La pilota

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Una vedette despega un avión de pasajeros casi a la vez que una académica destratada por sus alumnos estalla en un ataque de furia. Ambas dicen lo que les pasa por la cabeza, y la tecnología vuelve visibles las dos cosas. La gente ser horroriza solamente por el lenguaje vulgar.

Un adelanto de títulos en el noticiero diario de cualquier canal de televisión se acerca al desquicio. Los argentinos estamos repartiendo la atención entre ver que una vedette despegó un avión de pasajeros, o que una profesora mendocina fue filmada cuando se le saltaba la chaveta frente a los alumnos, y les decía cosas tales como si pensara en voz alta: “soy la estúpida de este juego, porque mientras me rompo el alma ustedes no me escuchan, a sus padres no les importa. Los funcionarios de educación factiblemente se estén riendo de mí tanto como todos ustedes”. O ni eso. El público se debate entre escandalizarse de que una profesora de Literatura utilice lenguaje “vulgar”, y comprender que nadie puede con tanto.
Pero sería posible agregar algunos elementos para la contextualización de la situación. La profesora se desempeña en un colegio de la Universidad al que ingresan los mejores promedios escolares, es decir que es factible que ella no esté lidiando con la peor de las realidades posibles en el aula. Pero aun así, ha sido alcanzada por la desidia que pone al conocimiento en el último peldaño de los valores a alcanzar. Es decir que en el encuadre social actual, el conocimiento no parece ser un factor de cambio lo suficientemente poderoso como para que un adolescente aspire a conseguirlo para su vida. Quizá sería mejor alcanzar un cuerpo de vedette, para tener el derecho de despegar un avión, como Victoria Xipolitakis.
En los medios se debate si hay que comprender o condenar la actitud de la profesora de Lengua y Literatura del secundario, que gritó y amenazó a sus alumnos porque no se interesaban por su clase. Se publicó la filmación e inmediatamente se viralizó: es decir una realidad cotidiana se hizo visible, y no hay más remedio que hablar de ella.
Los alumnos en cuestión concurren a quinto año del colegio Departamento de Aplicación Docente, que es una de las cinco escuelas de la Universidad Nacional de Cuyo. La docente, además de dictar clases de Lengua, Literatura y Latín en los colegios de la Universidad, está al frente de una cátedra universitaria en la carrera de Letras de la UNCuyo. Harta de la situación dijo: “¿Quedó claro que no soy ninguna tarada para estar delante de ustedes? Me revienta que cuando yo estoy leyendo y me estoy rompiendo el traste para que entiendan el texto (…), uno se duerma, otro lea y los otros se rasquen las partes pudendas… Y para lo que no entiendan lo que son las partes pudendas, son las bolas”.
Para algunos, la profesora llega hasta la amenaza: “A mí me encantaría que se lleven la materia todos, que alguien me pregunte y yo me haga la reverenda pelotuda. Cuando alguien me pida explicaciones, le diría “les encanta dormir en las horas de exámenes”. Menciona que muchos alumnos no ingresan a la facultad por haberse llevado Física y Química previas, en cambio ella trata de que aprueben su materia. “A la universidad no entran ni en pedo si no sacan Literatura, Física y Química. ¿Quedó claro? Están a seis meses de entrar a la universidad, y les juro que hay gente que no entra gracias a mí”, dijo.
En las redes sociales y en los foros de los medios locales, más del 80% de las opiniones son favorables a la docente. “La profesora es intachable, fue docente de mis hijos”. Otro opina: “Soy docente de Geografía, y todo lo que dice esta profesora es verdad. Pensé que pasaba sólo en mis clases”.
El colegio decidió que la profesora esté acompañada por una psicopedagoga en sus clases. “Solicitamos un asesor pedagógico mientras el episodio está siendo estudiado. Tendrá una resolución. Hay que ser cautelosos”, dijo la directora del DAD, María Ana Barroso. El video había sido ya subido a Youtube, compartido entre los compañeros, hasta que uno de los padres decidió llevarlo al colegio y mostrárselo a las autoridades.
El gremio docente también salió a respaldar a la profesora. La Fadiunc pidió una investigación profunda sobre las condiciones medioambientales del colegio. El secretario general del gremio, Mario García, dijo que la docente tiene una larga trayectoria, prestigio y antigüedad en la Universidad.

Qué novedad

¿Y qué esperaban?, ¿qué imaginaban?, ¿qué suponían? Simplemente la sociedad se escandaliza no por lo que sucede, sino porque se hace visible. El problema no es que un profesor estalle; el problema es que se supo, porque nadie puede esperar otra cosa.
¿Qué suponen las personas ajenas a la educación que sucede cuando el conocimiento devaluado dentro de una sociedad hace que un graduado universitario, profesor además de la unidad académico superior, dueño de una carrera académica de años, ejerce un trabajo que lo convierte en un fusible de tensiones diversas, cuando es simplemente en un cuidador que se debe hacer cargo de varios grupos de adolescentes durante el mayor tiempo posible, sin presentar conflicto?
Un docente gana la mitad de un sueldo inicial de empleados de comercio, que acaba de cerrar paritarias por más de $10.000, sin contar el presentismo. Para ganar ese dinero, un profesor con titulación universitaria de cinco años, trabaja tres turnos; doce horas durante las cuales tiene por lo menos 200 alumnos, que pueden ejercer el hábito de reírse del conocimiento del otro, porque es un factor desjerarquizado dentro del contexto social de lo deseable.
Quizá simplemente era mejor no enterarse de lo que sucede en las aulas. Porque de querer hacerlo, alcanza con pedir una estadística de las licencias psiquiátricas en educación, y entender que no todos los médicos mienten ni las juntas médicas son fraudulentas.

¿Y dónde está el piloto?

La vedette Vicky Xipolitakis hizo despegar el lunes por la noche un avión de Austral, y así lo muestra un video que se vio por televisión. La violación de seguridad aérea – evidentemente- se produjo por responsabilidad de los pilotos, que dejaron entrar a la mujer a la cabina y luego bromearon con ella. “Vicky, este avión es un poco tuyo, porque lo pagamos todos con los impuestos“, le dice en un momento el piloto. “Con todo lo que me chorean con los impuestos”, le responde Vicky que no ha entendido el significado de la palabra impuestos.
La vedette se mostró emocionada por la experiencia: “Me invitaron al vip y de ahí con una camionetita me llevaron al avión. Fui una pilota más, ¡manejé el avión!. Sí, me dio un poquito de miedo, pero fue una experiencia muy linda”. Y vuelve a decir: “¡Despegué el avión! Se fue para arriba, lo despegué yo. La gente no lo supo. Durante el vuelo todo fue automático, los pilotos me sacaban fotos”. Y concluye aclarando que la invitaron ellos. “Me invitaron y me encantó la experiencia”.
Según informó la empresa en un comunicado oficial, los pilotos Patricio Zocchi Molina y Federico Matías Soaje fueron despedidos. Pero ahora se agrega que la pasajera ha sido también sancionada, y que se le prohíbe viajar por la línea en cuestión durante cinco años. ¿Con qué criterio?¿Por qué ella sería responsable de prever los riesgos de pilotear un avión sin idoneidad para esa función ni para ninguna otra?

Favorecidas

La sociedad contemporánea está haciéndonos creer que hay pocas cosas que conviertan a una mujer en un objeto valioso: tan pocas como una, “estar buena”. Si no, cómo explicar que el experimento quirúrgico conocido como Xipolitakis sea merecedor de conducir los destinos de una enorme cantidad de personas, de pilotear un avión en el momento más peligroso de su trayecto, por ejemplo, el despegue. ¿Qué es lo que hace que ella pueda amenazar la vida de las personas? Pudo ocasionar un serio inconveniente, y hacerlo con la anuencia de los dos varones: los pilotos que consideraron que era una buena idea.
¿Qué es lo que hace que la profesora que dedicó su vida al estudio de la Literatura no pueda pilotear nada sin merecer insultos y desidia, sin hacerse siquiera acreedora a la simulación del respeto, ya que los alumnos simplemente se duermen frente a ella? La profesora Laura no puede despegar ni aterrizar nada, ni un libro. No puede ser “pilota”, como sí puede esta Victoria adorada por el universo de los señores, mientras conducen vidas de personas a bordo de aviones. Laura no puede nada: le faltan cosméticos o le sobran ideas. Porque las escenas que la profesora de Literatura vive a diario se parecen a muchas otras que podemos archivar en la memoria y que definidamente han sucedido en escuelas secundarias de Mar del Plata, aunque cambiemos aquí los nombres.
Situación 1: “Fulano, si seguís cantando las canciones de la hinchada de Aldosivi mientras yo trato de dar clase te voy a hacer un acta”. Respuesta de Fulano: “Ay, me va a hacer un acta la vieja chota”. Risas de los asistentes.
Situación 2: “Preceptor: estos dos alumnos se están golpeando con sus maquilas mientras doy clase”. Respuesta de la pequeña de 16 años: “Vos no te metás con las cosas de los pibes, vos acá estás pintada. Vos vení y enseñá eso que vos querés, pero con las cosas de los pibes no te metas”.
Situación 3: Alumno de primer año increpa “No me vengas a comer la cabeza porque te voy a cagar a puteadas a vos y a todos los que traigas con vos”.
Ninguno de ellos recibió ninguna sanción, porque la escuela secundaria argentina no tiene más sanciones disciplinarias, excepto una especie de probation que jamás se cumple. Pero la culpa no es del chancho. Los menores se han criado en una sociedad que le ha enseñado que saber algo no te hace merecedor del respeto de nadie. Le ha enseñado a fuego la frase popular: “la que está buena pasa primero, estaciona donde quiere y no hace fila en la oficina”. Y ellos no han creído.
En los países que tienen protección sobre el sistema educativo, los profesores y maestros sólo pueden permanecer frente a alumnos 4 horas diarias, y no 12, como en Argentina. El resto del tiempo laboral realiza otras funciones: por ejemplo atiende padres, corrige, prepara sus proyectos semanales, o tiene reuniones de equipo, de departamento, con la directora o con los psicopedagogos. Es decir trabaja en otras cosas, porque se supone que la psiquis de toda persona tiene un límite. Además, el año sabático se cumple a rajatablas, esté o no de acuerdo el profesional: debe alejarse un año de una de las tareas más estresantes del mundo. Tanto como manejar un avión o ser controlador aéreo.
Pero nosotros no. Nosotros la llevamos al borde del colapso como castigo por ser académica, y haber privilegiado el conocimiento, que, como todo el mundo sabe, no sirve para conducir aviones.