Se trata de Maxus, que sufre una demanda ambiental millonaria
YPF busca ponerle fin a un lastre que la mayor compañía arrastra desde hace años. Según informó ayer a la Comisión Nacional de Valores (CNV), el 17 de junio pasado Maxus Energy Corporation, su filial en Estados Unidos a través de YPF Holdings, se presentó en concurso preventivo en el Estado de Delaware, algo que la conducirá a la quiebra.
Luego de ese paso, la compañía que maneja Miguel Gutiérrez y que desde el primer día del mes próximo tendrá como gerente general a Ricardo Darré, buscará disolver la empresa norteamericana, que desde hace años le trae pérdidas.
YPF compró Maxus en 1995, pero nunca fue un buen negocio. La compañía heredó un litigio de sus antecesores por contaminación del río Passaic, en Nueva Jersey y zonas cercanas, cuya solución demandará un costo estimado de US$ 1382 millones, según el balance de las operaciones en el primer trimestre del año que presentó la petrolera local.
El pedido de convocatoria, que en la práctica presentó Maxus, contempla un acuerdo mediante el cual YPF Holdings le pagará a la primera (y a otras empresas relacionadas) US$ 130 millones. También le concederá un préstamo de US$ 63,1 millones.
Ambas erogaciones forman parte de un plan de reorganización que será presentado para la aprobación del Tribunal de Quiebras. De esa manera, YPF espera sacarse de encima la demanda ambiental, que se tramita sin definiciones en la Justicia norteamericana desde hace años. Según fuentes allegadas a las discusiones, eso permitirá reducir la incertidumbre del negocio.
Cuando compró Maxus, YPF le había otorgado la indemnidad a Occidental que, según fuentes al tanto de la decisión, es el origen de los problemas para la compañía local. Por eso YPF considera que no tiene responsabilidad en el daño ambiental.
Es un dato que tomó en cuenta Repsol, la controlante de la compañía hasta que el Estado se hizo cargo. La empresa española le quitó a YPF ciertos activos, como los yacimientos de Bolivia, que puso en manos de las compañías que respondían a Repsol, pero dejó a Maxus en la órbita de la empresa argentina.
YPF capitalizó la filial norteamericana con más de US$ 100 millones desde 2006. Pese a eso, la empresa no representa ni el 1% de la producción y las reservas de la petrolera local.
Además, Maxus quedó envuelta el año pasado en un caso de corrupción. A principios del año pasado, el ex presidente de la compañía Miguel Galuccio sospechó que la filial norteamericana de la empresa, denominada YPF Holdings (controlante de Maxus), había pagado sobreprecios en la contratación de servicios petroleros entre fines de 2013 y mediados del año pasado.
Para despejar sus dudas, ordenó una auditoría sobre uno de sus proveedores y le inició juicio en un tribunal de Houston, Texas. Por el mismo motivo, en julio de 2014 había desplazado de la presidencia de YPF Holdings a su amigo Guillermo Jalfin, un argentino radicado desde hace años en el exterior. E inició una demanda en la justicia norteamericana.
Además, hay un litigio que podría derivar en que pague una suma millonaria por la contaminación del río Passaic en Nueva Jersey, algo que ocurrió antes de que la compañía argentina tomara el control de la firma norteamericana.