Malas lenguas 848

Preparativos. Todos dan al año que empieza casi por fenecido, políticamente hablando, y ya se empiezan a ver los aprestos para el 2015 sobre el sillón mayor de la intendencia de Gral. Pueyrredón. Lo anunció Carlos Cheppi: “Vamos por el poder en la ciudad. Que lo sepan Aldrey Iglesias y sus socios locales”. No lo dicen en voz alta, pero los radicales gozan cada vez que alguien vocea “ahora viene Vilma”, y esa es una voz que se escucha a diario de manera muy extendida. Claro que no están solos, también hay otros con ambiciones. Javier Faroni, instalado desde calle Güemes -su centro de operaciones es la confitería café Hardy, ubicada frente al teatro Güemes, ex La Subasta, del cual, se afirma hoy, es único dueño- cree estar en condiciones de ser el próximo intendente de la ciudad. Y hay movida económica y palanca política de la mano del tigrense Sergio Massa.

Ascenso olímpico. El tweet decía: “Leé página 18 de Clarín”. ‘Manino’ Iriart tuvo su epifanía el pasado sábado, cuando los diarios Clarín y La Nación reflejaron su presencia en el asado compartido por Daniel Scioli y Hugo Moyano, del cual surgió un acuerdo político que mucho tuvo que ver con la rebaja de pretensiones del camionero en torno al bono de fin de año que buscaba obtener para los suyos. De la reunión de marras participó Iriart confirmando su ascenso a las ligas mayores, en reconocimiento a su labor política el día del paro policial y su actitud de proteger al jefe de la Bonaerense Hugo Matzkin. Por extraño que parezca, Matzkin salió de la seccional primera merced a los buenos oficios del diputado, quien logró un pacto con los policías y familiares para que pudiera partir sano y salvo -excepción hecha de su dignidad, que quedó muy maltrecha- de la comisaría en donde lo retenían. Scioli tomó buena nota de la cuestión.

Acuerdos y no tanto. Dicen que fue una derrota de Nicolás Maiorano, que quizá se sobreestimó, pero lo cierto es que un acuerdo del FPV y AM le arrebató al radicalismo la presidencia de la comisión de Legislación. Con el mismísimo Carlos Cheppi acusando a AM y a la UCR de connivencia con Aldrey, a la hora de repartir cargos no hicieron asco y sumaron votos con los accionistas marplatenses para acumular poder interno en el Concejo Deliberante. La piedra de toque fue Cristian Azcona, que sumó voto a favor a cambio de la presidencia de la comisión de Turismo.

Aprestos. No se define el esquema en el FPV a nivel de reparto de poder y comisiones del PJ en sus distintas facciones. Esto lleva a que, por ejemplo, Gabriel Pampín se aburra y reclame que se solucione el tema para poder empezar a legislar de una buena vez. Pampín goza de una cierta fama en la política lugareña. Todo viene a cuento de una “cogoteada” que data de años atrás.

La cogoteada. Pampín viene del “palo” de Juan Garivoto. El Gordo había pactado algunas cosillas con Gap/Perogrullo/Cospelito, entre las cuales se arregló el ingreso de Pampín a la planta de personal revistando en el área de Servicios Generales. Tenía un trabajo simple: recorrer la ciudad y detectar baldíos, rupturas asfálticas notorias (de las otras hay para hacer una Biblia en chino), etcétera. Un día, el dolorense llamó a Pampín por Nextel, gritándole airadamente, al tiempo que lo insultaba con leguaje carrero variopinto. Pampín no respondió, cerró el teléfono y se dirigió al palacio municipal. Una vez allí aguardó pacientemente, para luego ser recibido por el guapo de arriba de ojos celestes, quien le inquirió con gesto de pocos amigos: “¿Y a vos qué te pasa, che? ¿Qué querés?”. Pampín le devolvió la mirada, y respondió: “¿Por qué no me decís en la cara todo eso que me dijiste por teléfono?”, al tiempo que lo tomaba de la camisa y lo sacudía como bolsa de papa. Dicen las malas lenguas que nunca están ausentes, que en el palacio, el tufillo a detritus quedó impregnado por todos lados durante varios días.