Malas lenguas 855

Surfeando el poder I. La situación del balneario Waikiki y la disputa por su concesión tienen bemoles que no están a la vista de los medios en general. Aparece, en primer lugar y cuasi cartabón de exhibición, Fernando (a) “el Rata” Aguerre, creador de Reef, hoy una multinacional de ganado renombre, quien busca reinsertarse en la comunidad marplatense anunciando una inversión en millones de devaluados pesos para el balneario que hasta hoy regentea Domingo Di Scala. Una batalla de posesión con el tablero inclinado, ya que Di Scala no es querido por la administración Pulti, que tiene además que “pagar” por favores y necesita hacer devoluciones.
La sociedad que tiene por rostro visible a Aguerre está integrada, se sostiene en los pasillos del EMTUR, entre otros por Alejandro Gómez, pope de Coarco, principal beneficiario de obra pública en la ciudad. Entre otros emprendimientos, Coarco llevó adelante la terminal de cruceros y el Museo de Arte Contemporáneo. Gómez gusta de cultivar un perfil bajo pero con apariciones controladas. Hace años dio a conocer que era adquirente del primer Prius en la ciudad, vehículo híbrido de alta gama de Toyota. En la gacetilla decía que así “demostraba su permanente compromiso con el medio ambiente”. En fin.
Di Scala, un rústico que llevó a la concesión al estado actual de desarrollo, no la pasa nada bien. Se ve afuera empujado por una facción que sabe moverse con el poder. De hecho, Pablo Fernández Abdala le dio el “ukase” en público. Según informa Tres Líneas, Fernández Abdala señaló: “La decisión de la Municipalidad es la de cumplir la ley. ¿Qué dice la Ley?: que hay una concesión vencida y se debe volver a llamar a licitación. Esto es muy claro. Las playas son patrimonio de Mar del Plata y lo que vamos a hacer es cumplir con la ley”. La ley y los compromisos con los financistas compañeros de ruta de AM. Faltaría más.

Surfeando el poder II. Fernando “el Rata” Aguerre goza de aupamiento en Mar del Plata. En reciente entrevista, glamorosa y afectuosa de Marcelo Pasetti, decía en las páginas de La Capital: “Me encantaría ayudar a jerarquizar esa zona, con raíces surferas reales en el país. Curiosamente, Waikiki, en Hawaii, es la playa cuna del surf moderno, donde unos pocos hawaianos resistieron a la prohibición de surfear a finales del siglo XIX, y desde donde salió el padre del surf moderno, el Duke Kahanamoku. Nuestra Waikiki, es también cuna de nuestro surf, de nuestra cultura playera de hoy. Me encantaría que no fuera “un balneario”, sino un centro social y cultural, pero no sólo del surf, sino de la cultura de playa, que es parte de lo que es Mar del Plata. Hace 100 años la playa era privilegio de pocos, igual que los deportes. Hoy la playa es para todos, igual que los deportes. Espero que esta visión, que es compartida por mucha gente en muchos sectores, se convierta en frutos reales y que Waikiki sea un agregado de valor a la ciudad”. Traducido: saquemos al “groncho” de Di Scala, que sólo hace negocios, y déjenmelo a mí que soy algo así como un alma sensible y libérrima. Híper millonario y sensible.

Sobre calles y tributos. Al tiempo que la comuna usa a la policía para tapar carteles con reclamos de vecinos, nada hace para que los barrios estén en condiciones sensatas. Esta semana, en la 99.9, llamados de vecinos revelaron que la línea 591 había interrumpido el recorrido por Parque Palermo por el estado desastroso de las calles. Cada pasajero que se transporta en MDP paga un 1,5% del valor de cada boleto para un fondo de mantenimiento de calles que acumula unos tres millones y medio por año. Es un fondo aplicado que debería ser usado con la finalidad de que los recorridos de los micros estén transitables. Otra inquietud de adónde va el dinero de los contribuyentes. Y Pulti habla de “la agenda vieja”. Esa agenda tan vieja pero tan vigente como siempre.