Silencio cómplice

Han transcurrido ya 5 días desde aquél en que en este medio, el abogado Julio Hikkilo revelara la existencia de una pericia contable en poder del fiscal Javier Pizo, que sella lo que en clave política sostiene el concejal Cano sobre el delito de malversación, practicado de manera continua por el intendente Gustavo Arnaldo Pulti con los recursos económicos de la comuna de General Pueyrredon.

Ni el diario La Capital, su alter ego Crónica de la Costa, ninguno de los dos canales de aire o el conjunto de medios digitales se han dado por enterados del tema, callando ante sus audiencias esta sonora novedad político-judicial. Sin embargo, más ominoso aun es el silencio de los dirigentes políticos representantes de la voluntad popular en el Concejo Deliberante. Ni los horrorizados actores del Frente Renovador, tan impresionados por las cuestiones morales que hacen al “affaire Baragiola”, ni los enjundiosos curules del “cristinismo”, que a diario hacen del tema promoción de la prostitución en la ciudad su comidilla para cuestionar a Florencio Aldrey Iglesias, se hacen notar en un tema de raigambre intensa como es que el Intendente malverse recursos públicos afectados a cuestiones esenciales.
Lo del radicalismo ya supera cualquier especulación. Sometidos a intenso fuego mediático por la cadena de corte y pegue de gacetillas municipales -no las que informan lo que el municipio debe informar, sino las que generan un espacio de diatriba máxima sobre actos o personas- desde que Eva Moyano le plantó la cámara oculta a Vilma Baragiola, callan ante tamaña situación, en un silencio que amplía los interrogantes sobre la conducta de estos actores públicos y los instala en la incertidumbre generalizada. Tan extraño es lo que ocurre, que en esta semana que se entiende clave para la situación política de Baragiola como titular del cuerpo legislativo municipal, Nicolás Maiorano se va dos semanas de vacaciones a Miami. Frívolo y extraño.
Un caso paradigmático del silencio cómplice y del poder del dinero para silenciar lo que ocurre en Mar del Plata es el que involucra a los dos procesados por las pintadas injuriosas y calumniantes sobre la persona de Baragiola. Detenidos en la vía pública en el momento en que ejecutaban esta infame tarea, los autores resultaron ser Hernán Ezequiel y Marcelo Emanuel Juárez, ambos parientes y con antecedentes criminales. El primero de ellos, de 21 años, registra antecedentes por ataques a la propiedad, robo agravado, con detenciones reiteradas desde 2010 hasta 2014. El segundo de los nombrados tiene un accionar de menor impacto criminal pero ambos claramente no son ni militantes políticos ni ciudadanos indignados.
Ambos dijeron haber sido contratados por un secretario privado del propio Pulti, Juan Vázquez, pero resulta que a nadie parece conmover que un secretario del Intendente tenga contacto y relación con delincuentes para llevar adelante una campaña al cruel estilo de las formaciones especiales de Röhm contra los judíos en la Alemania nazi. Impera en Mar del Plata un esquema de poder que, bajo las formas democráticas, actúa al estilo criminal de los regímenes autoritarios: control de la prensa, campañas de persecución y diatriba a opositores, e impunidad brindada por el Poder Judicial para hacer y deshacer.