Dos tristes tigres en fuga

En la edición 1000 de Noticias & Protagonistas, en la columna de Malas Lenguas señalábamos que Lucas Fiorini y Alejandro Carrancio habían pasado a revistar a las órdenes de Joaquín de la Torre, hoy ministro de Gobierno de María Eugenia Vidal, y asumían un curso de diferenciación dentro del Frente Renovador que lidera Sergio Massa. Sin embargo, en sólo seis semanas, la torpeza política de Fiorini lo ha llevado de la expectativa de ser candidato a Intendente por dicha organización política (siempre en caso que para 2019 el FR aún exista) a la embarazosa situación de ser expulsado partidariamente en una ejecución sumaria ordenada por whatsapp desde Pinamar por el dirigente tigrense y llevada a cabo por los diputados nacionales Graciela Camaño y Facundo Moyano.

Curioso, cuando menos, que en tanto iniciaban el proceso de expulsión de Fiorini y su alter ego Carrancio, acusándolos de transfuguismo político, en una segunda fila y con cara de aburrido podía verse al senador por la Quinta Sección Electoral Juan Curuchet, quien obtuvo su banca por la gracia política de Daniel Scioli, a quien abandonó luego de la derrota presidencial en 2015. El transfuguismo es una constante de la política argentina. Muy bien y llanamente lo explica un dirigente justicialista acerca del significado del 17 de Octubre, Día de la Lealtad Peronista: la fecha existe “porque los otros 364 días son para traicionar”. Si la traición es la fritura que alimenta el caldero humeante de la política, es válido preguntarse, entonces, porqué semejante acto de disciplinamiento en un lugar como Mar del Plata, tan expuesto políticamente.

La razón es que en la Quinta Sección se jugaba una partida de varias manos en la aprobación de los presupuestos para 2017. En ese juego -con Massa articulando con los intendentes del FR por medio de Joaquín de la Torre- existía una negociación que vinculaba los votos en General Pueyrredón con los votos en otros Concejos Deliberantes. Lucas Fiorini apuró la votación en MDP en apoyo al presupuesto, sin esperar el cierre de acuerdos en otros distritos, desoyendo el diktat de Massa y subordinándose al de De la Torre. Cambiar de banca podría ser tolerable, pero mojarle la oreja al líder (así se siente Massa precisamente) tiene este precio que hoy está en escena.

La decisión del FR de nombrar presidente de la bancada a Cristian Azcona y comunicar la decisión por carta documento al presidente del Concejo Guillermo Sáenz Saralegui, trajo un día de inútiles cabildeos creados por el presidente del HCD, que poco y nada parece entender de la dinámica del parlamento local. Hasta ahora, Fiorini y su ladero Carrancio no dan explicaciones, no se defienden y guardan silencio esperando a ver cómo se desliza la ola. No hay esperanza para Fiorini en el FR, eso está claro. Quizá busque formar un bloque nuevo, o se integre al bloque de los accionistas marplatenses. Si es por transfuguismo político, allí debería sentirse como en su casa.