Una era de conflictos impensados

edi999

El gobierno de Donald Trump aún no inicia -asumirá el 20 de enero de 2017-, y la controversia en torno a su persona y sus decisiones se agiganta al correr de los días. Un caso paradigmático de su conducta es el que surge de recientes hechos que lo involucran en maniobras fraudulentas producidas en la llamada Trump University.

La Universidad Trump engañó a sus clientes. Sus costosos programas les han causado un perjuicio económico real”, sostuvo la Fiscalía de Nueva York, en 2013, al abrir una investigación contra el hoy presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, por haber engañado a miles de personas que ingresaron a su universidad, creyendo que esta tenía todos los papeles en regla. Trump dijo una y otra vez que las acusaciones eran falsas. Pero tres años después, y quizás para evitarse un escándalo mayor ahora que es el presidente electo de los Estados Unidos, Trump ha decidido pagar 25 millones de dólares de indemnización a los estafados.

Esto ocurre en el país de la “moral hazard”, es decir, de lo política y moralmente correcto, un aspecto considerado esencial por el partido republicano a lo largo de décadas. “Las víctimas de la Universidad Trump han esperado años para el resultado de hoy y me complace que su paciencia y persistencia sean recompensadas por este acuerdo de 25 millones de dólares”, sostuvo el fiscal general de Nueva York, Eric Schneiderman. “Me complace que bajo los términos de este acuerdo, cada víctima reciba restitución y que Donald Trump pague hasta un millón de dólares en multas al Estado de Nueva York por violar las leyes estatales de educación”. Se trata, según Schneiderman, de un “cambio impresionante en la postura” de Trump. Tan impresionante como el triunfo que le lleva a la Presidencia de los Estados Unidos de América.

Según la investigación, la Universidad Trump, que abrió en 2005 y cerró cinco años más tarde, nunca tuvo licencia para operar y estafó de esta manera a miles de personas confiadas de la reputación como empresario de Donald Trump. La Universidad ofrecía cursos sobre negocios inmobiliarios y finanzas, temas en los que Trump, supuestamente, es experto, con matrículas de hasta 35.000 dólares. La misma también había sido demandada en California, aunque, al parecer, estos procesos quedan cerrados con este acuerdo, si finalmente es aceptado por las autoridades judiciales, que tienen la última palabra. Sería curioso que no se aceptara la propuesta, por el interés de las víctimas, y porque implicaría iniciar una guerra política de proporciones aún antes de que Trump asuma como Presidente de la Unión americana.

La ola de rechazo -que revela la grieta profunda que también padece y atraviesa la sociedad norteamericana- está expresada en dos hechos recientes: tres edificios de Nueva York retiraron hoy de sus fachadas las grandes letras doradas que componían el apellido Trump, como muestra del recelo que sienten sus vecinos hacia el presidente electo, de quien, pese a haber nacido en la ciudad, creen que no los representa. Y tres equipos de la NBA anunciaron que no se alojarán en los hoteles del presidente electo.

No son buenas noticias. Llega una era de turbulencia imposible de determinar y cuantificar.