Debate y expulsión

La acción política destinada a poner en foco la situación procesal de Julio De Vido concluyó con premio para el gobierno de Mauricio Macri, que ha hecho de exponer la conducta criminosa del pasado gobierno un activo electoral valioso. Si bien la acción se desarrolló en el Parlamento y allí las principales espadas de Cambiemos tuvieron una actividad extensa e intensa, fue la Casa Rosada la que diseñó, dirigió y monitoreó la estrategia que tenía por objetivo exponer la voluntad política de la actual administración de terminar con la corrupción.

El pulso legislativo lo llevó el diputado Pablo Tonelli, y el show corrió por cuenta de Elisa Carrió, quien no trepidó en llamar a De Vido “infame traidor a la Patria”. El debate sobre si corresponde separar a Julio De Vido del Congreso por su condición de inhábil moral para ser parlamentario es un paso previo a aquello que viene con posterioridad a las elecciones de octubre. Es que en este esquema queda claro que el Gobierno, cualquiera sea el resultado electoral, sabe que Cristina Fernández será senadora por Buenos Aires. Como contrapeso, los votos obtenidos para expulsar a Julio De Vido y los votos faltantes serán clave para impulsar la voluntad electoral de cambio como ariete de campaña.

La frustración del presidente Mauricio Macri en este tiempo es evidente. Recientemente, distintos referentes se han pronunciado ante la lentitud judicial, y mucho más incluso. El diputado Waldo Wolff es uno de los que ha establecido un punto a ese respecto: en declaraciones a la 99.9, Wolff ha señalado que si la sociedad quiere cambio debe apoyar a los legisladores de Cambiemos, para obtener los votos en el Parlamento y en el Consejo de la Magistratura.

Es a tal punto relevante el triunfo obtenido por la bancada gubernamental, que la respuesta de Sergio Massa fue poner en palabras ofensivas su propia frustración, tratando al gobierno de Macri de “misma mierda” que el kirchnerismo, cuya facción y administración integró.

No es menor el impacto que provoca en la Argentina en estos días el fallo del CIADI, que condena a nuestro país a pagar 320 millones de dólares al grupo Marsans por la reestatización de Aerolíneas Argentinas, operación que fue ajena a derecho, y eso se paga. El video de Sergio Massa junto a De Vido y Ricardo Jaime celebrando la acción política hoy condenada en el CIADI irrita a Massa, y lo aleja del lugar de confianza que necesita para hacer pie en una elección que lo tiene en un incómodo alejado tercer lugar.

El Gobierno golpeó fuertemente en esta ocasión. Dejó en un mentís a los críticos que dicen que no saben o no entienden de política, y generó dos escenarios: uno hacia las PASO, y el otro hacia octubre, cuando la presión sobre los exjerarcas del gobierno de Cristina Fernández se va a intensificar. La cuestión de la inhabilidad moral está servida, y seguramente será instrumento del acoso y derribo de la senaduría de Cristina Fernández.