Lavandero a tus lavados

Gestión Scioli | Un documento de la Unidad de Información Financiera procura constatar la posible maniobra fraudulenta concertada entre quien fue interventor de Casinos y Bingos de la Provincia durante el gobierno de Daniel Scioli, y Florencio Aldrey Iglesias. Se trata de lavado de activos, y parece que hay pruebas fehacientes.

“Está constatado, es una prueba irrefutable”, dijo la abogada Mónica Frade en su entrevista exclusiva con la 99.9. Se refería particularmente a la investigación por lavado de dinero que lleva a cabo, y que involucra a Luis Alberto Peluso, exinterventor de Casinos y Bingos durante la gestión de Scioli al frente de la gobernación de Buenos Aires, y al empresario local Florencio Aldrey Iglesias, el hombre al que se le está terminando el reinado de las ventajas ilimitadas.

Sucede que ahora, las mencionadas investigaciones sobre posibles ilícitos durante el gobierno de Daniel Scioli en la provincia, empiezan a tener implicancias en Mar del Plata. La abogada Mónica Frade indicó que hay pruebas que establecen una relación fraudulenta entre el exfuncionario Peluso y Florencio Aldrey Iglesias. “La provincia de Buenos Aires está siendo rastrillada. Es una tarea dificultosa por la lentitud de la justicia, un tema que está instalado entre los argentinos. Pero sin justicia, no podremos tener una nación organizada”, indicó la abogada. Se estaba refiriendo específicamente a los distintos puntos de investigación que se están llevando a cabo, y en ese marco señaló: “la causa Scioli está teniendo avances lentos. Es una causa compleja donde se van abriendo ventanas y hace que naturalmente se complejice, más allá de la lentitud de la investigación. Primeramente denunciamos el área del juego, el agua, IOMA y el puerto en Mar del Plata”. La abogada explicaba que a partir de estos puntos de investigación iniciados en la justicia, se van haciendo distintos allanamientos con descubrimientos importantes: “la justicia está haciendo una auditoría, y lentamente va encontrando facturas apócrifas y otras cuestiones que confirman las denuncias que originalmente hicimos”.

Pero precisamente, el caso que nos ocupa apunta a que las ramificaciones de la investigación vienen a demostrar una actividad tendiente al lavado de dinero entre Luis Alberto Peluso y Florencio Aldrey Iglesias: “tenemos un informe de la Unidad de Información Financiera (UIF) donde surge una maniobra concreta de lavado entre Peluso y Aldrey Iglesias. Es contundente sobre una supuesta transferencia de un inmueble que luego fue rescindida; se hizo una operación entre ellos por 5 millones de pesos. Esa maniobra le costó al gobierno de la provincia de Buenos Aires 15 millones de pesos. Si bien Peluso dejó de ser el interventor de Casinos y Bingos en Buenos Aires en 2009, está acreditado que siguió vinculado a través de personas interpuestas”, señaló Frade.

Las pruebas

La abogada expuso que en esta investigación ya se presentaron ante la justicia las pruebas pertinentes, por lo cual en este momento esperan que se avance hacia un destino concreto: “es una maniobra que está constatada, es una prueba irrefutable. Está comprobado que el inmueble volvió al dueño original, que era Peluso, y que fue una maniobra para blanquear, sólo en ese inmueble, 10 millones de pesos”.

La abogada explica que este tipo de investigación está empezando a salir a la luz porque el grupo que la realiza está recibiendo colaboración de los ciudadanos, que esperan que la impunidad ancestral se termine, y que aquellos que se han beneficiado ilegalmente sean condenados de una vez. Para Frade, es una noticia que se debe destacar, fundamentalmente a partir del papel que le otorga al periodismo a la hora de quebrar el cerco de silencio del que se han valido los arreglos espurios durante años: “estamos en un momento bisagra donde algunas cosas están pasando. Lentamente, pero están pasando. Cuesta mucho investigar porque las corporaciones son muy fuertes, y penetrarlas es dificultoso. Vamos en la dirección correcta”.

El documento elaborado expone que efectivamente se registró un depósito en el Banco Julio SA de sucursal Lavalle, sobre la cuenta de Peluso entre los meses de mayo y junio del año pasado. Pero el depósito era más que llamativo: superaba los quince millones. El hecho llamó la atención de los investigadores, toda vez que ya existía una denuncia -que provenía del despacho de la diputada Carrió- que solicitaba la investigación del posible desvío de dinero con  el cual se conseguirían fondos para financiar campañas a través de agencias de juego o bingos.

Peluso había sido designado por el entonces gobernador, pero tuvo que renunciar en 2009, cuando ya pesaban graves denuncias en su contra. Las investigaciones actuales aseguran que, a pesar de todo, continuaba administrando en las sombras. En aquel entonces se lo denunció como integrante de una mesa que prestaba dinero para grandes apuestas en el casino flotante La Estrella de la Fortuna, y por presuntas irregularidades en la entrega de 176 licencias de lotería para agencias de la provincia de Buenos Aires

Parece que Peluso buscaba la manera de hacer pasar por lícitos los fondos de su cuenta bancaria del Banco Julio SA, y entonces declaró que provenían de una indemnización que había cobrado, por haber rescindido un contrato de cesión de un boleto de compraventa con la firma Cintura SA. El inmueble en cuestión estaría ubicado en CABA sobre la calle Azopardo, y por él se habían pagado originalmente algo más de cinco millones. Lo que dicen es que en 2013, esta firma Cintura –representada por Lourdes Noya Aldrey- le cedió el boleto a cambio de un pago de cinco millones. Florencio Aldrey Iglesias era el presidente de esa firma, cuya actividad comercial no queda muy clara.

Pero en 2017 las partes decidieron dejar sin efecto aquel convenio de cesión, y  entonces Aldrey le pagó más de 15 millones en concepto de reparación indemnizatoria por no haber podido llevar a cabo la escrituración. Qué generoso. Los pagos de esa indemnización se realizaron en 7 cheques, la mayoría del BBVA, que Peluso depositó en su cuenta, y que convirtió en 750.000 dólares blanqueados. Los dólares son fruto de convenios precarios, porque en ninguno de ellos intervino un escribano público.

El dueño

Florencio Aldrey es el dueño de la firma Hotelera del Mar, a la cual se le otorgó la concesión del casino del Hotel Provincial en tiempo récord, por una disposición de la Gobernación en 2008, cuando Peluso era interventor del Instituto de Lotería. El contrato tenía tantas irregularidades, que al tiempo se determinó el cierre del Casino y una denuncia penal contra Scioli. En esa denuncia se describe a Peluso como partícipe del desvío de fondos públicos para promover campañas publicitarias, o para favorecer el enriquecimiento de funcionarios. Fue el gobierno municipal local el que anuló la exención de tasas impositivas para el Hotel Provincial de las que gozaba Aldrey, que ya tenía la concesión del Hotel desde los años 70 pero no había encontrado la manera de explotar el juego.

Tan descarada es la maniobra, que aquella empresa Cintura le cedió a Aldrey el mismo boleto anulado con el fin de otorgar licitud a los cheque de Peluso, que provenían de firmas que son de propiedad de Aldrey, como Editorial La Capital y Emprendimientos Terminal.

La firma Cintura, más otra llamada Madero Nuevo, y el mismísimo Aldrey tendrían el mismo domicilio fiscal: la propiedad de calle Azopardo de la que se habla en cada uno de los documentos en cuestión. Pero de Cintura no se sabe nada más. Una empresa fantasma con escasísima actividad impositiva y cuentas dadas de baja por oficio, que parece ser sin duda un montaje que le permite al empresario realizar los movimientos financieros a los que siempre ha estado más que acostumbrado.

Es posible que –hablando mal y pronto- se le venga la noche. Si alguien de verdad se propone tirar de la punta del ovillo, es posible que el hilo conductor de esta madeja lleve la investigación hasta el descubrimiento de la gallina de los huevos de oro que el españolísimo ha criado durante décadas. Y es posible que no sea una gallina y que ni siquiera ponga huevos.