La firma delatora

Lesa humanidad | El integrante del Tribunal Oral Federal que puso tanto ahínco en investigar el curso de los hábeas corpus infructuosos que procuraban liberar a los abogados de “la noche de las corbatas”, resulta ser el mismo que firmó la denegatoria. Portela, el juez que pregunta lo que bien sabe.

Alejandro Martín Borawski Chanes era el abogado de Pedro Cornelio Federico Hooft cuando solicitaba la citación deljuez Mario Alberto Portela porque consideraba que el magistrado tenía que dar un par de explicaciones acerca del trámite de hábeas corpus de abogados víctimas de “la noche de las corbatas”. Poca atención se prestaba allá por el 2012 a quien empezaba a insinuar que el juicio contra Hooft era una patraña armada, y que varios de los que se llenaban la boca acusándolo tenían más de un muerto en el placard. Y lo que es peor, que algunos de los que venían a ocupar el claustro sagrado de la justicia y a afilar el dedo en el interrogatorio contra el magistrado, eran en realidad los mismos que habían firmado el rechazo de los dichosos hábeas corpus.

Ahora es posible afirmar en voz alta que salió a relucir el documento donde queda probado de manera evidente, que la confirmacióndel rechazo del hábeas corpus del abogado Hugo Alais tiene la firma clara y visible de Mario Portela.¿Por qué no lo llamaban? Si el abogado decía entonces que había un documento de la Excelentísima Cámara Penal de Mar del Plata que confirmaba el rechazo de la acción de hábeas corpus interpuesto en favor de Salvador Arestínque él necesitaba discutir, así como algunas expresiones que Portelahabía vertido durante el jury de enjuiciamiento al juez Hooft, el mismo jury en el que luego se concluiría su absolución por inexistencia de los hechos que se pretendían probar.

¿Por qué no se llamaba al distinguido integrante del TOF,si un abogado pretendía preguntarle cuestiones vinculadas asu intervención como secretario del Juzgado Penal Nº 2 de Mar del Plata, en la causa seguida en relación con la desaparición del hijo de María LuisaTouron de Toledo, y también en la privación ilegal de la libertad de Carlos Roberto Lavagna, donde el mismo Portela habría firmado el archivo? ¿Por qué?

Lo que ahora sabemos es que el abogado en cuestión quería discutir la participación del magistrado camarista en ciertas cuestiones acaecidas durante la dictadura, y explicaba que la causa que investigaba la denuncia formulada por María Luisa Touron de Toledo respecto del secuestro y posterior desaparición de su hijo, tramitaba por aquelentonces en el Juzgado Penal Nº 2 de Mar del Plata, el tribunal en donde MarioPortela se desempeñaba como fedatario.

El letrado indica su propósito, y dice que es“reconstruir la verdad real”. Pero ¿lo llaman?, ¿le preguntan algo? Por eso entrega la copia de la carta dirigida por el magistrado ahora integrante del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, al periodista Amílcar González“de donde se extrae su álgido paso por la Justicia provincial de Mar del Plata, por los años 1976 a 1978 en el Juzgado Penal Nº 2 y luego y hasta el año 1980 como secretario de la Excma. Cámara Penal de Mar del Plata”. ¿Hablamos de esto?

El abogado Borawsky Chanes dice que lo que lo lleva a hacer estas averiguaciones respecto de Portela es la activa intervención que tuvo el juez en aquellas causas que se encuentran agregadas a su presentación. Por eso solicitaque se pida al PRO.D.E, ex Secretaría de Transición, aquella causa, la que entonces cursaba en el Juzgado Penal Nº 2, por el secuestro del hijo de María Luisa Touron de Toledo, para así conversar un poco acerca de la intervención de Portela.

Resistir el archivo

Para resistir el archivo hay que tener un pasado de nobleza que rara vez habita en los edificios de calle Brown. Más aún cuando sale a relucir la foto de la resolución de la Cámara Penal, entonces integrada por Carlos María Vallejo, Eduardo Bernardo Dartiguelongue y Alberto Radziunas, que confirma el rechazo del hábeas corpus de Raúl Hugo Alais. En la resolución se alcanza a ver nítidamente la firma con sello aclaratoriode Mario Portela como secretario.

Quiere decir que, más allá de las responsabilidades que implica la aceptación de este rechazo, y la injerencia que un funcionario judicial de segunda línea tuviera en los fallos del momento cuando cumplía funciones de secretario, Portela fue tan empleado de la dictadura como todos sus compañeros. Y supo perfectamente del curso que seguían los hábeas corpus de los detenidos. Los mismos hábeas corpus sobre los que ahora pregunta casi con sorpresa. Esos mismos; los que pasaron por sus manos hace más de 40 años y no es posible que los haya olvidado.

En ocasión de celebrarse el llamado Juicio por la Verdad en la ciudad de Mar del Plata, Portela participa del tribunal que toma declaración a la esposa de Hugo Alais, el 24 de septiembre de 2007, en la que relata las instancias del secuestro del abogado y de Camilo Ricci, así como las etapas de militancia del matrimonio Alais, tanto en esta ciudad como en La Plata: “a ellos los habían ido a buscar más o menos en los mismos horarios que este grupo había llegado… Eso lo había visto la encargada del edificio, que los llevaban con las manos atrás, atadas con cadenas. Quedamos en comunicarnos; el hermano de Camilo Ricci fue a hacer las presentaciones de hábeas corpus, y mi suegro hizo lo mismo por Hugo”.

Portela-como parte del tribunal- interroga a la declarante acerca de los trámites de hábeascorpus, como si no hubiera tenido la menor idea de la mecánica con la que se llevó a cabo. “¿Cómo lo hizo?”, le dice,“¿Solo?¿Con abogado?¿Alguna otra gestión?”.

Susana Alaisexpuso que a partir de ese momento, su suegro empezó a hacer distintas gestiones, como la averiguación de paradero en las comisarías, después en los hospitales, en las cárceles, que viajaba permanentemente al Ministerio del Interior. Él era el único padre entre todas las otras denunciantes, que eran las madres.Según relata, Alais padre volvía todas las semanas sin tener ninguna respuesta.

El otro

No sólo Portela pregunta a la señora Alais con una inocencia proverbial, como si jamás hubiera escuchado hablar del trámite que él mismo firmó años atrás. También lo hace el juez Roberto Falcone, como quien ignora totalmente la participación que hubiera tenido en el trámite su compañero de cuerpo. Y precisamente le pregunta acerca del episodio en el que la denunciante fue recibida por un alto mando del ejército en el GADA, donde recibió la versión de que su marido había sido asesinado por otros activistas de la guerrilla armada, ya que según le refirió, habría querido abandonar la lucha.

Resulta evidente la situación, en la que se menciona el nombre apócrifo del uniformado, pero Falcone lo pasa por alto:”Pero quien la citó a usted fue un teniente coronel de apellido Coronel”. Y agrega: “¿Respuestas oficiales por los trámites que ustedes hicieron, ninguna?”. Por supuesto que sí, la respuesta oficial fue el rechazo del recurso que había firmado el mismo Portela.

Claro que, a propósito u oportunamente, el abogado de la señora vuelve sobre el tema, y le pregunta cuál fue el trayecto de ese trámite de recurso, qué fue lo que pasó con él, porque el hábeas del abogado Ricci sí había tenido una respuesta.Por eso agregó:“Tengo entendido que el hábeas corpus del doctor Ricci fue contestado; el que no fue contestado fue el de Hugo. Lo que quisiera pedir justamente al Tribunal, si es que está dentro de sus atribuciones, es saber cuál fue la razón por la cual el hábeas corpus de Camilo Ricci fue contestado y el de Hugo no. No sé si es atribución de este Tribunal”.

Falcone respondió: “El original del hábeas corpus de su esposo lo tenemos en el Tribunal, usted lo puede ver y obtener fotocopia. En el caso del hábeas corpus del doctor Ricci le digo, para su conocimiento y para el del doctor Soares, ha explicado el tema el doctor Rodolfo Díaz en una exhaustiva declaración testimonial, que también está a su disposición para que vea cuáles fueron todas las alternativas de hábeas corpus”.

Pero ya hace años,Portela se había referido ante la prensa al accionar de los jueces a partir de 1976, hasta la llegada de la democracia, y había dicho: “Muchos jueces que actuaron durante el Proceso hacían avioncitos con los hábeas corpus. Otros favorecían la represión ilegal directamente. Una minoría hasta iba a los centros clandestinos de detención, y algún ejemplo aislado asistía a sesiones de tortura. Muchos de ellos fueron confirmados por el gobierno democrático de 1984, en un terrible error del inicio de la democracia, tal vez más grave que las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Soy un convencido de que si los jueces hubieran adoptado en ese entonces el lugar que les correspondía, la práctica social del genocidio hubiera sido absolutamente distinta. No lo puedo probar, pero lo que sí sé es que los jueces del ‘76 al ‘84 no hicieron lo que debían hacer. Lamentablemente, después hubo un recicle, porque los peores represores luego son los primeros demócratas y muchos de estos recibieron el acuerdo y hasta siguieron haciendo carrera judicial”.
Oportuno como pocos, no aclara nada acerca de lo que él mismo hizo con los papeles que llegaron a sus manos, como por ejemplo, la denuncia por la desaparición de Lavagna, que tiene la firma de Portela cuando se procede a su archivo.
El jury de la Justicia provincial dejó en claro que no existe cuestión criminal alguna que pueda cargarse sobre Pedro Federico Hooft por su actuación como juez de instrucción en los años de la dictadura. La conducta desplegada por el juez Martín Bava encerró en una burbuja tóxica la búsqueda de la verdad: es un caso extremo de denegación de justicia a derecho que no registra antecedentes en la Argentina en tiempos de democracia.

Ahora llegó la hora de hablar de Portela: si él mismo declaró acerca de lo que hacían los jueces de la dictadura, habrá que preguntarle por qué jamás denunció a ninguno de los que –afirma- asistían a sesiones de tortura. Si los jueces de la dictadura hacían avioncitos de papel con los hábeas corpus, él, que era el secretario, como mínimo se los doblaba. Ocasión tuvo, ahora se sabe a ciencia cierta. Porque tenemos su firma estampada en tinta, y con una linda formita triangular.