte de Werner Luchsinger, su primo Jorge afirmó en una entrevista radial que la zona de La Araucanía está sufriendo ataques planificados con el objetivo de vaciarla de agricultores y empresarios; y afirmó que ‘no hay Estado de derecho, aquí la guerrilla está ganando’. Jorge Luchsinger ya había hecho otras polémicas declaraciones en 2005, cuando afirmó en una revista que ‘el indio no ha trabajado nunca. El mapuche es depredador, no tiene capacidad intelectual, no tiene voluntad. El mapuche es ladino, es torcido, desleal y abusador’.

No obstante, tenemos que seguir escuchando de las autoridades políticas de Chile que existe igualdad ante la Ley. Esta falta de igualdad ante hechos tan lamentables como los sucedidos a la familia Luchsinger, una vez más nos confirma que los tribunales no son independientes; las autoridades políticas tratan con racismo judicial a nuestro pueblo.

Como usted, Sr. Piñera, ha podido comprobar, los mapuches no tenemos problemas a la hora de rechazar y condenar estos hechos tan lamentables como es el incendio ocurrido en Vilcun. Usted debería reflexionar sobre las torturas que la policía me infligió y que me provocaron un aborto, quedando sin condena a los culpables. ¿Por qué quedaron impunes los innumerables allanamientos arbitrarios a las casas de nuestras comunidades, el robo de dineros, la incautación de herramientas de trabajo y de aparatos de comunicación que nunca fueron devueltos?

Todo ello me hace pensar que la policía no está al servicio de la sociedad y que para nosotros, los mapuches, no es garantía de seguridad y protección como debería serlo en un Estado de derecho y régimen democrático.

Sin embargo, estos hechos han sucedido en un clima de violencia y confrontación y las autoridades políticas chilenas no pueden eludir su responsabilidad, debido a la incapacidad política para solucionar el conflicto que se vive en nuestro Wallmapu. No debemos olvidar que los hechos mencionados han ocurrido en el contexto territorial de numerosas comunidades que luchamos por la restitución de nuestras tierras, que injustamente nos fueron arrebatadas en el pasado; cuyo problema las autoridades chilenas no dan una solución satisfactoria que reduzca la pobreza que sufrimos los habitantes de dichas comunidades.

Del mismo modo, también tenemos que tener en cuenta que los hechos han ocurrido en el quinto aniversario de la muerte de nuestro querido lamngien (hermano) Matías Catrileo, asesinado violentamente por la espalda y cuyos autores disfrutan de la más completa impunidad.

Las movilizaciones de nuestras comunidades mapuche, que va en aumento, se deben a la falta de justicia y al rechazo a cualquier tipo de diálogo productivo sobre la restitución de nuestro territorio. A ello hay que añadir la terrible injusticia que originó la anexión ilegal de nuestra Nación Mapuche a la jurisdicción del Estado chileno hace 130 años, lo cual causó el empobrecimiento crónico que venimos sufriendo las comunidades desde entonces. Esta anexión ilegal nos quiso arrebatar nuestra identidad nacional y nos condenó a una vida sin dignidad, que nos ha dejado en la total indefensión, criminalización y judicialización de nuestras demandas, por parte del Estado chileno.

Nuestras protestas por un tratamiento más justo son criminalizadas, dando lugar a que se cometan las más atroces violaciones a los Derechos Humanos. Mi propio caso de nuevo sirve para ejemplarizar el trato injusto que sufrimos los mapuche. Por protestar por el no pago de un trazado usurpado por la MOP (ministerio de obras públicas) y Frontel, fui objeto de una implacable persecución política; fui acusada de atentar contra la autoridad y estuve cuatro años encarcelada junto a toda mi familia. Me aplicaron una ley retroactiva, al extremo de que mi hija menor tuvo que ser enviada al exilio por la falta de seguridad.

Comparto el dolor de las familias mapuche que nunca encontraron justicia por sus seres queridos asesinados por la Policía chilena. A la vida de nosotros los mapuche no se le da el valor y significado que se le da a la vida de un winka (chileno), una mención especial a mis Hermanos asesinados (menciona 9 casos, entre ellos un hombre de 71 años y un chico de 16).

Sr. Piñera, el mundo es testigo de las injusticias que su gobierno y el Estado chileno cometen y han venido cometiendo durante estos 130 años. Como autoridad de mi pueblo, no puedo dejar de mencionar estas injusticias porque yo las he vivido personalmente y aún las vivo.

Como Autoridad Tradicional (Lonko), le exijo que termine con la persecución política y los allanamientos; que se termine con el hostigamiento hacia las comunidades que se encuentran cercadas por la Policía;  que se tenga consideración con las madres mapuche que sufren la represión cotidiana, con los jóvenes heridos y detenidos y con los niños traumatizados por la violencia policial.

Exigimos una solución urgente a la situación de los detenidos que están en huelga de hambre porque no se les respetó el debido proceso. También es inaceptable que nuestros hermanos detenidos mapuche sufran largas medidas cautelares en la cárcel hasta que se compruebe su inocencia, como ha sucedido a miembros de mi grupo familiar y a muchos otras autoridades y miembros de mi pueblo Mapuche; a pesar de lo injusto de sus detenciones, jamás han tenido ni la más mínima reparación o compensación por la desarticulación de la familia, ni por los daños económicos, físicos y psicológicos.

Como Usted ha podido comprobar, los mapuche tenemos razones fundadas para desconfiar de la buena fe de su gobierno y de los anteriores.

Mañana, 6 de enero, los mapuche conmemoramos el establecimiento de la frontera en 1641 y nuestra independencia, que el Estado chileno optó por ignorar hace 130 años. Desde entonces, todos los gobiernos han eludido su responsabilidad de tratarnos con igualdad y justicia. Nos sentimos excluidos del Derecho y víctimas de una política que nos ha tratado de erradicar como pueblo para asimilarnos y hacernos desaparecer. Éste es uno de los principales motivos por los cuales los mapuche no nos sentimos identificados con su país.

Sin lugar a duda, es indispensable, Sr. Piñera, tener voluntad política para solucionar el conflicto y conseguir la paz social que los mapuche tanto deseamos, y para que se termine de una vez con este clima de militarización de nuestro territorio y enfrentamientos que lamentablemente ya han costado la vida a demasiadas personas Mapuche y Chilenos.

 

Atentamente,

Lonko Juana Calfunao Paillalef Comunidad Juan Paillalef Sector Curaco Camino Lago Colico Territorio de la Nación Mapuche

 

Cualquier cosa que yo agregue será innecesaria y quitará pureza al mensaje.