Uno de cada nueve celíacos es diagnosticado

El Programa Nacional de Detección y Control de la Enfermedad Celíaca alerta sobre la posibilidad de que existan muchos celíacos que no conocen su condición. La medida establecida es que solo uno de cada nueve sabe que no debe consumir trigo, avena, cebada y centeno.

Sin TACCSolamente uno de cada nueve celíacos es diagnosticado, lo que sigue siendo el principal problema de esta enfermedad, que consiste en una intolerancia permanente al gluten y cuyo único tratamiento es una dieta libre de esta proteína que se encuentra en trigo, avena, cebada y centeno.
“Se estima que en el país el 1% de la población es celíaca. Y pese a que en estos últimos cuatro años se incrementó considerablemente el testeo, ya que cada vez nos demandan más tiras reactivas, todavía hay un alto porcentaje de personas que no conocen su condición”, explicó a Télam Jimena Arauz, coordinadora del Programa Nacional de Detección y Control de la Enfermedad Celíaca, que depende del Ministerio de Salud de Nación.
En el marco del Día Internacional del Celíaco, Arauz informó que esta situación se da porque “todavía existen profesionales de la salud que no asocian determinados síntomas, que denominamos ‘atípicos’, con la enfermedad. Por eso, desde el Programa venimos trabajando mucho en capacitación a todo el equipo médico”.
La Enfermedad Celíaca (EC) es un desorden inflamatorio intestinal cuyo factor desencadenante son las proteínas tóxicas del trigo, la cebada, el centeno y en menor medida la avena, que producen una lesión de la mucosa intestinal provocando una atrofia de las vellosidades del intestino delgado, lo que altera o disminuye la absorción de los nutrientes de los alimentos.
Entre los síntomas clásicos de la enfermedad se encuentran el bajo peso, la desnutrición, las deposiciones diarréicas crónicas y la distensión abdominal. En tanto, los signos menos frecuentes son: constipación crónica, alteraciones dentarias, aftas, anemia, trastornos óseos (osteopenia-osteoporosis), predisposición a las fracturas, trastornos gineco-obstétricos (menarca tardía, menopausia precoz, infertilidad y abortos espontáneos a repetición).
“Con una dieta libre de gluten (DLT), en la mayoría de los pacientes adultos se consigue la mejoría de los síntomas aproximadamente a partir de las dos semanas, la normalización serológica entre los 6 y 12 meses y la recuperación histológica en torno a los dos años de iniciado el tratamiento”, aseguró a Télam la Licenciada en Nutrición Andrea González, miembro de la Asociación Argentinade Nutricionistas (AADYND).
González, también Jefa del Departamento de Alimentación del Hospital de Gastroenterología Udaondo, afirmó que “en el caso de los niños cuando la enfermedad se diagnostica tempranamente, la introducción de una DLG, promueve la rápida recuperación de la tasa de crecimiento”.
“A los 19 años me diagnosticaron que era celíaca porque se lo habían descubierto a mi mamá después de muchos años en los que ella recorrió consultorios mientras su salud se deterioraba”, contó a Télam Mariana Holgado, miembro de la Asociación Celíaca Argentina (ACeA). Mariana, que hoy tiene 27 años, recordó que “al principio me resistía a hacer la dieta”, pero “al hacerla comencé a sentirme mucho mejor. Como al comenzar la dieta uno deja de estar enfermo, lo que siempre decimos desde ACeA es que los celíacos tenemos ‘otra forma de ser’, de ‘vida’, es decir, tenemos una vida normal con otra alimentación”.
Mónica Cortizas también enumeró cambios desde el momento en que se enteró que su hija era celíaca, hace 17 años: “cuando llegó el resultado de la biopsia no sabía qué hacer. Por entonces no sabía hacer ni un huevo duro. Le hice unos pancitos que eran horribles pero le juré que iba a mejorarlos”. Mónica, que hoy es dueña de un microemprendimiento de comidas para celíacos, cumplió la promesa: mejoró los panes, luego incorporó galletitas dulces, después budín, pastas, pizzas, otros postres y no paró de crear recetas.
Además, hizo un libro de recetas, da clases de cocina, creó la página www.sercelíacos.com y militó junto a otras miles de personas para lograr la aprobación de la Ley 26.588, que vio la luz en diciembre de 2009.
A partir de esta normativa, las obras sociales están obligadas a otorgar un monto de $240 mensuales para que los celíacos utilicen en harinas y premezclas especiales, más allá de cubrir la totalidad del examen de diagnóstico. También establce que los restaurantes deben incluir un menú apto y se estableció el límite permitido de gluten para que un alimento pueda ser identificado como “sin TACC (Trigo, avena, cebada y centeno)”.
La sanción de la ley y de distintas reglamentaciones, a la que ayer se sumó la obligación de incorporar a los medicamentos la identificación “sin TACC”, han sido fundamentales para mejorar la calidad de vida de los celíacos.
Desde su creación en 2007, el Programa Nacional de Detección y Control de la Enfermedad Celíaca realiza una intensa labor de difusión y concientización, capacitación de profesionales de salud, entrega de reactivos para el examen en sangre, confección de lista de alimentos aptos y articulación con diferentes hospitales públicos. “Tenemos un Estado que nos acompaña desde hace un tiempo, ya que antes todo el trabajo lo hacíamos sólo las organizaciones”, indicó Mariana, y advirtió que “en la práctica está costando que tanto las obras sociales como las casas de comida cumplan con la ley, pero de poco también creemos que lo iremos logrando”.