Un cierto trasiego imprudente

central937
En los finales de época, la suciedad escondida bajo la alfombra brota hacia la superficie, indefectiblemente. Y para la gestión de Gustavo Arnaldo Pulti al frente de la administración del municipio de General Pueyrredon no habrá excepción.

No se trata solamente de las precisiones que viene llevando adelante sin claudicaciones el concejal Reinaldo José Cano, revelando mes a mes el destino espurio que la administración de Gustavo Pulti les otorga a los recursos públicos de General Pueyrredón; o de las acciones que sostiene consistentemente la Fiscalía 10 de Delitos Económicos, que mantienen en la picota judicial a Adrián Alveolite, Eduardo Bruzzeta, y pendiente de nueva prueba la denuncia por enriquecimiento ilícito contra Gustavo Pulti por la compra de una vivienda en Viamonte 2865. Es eso, pero es mucho más que eso.
El Tribunal de Cuentas de la provincia de Buenos Aires ha iniciado un proceso tendiente a esclarecer responsabilidades económicas por el desastroso traspaso de bienes al Ente de Obras y Servicios Urbanos (ENOSUR), recibidos del EMVISUR en 2009. La actual gestión municipal decidió en su momento dividir el EMVISUR en dos entes: EMVIAL, y ENOSUR, lo cual significaba asimismo dos directores, dos gerencias, dos estructuras administrativas completas. En suma, funcionariado creciente, y gasto ídem.
El organismo, cuya función primordial es observar con lupa cómo se gastan los dineros que los contribuyentes acercan a las arcas comunales, investiga la naturaleza de ese traspaso de bienes que no fueron debidamente registrados en la oportunidad. Y ya se han podido establecer diferencias notables de registro de bienes materiales e inmateriales existentes al cierre del EMVISUR, que claramente evidencian el desorden administrativo y funcional al que la gestión Pulti nos tiene a los marplanteses harto acostumbrados.
En lenguaje simple: nadie sabe dónde están o fueron a parar equipos y bienes diversos hasta el día de la fecha. Ni Marcelo Artime, ni el ex titular del ente, Manuel Regidor, ni tampoco la contadora María Laura Maraschini han cumplido con los preceptos de ley para establecer fehacientemente el estado y destino del patrimonio público en cuestión.
El daño patrimonial es de alto impacto. Según señala el tribunal, “a raíz de la falta de confección del acta de transmisión, existen bienes por valor de treinta y dos millones de pesos que no están registrados en el patrimonio municipal en los entes creados a partir del desmembramiento del EMVISUR”. Asimismo se señala, con la firma de Ricardo Patat, que “como consecuencia de ello, y luego de haber transcurrido más de cinco años de producido el incumplimiento, se dificulta delimitar las responsabilidades ante posibles faltantes del patrimonio municipal”. Agrega el texto que “las autoridades deberán aportar la documentación que demuestre acciones concretas a fin de incorporar los bienes recibidos”.
Los interrogantes abundan: ¿cuánto y qué falta?, ¿dónde está, en manos de quién o quiénes está todo el patrimonio público faltante? Y por último y no menos importante: ¿quién se ha beneficiado materialmente con la desapariciónde bienes del Estado municipal por treinta y dos millones de pesos?
También surge de la tarea del Tribunal de Cuentas que la comuna ha sido condenada en el juicio iniciado por Mónica Donahyhy y otros contra el ENOSUR por alquileres impagos, daños y perjuicios sobre el inmueble de avenida Luro 2554. El inmueble de marras fue dejado por la comuna en 2004 en estado ruinoso, estableciéndose que el EMVISUR y la comuna deben pagar una indemnización de ciento ochenta y cuatro mil pesos, más intereses, más costas. Apelada la sentencia por la comuna, hay un embargo por algo más de doscientos mil pesos hasta que se llegue a una definición judicial definitiva.
El final de época de Gustavo Arnaldo Pulti está marcado por el ahogo de las finanzas públicas, el desmadre de la planta de personal, y de cara a las próximas e inminentes elecciones, una actitud para nada democrática de dar al adversario político el trato de enemigo. Para él, en este caso personalizado en Carlos Fernando Arroyo, ni piedad ni consideración, ni verdad. La misma falta de piedad que deberán tener quienes en el próximo turno tengan que limpiar la basura escondida bajo la alfombra, que asoma y huele, incluso a pesar de la manipulación y el bloqueo mediático.