A la pelotita
Es curioso ver cómo los seres humanos –estoy muy tentada de decir aquí que sobre todo los más argentinos de esta asombrosa especie, pero no estoy tan segura de que sea así- normalizamos la vulgaridad, la barbaridad, la falta de respeto, de educación cívica elemental, hasta convertir la indiferencia y la falta cotidiana a las reglas en la medida de todas las cosas.