Impulsan acuerdo público-privado para desarrollar programa exportador del avión Pampa

Buscan acuerdo financiero con un banco para fondear a la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA). Interés de mercados de Nigeria, Uruguay y República Dominicana.

Despejado el nubarrón privatizador, la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) respira ahora para poder cumplir el contrato vigente de entregar aviones IA-63 Pampa III Bloque II a la Fuerza Aérea. Además del upgrade de IA-58 Pucará a la versión Fénix y la producción del entrenador básico IA-100 Malvina.

El nuevo impulso de la gestión de Fernando Sibilla, que repite función en la empresa, antes fue director y ahora presidente, se atascó en un obstáculo conocido: la falta de recursos y el apoyo político.

La fábrica se debate entre la incertidumbre de si va a pagar el aguinaldo al personal o si dispondrá de partidas para la línea de producción del IA-63 Pampa III. El potencial exportador del Pampa ya no se discute, sobra pericia técnica y expertise en mano de obra de calidad. Y clientes expectantes, entre ellos Nigeria, República Dominicana y Uruguay, entre otros. Hay seis estructuras con un 80% de terminación y unas 10 adicionales que en promedio alcanzan el 57%.

La Cámara Argentina Aeronáutica y Espacial (CArAE) que nuclea a las Pymes especializadas en su mayoría proveedoras de FAdeA, Invap y Conae, ofreció una salida al estilo de participación público-privada para activar la línea del Pampa. Un acuerdo de partes de trabajo mancomunado entre el Estado y el sector privado por el que las empresas darían su apoyo en un porcentaje a negociar y recuperan con la exportación de las aeronaves.

Los empresarios dicen que la idea podría progresar siempre que antes se cuente con un plan concreto de ventas al exterior, una hoja de ruta de clientes contactados y el cronograma establecido para las visitas. Es indispensable disponer de una entidad de crédito.

Apoyo financiero
A semejanza del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES) que mediante un acuerdo financia a Embraer para la producción y exportación de aviones comerciales fabricados por la empresa, FadeA debería contar con una entidad bancaria ya definida para sus ventas y exportaciones. A lo largo del tiempo se ha hablado del BNA, del BICE y otros; sin embargo ha sido sólo marketing.

Datos estadísticos muestran que BNDES comenzó el vínculo financiero con Embraer en 1997 y dio crédito por 25.000 millones de dólares en exportaciones de unos 1.273 aviones comerciales.

CArAE planteó la iniciativa a Raúl Marino, secretario de Investigación, Política Industrial y Producción para la Defensa y llegó al ministro Luis Petri.

El empresariado acotó que la primera condición es tener reglas claras y previsibilidad a largo plazo para que la interacción pública-privada dé resultados. El sector de la industria aeroespacial se considera estratégico, involucra alta tecnología, personal especializado y capacidad de generar innovaciones que van en beneficio de la economía del país. Un aspecto clave es que garantiza la soberanía nacional por su aplicación en la Defensa.

La jefatura de Gabinete dentro de la secretaría de Estrategia ahora a cargo de José Vila tendría un rol activo en el destino de la empresa, dada la relevancia estratégica para el desarrollo en tecnología sensible que trae aparejada la industria aeroespacial.

En el inicio de la gestión, Nicolás Posse, el exjefe de Gabinete, le pidió al brigadier ( R ) Jorge Antelo, exsecretario de Estrategia Nacional un plan para FAdeA; cómo salir del statu quo y hacer del complejo una empresa equilibrada y sustentable.

Tarea que con otras formulaciones, dependiendo del gobierno de turno, siempre se encomendó a los sucesivos management sin que a la fecha se haya modificado la situación. La planta, en años recientes, vio su mayor actividad y utilidades durante la conducción de Antonio Beltramone, que en la actualidad funge de asesor del directorio, pero cumple funciones próximas a un CFO (Chief Financial Officer).

El directorio cuenta con dos oficiales de la Fuerza Aérea, Antelo, quien conserva la posición aún después de su apartamiento de la secretaría de Estrategia, y el brigadier mayor Pablo Solé en actividad, exdirector de Material de la fuerza. Miembros que experimentaron “del otro lado del mostrador” (clientes) las penurias de la planta cordobesa que ahora les toca enderezar. Todavía se recuerda a Solé porque renegaba y demoraba los pagos por mantenimiento que hacía la fábrica a unidades de la fuerza.