Silvia Bermúdez: “No hay conciencia del ruido como un contaminante”

Así lo indicó la coordinadora de la comisión de audiología del Colegio de Fonoaudiólogos de La Plata en la 99.9. Además, señaló que “no sabemos vivir en silencio, pareciera que debemos tener un rumor permanente en el cerebro como un chupete sonoro”. 

La contaminación sonora no suele tener importancia en la vida cotidiana de las personas, pero puede generar distintos tipos de trastorno. Así lo indicó en la 99.9 la coordinadora de la comisión de audiología del Colegio de Fonoaudiólogos de La Plata, Silvia Bermúdez: “en general no hay conciencia del ruido como un contaminante. Preguntamos que contaminantes conocen y difícilmente hablen del ruido porque se considera una mochila de la pos modernidad. En los colegios ni siquiera los docentes hablan de la contaminación a través del ruido”, dijo.
Los problemas que puede generar el exceso de ruido son múltiples y no tienen que ver sólo con enfermedades. Según indicó la especialista, “el ruido trae trastornos no sólo auditivos, sino también psicológicos, de ansiedad, incita a la violencia. Estar inmerso en el ruido no permite estar confortable en la mayoría de los casos. Se está acuñando el término Generación S en torno a los jóvenes que utilizan el reproductor a más de 100 decibeles que provoca una hipoacusia inducida por el ruido. En algunos chicos jóvenes, el ruido pasó a ser adictivo”. 

Entre los máximos problemas de la calle se encuentra la circulación de colectivos que genera una fuerte contaminación auditiva: “el transporte público es una fuente de ruido muy grande. Cuando el micro frena o acelera, da picos de 96 decibeles que son altísimos. Una ciudad saludable está dentro de los 65 decibeles, pero ninguna ciudad puede alcanzar esos límites”. 
Una de las complicaciones a la hora de plantear este tema, tiene que ver con lo opuesto: el silencio. “No sabemos vivir en silencio, te tildan de aburrido, viejo o “depre” porque pedís un poco de silencio. Pareciera que debemos tener un rumor permanente en el cerebro como un chupete sonoro. Cuando la hipoacusia es inducida por ruido, no tiene vuelta atrás, no hay forma de tratarla”, aclaró Bermúdez.
En esa búsqueda de visibilización del problema, es que plantean la necesidad de que se considere al ruido excesivo como un delito: “actualmente el ruido excesivo figura como una contravención pero queremos que se transforme en un delito. Nos llevará tiempo, pero hay que debatirlo”, finalizó.