Europa intenta que contaminar sea más caro

El precio de la tonelada de CO2 está bajo, debido a la sobreoferta.

Europa fue pionera en la implantación de un sistema de comercio de emisiones de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero. El Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (ETS) de la UE arrancó en 2005 y cubre aproximadamente el 45% de todo el CO2 que genera la actividad humana en el continente. El europeo sigue siendo el mayor mercado del mundo, con 31 países -los 28 miembros de la UE más Islandia, Liechtenstein y Noruega- y 11.000 centrales eléctricas e instalaciones industriales dentro.
Pero el sistema -en el que se otorgan gratuitamente, se compran y se venden los derechos para emitir gases- no funciona correctamente por exceso de oferta, que ha hecho que los precios estén por el suelo. La idea de partida era que, al ponerle un precio a cada tonelada de CO2 que se emite, a las empresas les compensaría invertir para ser más limpias o cambiar de tecnologías. Pero, al aplicar el régimen, el problema ha sido el precio. Esta semana, la tonelada de CO2 estaba a 5,46 euros, muy lejos de los 25 o 30 euros que la mayoría de informes sitúan como frontera desincentivadora. Cuando la tonelada llegase a ese techo de 25 euros, a una compañía eléctrica, por ejemplo, ya no le compensaría emplear carbón y se pasaría a otras tecnologías, calculaban los expertos.
“La crisis económica ha contribuido a una caída de las emisiones y a una baja de la demanda de derechos”, concluía un informe de 2015 del Consejo de Europa, en el que se instaba a Bruselas a reformar el modelo. En 2015 comenzó ese proceso de reforma, en el que participan la Eurocámara, la Comisión y los ministros de medio ambiente de la UE. Se espera que este año el proceso esté finalizado y ya esté clara la hoja de ruta para la etapa cuatro del ETS, la que irá de 2021 a 2030.
“Fuimos los primeros y hemos tenido que aprender”, señala Valvanera Ulargui, directora de la Oficina Española de Cambio Climático cuando habla de la “sobreoferta” de derechos. En su último informe de seguimiento, la Comisión Europea cifraba en 1780 millones de toneladas el excedente de derechos de emisiones que se había acumulado a fines de 2015. Esto equivale al CO2 que expulsa todo el sector sujeto a este régimen en un año en la UE.
La crisis hizo que la actividad industrial cayera en Europa y con ella, la demanda de esos derechos. Pero año a año se seguían repartiendo casi los mismos derechos de emisiones a los países. Una parte de esos derechos, el 43%, cada país la otorga gratuitamente a determinadas empresas, como cementeras. El resto, 57%, se subasta y va a parar a ese mercado sobreofertado, al que tienen que acudir, por ejemplo, las centrales térmicas de carbón.