Un empresario denunció en Catamarca cómo José López armó una red de coimas en las licitaciones de la obra pública local.
La clave para ventilar el sistema de las coimas en la obra pública durante la última década acaso se encuentre 1100 kilómetros al noroeste de Buenos Aires. En Catamarca, el ex presidente de la Cámara de la Construcción provincial Fernando Rivera detalló en una fiscalía cómo se repartían las licitaciones, cómo llegaba el dinero del gobierno nacional, cómo se juntaba el efectivo y cómo un avión pasaba a retirar los bolsos por el aeropuerto local. ¿Su destino? Entre otros, el entonces secretario de Obras Públicas nacional José López.
Rivera explicó esa supuesta operatoria de recaudación y cobro de retornos al declarar ante el fiscal federal en Catamarca, Santos Reynoso, dentro de la investigación que comenzó con la denuncia de otro constructor local, Jorge Marcolli, por retornos que empezaron en el 3% de cada contrato, según reveló el diario local El Ancasti.
Tras recabar los testimonios de ambos empresarios, la fiscalía ordenó una batería de medidas para verificar sus declaraciones según adelantaron ayer fuentes tribunalicias a LA NACION. Buscarán contrastarlas con los movimientos bancarios, registros de vuelos y otros testigos, así como investigarán la evolución patrimonial de algunos protagonistas.
Rivera detalló que para ganar contratos de obra pública, las empresas debían abrir una cuenta bancaria en la que el gobierno nacional depositó los pagos, sin que mediaran organismos catamarqueños como la Secretaría de la Vivienda o el Instituto Provincial de la Vivienda. Una vez transferido ese dinero, abundó Rivera, cada empresario debía retirar en efectivo el monto acordado como “retorno” y entregárselo al por entonces referente de la Asociación de Empresas Contratistas del Estado Rubén Dusso, en desmedro de la Cámara de la Construcción provincial.
Con el dinero recolectado entre los empresarios, Dusso -hoy ministro de Obras Públicas catamarqueño- se reunía luego con un emisario que llegaba desde Buenos Aires en un avión privado, recolectaba los bolsos y volvía.
Tras las primeras revelaciones en El Ancasti, sin embargo, Dusso negó cualquier rol en la supuesta recaudación de coimas, y le advirtió al denunciante Marcolli que tendría “que atenerse a las consecuencias”. Dusso, según reconstruyó LA NACION, se movió en tándem durante años con Armando “Bombón” Mercado, el ex marido de la actual gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner. Muy vinculado al poder político, empresario y judicial local, Mercado colocó en múltiples puestos públicos provinciales -pero también de la justicia federal y del sector privado- a alfiles y parientes que le respondieron hasta su muerte, en 2013.
Durante su testimonial, en tanto, Rivera incluyó dentro de la operatoria de recaudación a dos funcionarios del ministro Julio De Vido: el ya fallecido Luis Bontempo, jefe de Gabinete de Obras Públicas y luego subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda; el otro, López.
En Catamarca, por su parte, Rivera afirmó incluso que presenció -y hasta cierto punto participó- en una de esas operaciones. Ocurrió a fines de octubre o principios de noviembre de 2004, cuando varios empresarios retiraron fondos de esas cuentas bancarias y se congregaron en las oficinas de Ducanor SRL, una empresa de Dusso.
Los empresarios, sin embargo, desconfiaban de Dusso, según Rivera, por lo que decidieron trasladarse todos en caravana hasta el aeropuerto para verificar que los bolsos terminaran en las manos de los emisarios de Buenos Aires.
Según Rivera, él llegó a abrir una cuenta bancaria, pero aclaró que se negó a pagar el retorno que le exigían desde Buenos Aires para ingresar en el cartel de empresarios beneficiados. Marcolli llegó a dialogar con López, quien le habría dicho que lo excluyeron porque se había negado a sumarse al supuesto círculo liderado por Dusso.
Cómo era la maniobra
Los contratos
Según la denuncia, para ganar contratos de obra pública, las empresas abrían una cuenta en la que el gobierno depositaba los pagos
El “retorno”
Cada empresario debía retirar el efectivo y entregárselo a un referente de las “Empresas Contratistas del Estado”. Un avión de Buenos Aires juntaba el dinero para López