Patrimonio histórico: 5 íconos porteños que volvieron a brillar

El Congreso, el Puente de la Mujer, el Banco Central, la confitería El Molino y La Ideal son algunos de los emblemas de la ciudad que atravesaron largos procesos de restauración y hoy en día son una cita obligada para porteños y turistas.

Cuatrocientos cuarenta y cuatro. Esos son los años que tiene la ciudad de Buenos Aires. Cada una de sus manzanas guarda mucha historia y luego de un gran trabajo de restauraciones patrimonial, muchos edificios emblemáticos recuperaron su esplendor de antaño y son una cita imperdible.

Después del Obelisco, uno de los otros hitos más representativos de Baires es sin dudas el Palacio del Congreso. Construido íntegramente en piedra caliza traída de Córdoba, su creación data de 1906 y es uno de los más grandes del mundo. La proyección estuvo a cargo del arquitecto italiano, Vittorio Meano, socio de Francisco Tamburini, constructor del Teatro Colón. Actualmente, junto a la Casa Rosada, el Congreso conforma el Eje Cívico de Avenida de Mayo y con más de doce mil metros cuadrados, es uno de los puntos neurálgicos de la Capital Federal.

El Palacio Legislativo es Monumento Histórico desde 1993 y las tareas de restauración comenzaron en 2012. Para devolver el aspecto original al frente del Palacio, el equipo del PRIE -el Plan Rector de Intervenciones Edilicias- trabajó limpiando, reparando y reponiendo los faltantes. El hollín, el guano de palomas y murciélagos, las filtraciones, la pintura y las plantas provocaron durante décadas un gran deterioro. También las lluvias y la contaminación hicieron su parte. La fachada se veía oscura y degradada.

Pero más allá de la restauración, durante todos estos años se trabajó en la funcionalización del palacio, por ejemplo, modernizando las instalaciones y “escondiendo” las conexiones, como los cables, que colgaban por todas partes. También se restauraron vitraux que se encontraban casi abandonados, se desinfectó la boiserie del Salón Eva Perón -que estaba llena de bichos que deterioraban la madera-, se trabajó en la restauración interna de las cúpulas y se realizó un trabajo muy importante en la característica cúpula verde, que corona todo el conjunto. Sin embargo, se cree que la obra estará completamente terminada recién en 2035.

Pero no todos los puntos emblemáticos de la Ciudad son exactamente edificios: el Puente de la Mujer fue construido en 1998 y rápidamente se convirtió en un referente de Puerto Madero, parada fotográfica obligatoria tanto para turistas como para porteños.

Con un diseño que emula una pareja bailando tango, fue construido por el arquitecto español, Santiago Calatrava. Este 20 de diciembre el Monumento cumplirá 22 años (fue inaugurado oficialmente en 2001) y en 2022, su piso fue totalmente renovado con material reciclado, en lo que fue un esfuerzo mancomunado titánico de Elevare y Pulcrus, ambas marcas de Grupo L,encargadas habitualmente del mantenimiento mecánico y de higiene de los cinco puentes móviles de Puerto Madero.

Durante el último trimestre del 2021, se ejecutó el cambio del deck de madera original, que fue totalmente reemplazado con uno nuevo con tablas de “madera ecológica”, fabricada con material reciclado a partir de botellas, tapas y bolsas plásticas. Pulcrus por su lado, retiró la madera existente y estuvo a cargo de la limpieza integral de la estructura a través del hidrolavado para eliminar todo posible elemento contaminante. Finalmente, el equipo instaló en su totalidad el nuevo “deck ecológico”.

Para superar este reto y abarcar la totalidad de la estructura se instalaron tres sistemas de andamios, dos ubicados en las puntas -sobre rieles- que se desplazaban para pintar la parte lateral e inferior. Y luego un tercero, en la parte central, que comenzó por la punta de la aguja. Este se desarmó por completo y se ensambló nuevamente en el centro de la misma para la segunda etapa y finalmente para terminar en su base. Se reemplazó su balizamiento de seguridad ya obsoleto, por uno doble de última generación.

Y si de patrimonios históricos se trata, no se puede dejar de mencionar al Banco Central, cuya sede principal fue totalmente renovada y puesta en valor el año pasado. La restauración estuvo en manos de diferentes especialistas en conservación, escultura y restauración de edificios icónicos.

Antes de comenzar la restauración del Banco Central de la República Argentina, se realizó un estudio que involucró cateos estratigráficos y análisis de laboratorio para determinar la coloración y composición original del edificio. También, se recopiló material documental histórico y se recolectaron datos constructivos esenciales.

La obra de restauración, que se inició en 2022, fue aprobada y supervisada por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos. El proceso incluyó actividades como la limpieza, el retiro de adiciones y elementos con peligro de desprendimiento, refuerzos estructurales y la recomposición de símil piedra de la construcción histórica.

El edificio ubicado en la calle San Martín 275, en la ciudad de Buenos Aires, fue construido por los arquitectos Henry Hunt, quien era inglés, y Hans Schroeder, de origen alemán, quienes fueron pioneros de la arquitectura bancaria argentina, entre 1872 y 1876. Hoy el BCRA tiene cinco edificios conectados entre sí. La entrada restaurada es la más antigua, con muy poco uso. La entrada que es usada frecuentemente por el personal y visitantes está a la vuelta, sobre la calle Reconquista.

En sus orígenes, había sido sede del Banco Hipotecario de la Provincia de Buenos Aires, mientras que la Corte Suprema lo ocupó en 1888 y en 1912 se destinó a la Caja de Conversión, que fue la entidad antecesora del Banco Central. Luego, fue declarado Monumento Histórico Nacional a través de un decreto en 2005.

Otro de los sitios capaces de transformar una simple merienda en una experiencia histórica sin dudas es la confitería El Molino, nombrada Patrimonio Histórico Nacional en 1997. Su particular nombre se debe a que sus creadores, los pasteleros Constantino Rossi y Cayetano Brenna querían homenajear al Lorea, el primer molino harinero de la ciudad de Buenos Aires. En 1904 compraron el predio de Rivadavia y Callao, y años más tarde, para homenajear al centenario de la Independencia nacional, convocaron al arquitecto italiano Francesco TerenzioGianotti para aplicarle el inconfundible estilo que quedó al descubierto.

En 2018, el Gobierno porteño, a través del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, se ocupó de la puesta en valor de la fachada, cubierta y cúpula. La primera se limpió mediante nebulización, un proceso que logra un lavado profundo sin dañar la estructura, además de la colocación de material similar al original para construir los dibujos de los balcones y la reposición del faltante. A su vez, se mejoró la iluminación exterior. Para la cubierta, por su parte, más allá del trabajo de limpieza, se realizó la nivelación de los pisos, así como el recambio de baldosas, revoques y carpintería.

La restauración de la cúpula implicó la reposición de piezas cerámicas, ornamentaciones, carpintería y revoques. Asimismo, fueron colocados los leones alados, que no estaban cuando se inició la obra y se trabajó con fotos históricas –algunas provistas por vecinos de la zona- y tecnología de modelado 3D para su recuperación.

Contemporánea a la confitería El Molino es La Ideal, inaugurada en 1912, restaurada completamente en 2021 y reinaugurada en 2022. Los arquitectos que se pusieron al hombro la titánica tarea procuraron la puesta en valor de muchos objetos originales de la época. Sillones checoslovacos, estuco veneciano, vitrinas, boiserie y apliques son algunas de las piezas rescatadas en La Ideal que están luciéndose nuevamente.

Reforzar estructuras, rehacer pisos y baños, aplicar estuco en paredes y techos, instalar equipos de aire acondicionado, dorar a la hoja, restaurar arañas, recuperar un piano de cola del primer piso, son algunas de las acciones que se llevaron a cabo para devolverle el esplendor a La Ideal. Hasta hubo que cambiar la cabina del ascensor, que fue hecho a nuevo al modo de la época, con un piso de cuarzo que da reflejos de colores.

Se cuenta que una de las grandes visitas que recibió la confitería fue la de Mick Jagger y que en la década del veinte, Hipólito Yrigoyen mandaba a comprar palmeritas. También la visitaron Carlos Gardel, María Félix, Vittorio Gassman, Eva Perón. Alan Parker hizo escenas de Evita, junto a Madonna como protagonista y el director español Carlos Saura, rodó “Tango”.