Luis Dieguez: “Siento que me estropearon la vida”

Luis Dieguez ha sido una de las víctimas del juez Santiago Inchausti que lo metió preso durante 47 días junto a su hijo por una supuesta causa de Trata de Personas sobre la que nunca encontró elementos: “hasta el día de hoy no lo podemos entender”, aseguró. 

Los atropellos del juez Santiago Inchausti han sido detallados en la 99.9 puntualmente…cada uno de ellos. Pero contarlo en primera persona conmueve a cualquiera. Luis Dieguez es el propietario de un horno de ladrillos en Batán que fue denunciado por Trata de Personas y el magistrado lo tuvo preso durante 47 días junto a su hijo, sin prueba alguna.
En los estudios de la 99.9, Luis contó su experiencia: “hasta el día de hoy no lo podemos entender”. La historia comenzó con un trabajador contratado: “traje a un empleado conectado por teléfono, me llamaron que querían venir a trabajar porque estaban muy mal en Misiones. Le mandamos el pasaje a él y supuestamente, su señora y vinieron a trabajar en el horno de ladrillo”. Luego abundó: “se les dio todo, le compramos toda la mercadería, cama, colchón y trabajó tres semanas. Un día lunes faltó y fue a hacer una denuncia, algo que al parecer ya había hecho para sacar plata de otros patrones. Aparentemente la hizo en Trata de Personas”. 
Esta persona además hizo otra denuncia que no prosperó: “el hombre armó todo muy bien porque la obligó a la mujer a decirle que yo la violé. Hizo las dos denuncias, violación y trata de personas. La de violación fue desestimada el mismo día”. Sin embargo, Dieguez se defendió indicando que lo único que ha hecho es trabajar con absoluta libertad: “estábamos trabajando a puertas abiertas, los chicos andaban con sus celulares y llegaron los Federales que estuvieron como 5 horas haciendo allanamientos y verificando los autos”. 
El calvario se completó con casi 50 días de cárcel rodeado de personas que habían cometido delitos reales y reconocían en esas dos personas a “laburantes” como el propio Luis lo explicó. “Me tuvieron 47 días detenido junto con mi hijo, sin tener un mínimo motivo. Fue algo muy triste, estábamos presos con mi hijo llorando y le pregunté que hicimos mal y me respondió “lo único que hicimos fue trabajar papá”, dijo emocionado.
Inchausti indicó que Dieguez se aprovechaba de sus empleados por su condición de bolivianos ya que supuso que todos eran ignorantes, un hecho realmente aberrante para un juez: “la gente de Trata se dio cuenta que no había trata cuando fueron al horno porque pidieron papeles y estaba todo bien. Trabajamos a tranqueras abiertas, uno de mis empleados que es boliviano tiene la llave de la tranquera. Lo trataron de ignorante, que yo hago trata porque ellos son ignorantes pero casi todos tienen secundaria terminada y yo no tengo primario terminado”, contrastó.
Después de recuperar su libertad, volvió a recibir la visita de la Federal por un allanamiento en su casa donde obviamente, no encontraron nada. “El gasto de la fianza fue prestado por amigos y parientes, ahora tengo que devolverlo y después hay que pagar al abogado también. Siento que me estropearon la vida”, sentenció.