El Vaticano investiga la arquidiocésis de Rosario

Fuentes eclesiásticas aseguran que podrían desplazar a su Obispo.

Jorge Mollaghan obispo de RosarioEl Vaticano dispuso investigar a la arquidiócesis de Rosario por aparentes irregularidades en el manejo de fondos, supuestos padecimientos psiquiátricos del Arzobispo y denuncias de laicos y sacerdotes por “maltrato”, confirmaron ayer fuentes eclesiásticas en Roma y Buenos Aires. En la Curia rosarina niegan que se trate de una intervención, pero los colaboradores del Arzobispo José Luis Mollaghan reconocieron que estaban sometidos a una “visita pastoral fraterna” ordenada por la Santa Sede.
Fuentes eclesiásticas ratificaron a la agencia DyN que desde hace algunas semana se instaló en la Capilla Niño Dios, ubicada a dos cuadras de la sede arzobispal, monseñor José María Arancibia, quien en su carácter presunto de interventor mantiene reuniones con diversos sectores de la organización arquidiocesana.
Mollaghan se negó a hablar con la agencia DyN pese a insistentes comunicaciones telefónicas con la curia rosarina para que dé su punto de vista. Desde la llegada de Arancibia se da por descontado en ambientes eclesiásticos que Mollaghan, de 67 años y con todavía 8 años de carrera episcopal, será removido del cargo.
Las versiones que arreciaban ayer en Rosario daban cuenta de que el candidato a sucederlo es monseñor Jorge Lozano, actual obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. Arancibia, jubilado y con experiencia en la tarea de fiscalización por haber seguido el caso del arzobispo santafesino Edgardo Storni –que debió renunciar a raíz de denuncias por abusos–, se enfocó en tres frentes de irregularidades.
Además, evalúa el caso del presbítero Osvaldo Buffarini, párroco en Arroyo Seco, de quien se desconoce el paradero y dejó deudas por casi 2.000.000 de pesos. Este sacerdote también dejó a la deriva la radio FM Asunción, cuyos trabajadores ahora autogestionan la emisora.
Ayer, fuentes eclesiásticas recordaban también que Mollaghan y el papa Francisco “se conocen muy bien” por haber coincidido como obispos auxiliares de Buenos Aires en los años 90 y recordaron que la relación entre ambos “nunca fue la mejor”.