Malas lenguas 1072

Imagen e hipocresía I. Ya casi como que dando por hecho que el vecino de San Isidro está en Mar del Plata instalado para competir, en el retiro de Chapadmalal la gobernadora Vidal recibió a Guillermo Montenegro en pie de igualdad con Maximiliano Abad y Vilma Baragiola más Lucas Fiorini, quien se auto registra como “de la línea interna de Vidal”, un mostrenco compuesto casi exclusivamente por peronistas de diverso pelaje que difícilmente representen cambio alguno. No estuvo -cuando menos para la foto- el diputado nacional Juan Aicega, al que le están operando temas personales que nada bien deben caer en la Gobernación. Las imágenes, que son la base de la introducción marketinera original del PRO y aceptada por los socios de la UCR, también revelan la ausencia del diputado provincial Guillermo Castello. Fue una interesante foto de familia, en la que todos desconfían de todos en tanto ojean encuestas de posicionamiento con vistas al 2019 y tiran como al pasar que “aún no es tiempo de candidaturas”.

Imagen e hipocresía II. La ausencia de Carlos Fernando Arroyo era de esperarse. En la conferencia de prensa -en la que sólo estuvo acompañada del único miembro del gabinete con el cual habla cotidianamente-, la gobernadora Vidal, ante la pregunta referida al intendente de la ciudad, eligió decir que mantiene su apoyo tal como hasta ahora, y habló de los índices positivos para Mar del Plata. En Tandil, Vidal no le da espacio junto a su imagen inmaculada y emponchada al intendente Lunghi. En el caso serrano, Miguel Ángel Lunghi lidera cualquier encuesta con el 80% de aceptación, en tanto que en Mar del Plata, el Ladrey News dice que Carlos Fernando Arroyo “sólo tiene el 20% de imagen positiva”. En ese predicamento -uno por mucho, otro por poco-, ninguno ameritan la foto que sí se le regala a Verónica Magario, intendenta de La Matanza, bien peronista ella por cierto.

Imagen e hipocresía III. Así como no hay foto conjunta con los referentes provinciales de la Coalición Cívica, no hay con intendentes que no sean del PRO, a excepción de los que provienen del PJ. María Eugenia Vidal necesita tropa propia, y eso implica subordinación absoluta, que ni Lunghi ni el hombre del piloto le proporcionan. En el caso de la Coalición Cívica, la insistencia de Carrió de ir por Scioli y su hombre en la ciudad, Florencio Aldrey Iglesias, complican la relación hasta absolutos políticos que pueden estallar el año próximo fuertemente. Para Vidal el 2109 parece asegurado, mientras que el 2023, sin aparato propio, es algo complejísimo y que fácilmente una organizada UCR le puede primerear en una PASO nacional.