Más relato

El intendente Gustavo Pulti insiste en señalar que “la agenda vieja está terminada”. Así, sin una pizca de pudor, se lanzó autorreferencialmente a adjudicarse haber puesto al municipio en marcha y cancelar la agenda vieja de Mar del Plata. “Tenemos un equipo que trabaja constantemente todos los días del año y que no tiene escándalos de corrupción. Trabaja decentemente y está en la calle, haciendo cosas”, ilustra.

Pendiente de la imagen y el relato, GAP subrayó desde el CEMA que “empezarán el año que viene los estudios para los 150 kilómetros de bicisendas, se renovó la coordinación técnica del Plan Estratégico, se accedió a la plataforma del BID, generando una agenda nueva en medio ambiente, transporte y tránsito… Son hitos de gestión y trabajo que empiezan a marcar un rumbo. Mar del Plata empieza a tener desafíos de otra dimensión de ciudad”. Cháchara. Perogrullo en su máxima expresión.

El CEMA es un fraude a la fe pública. Es insostenible, y presenta a diario problemas operativos en escala de medio a graves y muy graves. Una fuente nos hace saber que cuando construyeron el edificio del CEMA, parece ser que los estudios de geodesia no informaron de la posibilidad de que la vía que circunda la propiedad, por la que pasa por lo menos dos veces por semana el tren a Miramar, deja sin servicio los equipos de resonancia magnética por la vibración que produce en las vías la formación de vagones. Menudo problema, y una de las tantas cuestiones que no se analizaron debidamente. Y puedo hacer una lista: los profesionales ecografistas, por ejemplo, llevan a diario de su casa rollos de papel para limpiar el gel utilizado en los monitoreos con scanner, porque no se los proveen. O la situación que se vive con el proveedor de equipos médicos de alta tecnología, que no percibe en tiempo y forma el pago de insumos. El atraso en los pagos superaba a octubre largamente los quinientos mil pesos.

Está bueno sacarse fotos en el CEMA. Pero mejor sería que lo hicieran funcionar seriamente y no a los tropezones.

Pulti se arroga haber terminado con el tema de la basura, pero no es cierto: el viejo basural sigue en llamas y no hay un programa para llevar adelante la remediación del mismo. Y si de agenda vieja hablamos, ni qué decir del tema seguridad, que no cesa en su goteo criminal sobre la población de la ciudad. Incluso cuando se intente ocultar la situación tras torpes titulares como el de La Capital de hace unos días: “poco trabajo para la policía, apenas tres delitos en un día”. Tres delitos puede no ser nada para quien no los sufre, pero es la vida de las víctimas. Y debería serlo para los responsables de evitarlos.

Nada viejo ha sido resuelto. La cuestión de la actividad pesquera es una realidad que GAP no registra. No alcanzan los elogios del ministro Randazzo para eludir su responsabilidad en la no resolución del banco de arena que aún está ahí, como un gran obstáculo amenazante, o esa ridícula construcción que debería recibir cruceros que obviamente no pueden ingresar al puerto de la ciudad por falta del calado necesario.

El intendente dice que gracias a su gestión y la de su equipo todo ha cambiado para mejor. Mejor para él, y nada más que para él. Junto su esposa, este año han embolsado más de un millón de pesos, sólo en salarios públicos. Es obvio que ninguno de los dos podría obtener ese monto si tuvieran que trabajar a diario para ganarse el sustento. La plata que se llevan del erario público es un auténtico dislate, y sus logros son sólo relato.