Una decisión crucial

edi991

La operación para destruir política y humanamente a Emiliano Giri cayó por su propio peso. Los delitos imputados eran de imposible factura, tal como señaló este medio el día de su detención.

Lo acontecido con la imputación de Giri y su eyección del Gabinete municipal fue aprovechado por Florencio Aldrey Iglesias para montar una campaña miserable de persecución basada en mentiras y medias verdades. La resolución que libera a Emiliano Giri de toda responsabilidad criminal en las maniobras realizadas desde Astilleros Rio Santiago, avalada por el juez de la causa, fue signada por el mismo fiscal que armó la maniobra incriminante, señalando que nada hay y nada puede haber en referencia a Giri y los delitos investigados.

Es razonable señalar que los delitos investigados tienen que ver con la matriz de corrupción instalada en el gobierno de ocho años de Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires. En el caso puntual de Astilleros Río Santiago, todo se inicia con la solicitud del ministro de la Producción Cristian Breitenstein, oriundo de Bahía Blanca, quien resentía el tiempo que le implicaba trasladarse de su ciudad a La Plata cada semana. Breitenstein pidió y obtuvo de sus colaboradores recursos para pagar avión particular que lo trasladara de Bahía Blanca a La Plata sin pasar por el aeroparque metropolitano.

Al principio, los contratos ilegales -de eso se trata la causa que debe investigar el fiscal de Delitos Económicos Mariano Paolini- tenían por objeto reunir los recursos para pagar el avión que trasladaba al ministro, evitándole los inconvenientes que le generaba el tráfico aéreo habitual que soporta el resto de los mortales. Héctor Scavuzzo  armó una red de corrupción que, según se indica, superaría los 1.500 millones de pesos, y está aún hoy en un limbo por la falta de acción concreta del fiscal Paolini. Paolini se enfrascó en el show avalado por los medios, sin criterio alguno ni relación real con los hechos, que claramente indicaban que quien nada tenía que ver con la administración de Astilleros Rio Santiago (Giri), nada podía tener que ver con el desvío de fondos.

En el orden local, la exculpación de Giri abre interrogantes respecto de qué y cuándo se restablecerá el equilibrio político que se alteró con su renuncia motivada por la detención, y expone ante la comunidad la miserabilidad de algunos intereses, como los del diario La Capital y su dueño, el anciano aldeano de Lugo, Florencio Aldrey Iglesias: al correr de esta edición, el diario de marras no había publicado una línea sobre la exoneración de Giri ni el punto final que esta definición judicial le ha puesto a esta ignomia extraordinaria.

La decisión de dar lugar a la verdad es un dato crucial de la vida política lugareña. Coloca en su lugar a los hechos tal como se dieron, deja expuestos a los miserables y abre interrogantes en la política que las próximas semanas comenzarán a despejarse.