Escenarios

Han pasado ya las elecciones de medio término, que dejaron a AM en el lugar que le corresponde: el de una fuerza marginal en el contexto político de la ciudad. La resultante del voto popular llevó una vez más a Gustavo Arnaldo Pulti y los suyos al pequeño lugar que siempre ameritaron.

No es, como solía decir -creo que ya cambiará su discurso patético- el titular de Inspección General Eduardo Bruzzeta, que Pulti todo lo puede y todo lo determina, una expresión más propia del seguidor de un culto que de un funcionario de un gobierno democrático. A treinta años de devenida la democracia, esta elección reveló una ciudadanía viviendo a pleno sus responsabilidades. Se votó en paz, sin incidentes o situaciones vergonzosas. Se votó y luego se disfrutó del día a pleno sol y en familia. Mar del Plata brilló ese día como suele hacerlo cuando el sol está a pleno: en la costa, los parques, en los restaurantes, en los hogares, todo fue un dejar fluir. El voto es ya parte de la sociedad argentina: no hubo militares armados custodiando las urnas, sino una sencilla presencia sin exhibición de armas largas y sin otro objetivo que una expresión simbólica de orden.
Fue una jornada extraordinaria, que también marcó la derrota de Florencio Aldrey Iglesias. No surtieron efecto páginas y páginas, en formato de publicidad y publinotas que perseguían llenar al público con la idea de que todo está bien, que aquí no pasa nada, y si pasa, no es culpa de esta administración municipal.
Pulti estuvo a la altura de sí mismo. Señaló: “no nos ganó un proyecto, nos ganó una militante”, como si militar una convicción fuera algo de naturaleza menospreciable. Soberbia y negación, un combo que lo ha acompañado toda la vida: reducir el triunfo electoral de la lista encabezada por Baragiola a la única dimensión de su militancia es negar los hechos.
No hay un solo proyecto, salvo el CEMA, que le sea propio al intendente: el emisario submarino fue iniciado por Aprile, continuado por Katz y hoy en proceso final; el área de disposición final de residuos tiene la misma historia. Insisto: Pulti no tiene un solo proyecto propio, que no sea el de apoderarse de fondos públicos a como dé lugar. A tal punto y en tal magnitud, que horas después del comicio inició junto a su esposa Lucila Branderis la adquicisión de un inmueble de alto valor en San Carlos. Ya daré detalles al respecto.
Lo que viene es una batalla por la transparencia. José Reynaldo Cano, concejal electo, habla claro y preciso: “el intendente malversa fondos”, señala. Y lo hace utilizando partidas afectadas para gastos comunes, en su mayoría improductivos, como los trecientos mil pesos que le paga a cuatro meteorólogos para que den una lectura interpretada del pronóstico que realiza el Servicio Meteorológico Nacional.
No puedo aún hacer una afirmación, pero se sostiene en el palacio que ese y otros contratos tienen vuelto. ¿Obligaciones políticas, aportes para la campaña? Todos los eufemismos están sobre la mesa.
El otro frente que se abre es el de la educación en General Pueyrredón. En ese segmento electoral, el Frente Cívico y Social ganó todas las bancas y asume absoluta mayoría. Es así que la consejera Claudia Píccolo reveló en la 99.9 que va por la presidencia del Consejo. Esta caja de Pandora también será investigada, hasta la presidencia de la actual senadora provincial Alejandra Martínez cuando menos.
El tiempo por venir alejará la prepotencia del número, instala a otros jugadores, y da oportunidad a quienes como el ahora electo concejal Daniel Rodríguez le tienen que dar a esta ciudad respuesta fuerte, seria y contundente de una buena vez.