Un momento inesperado

edi978

El resultado de la consulta en Gran Bretaña coloca, por una diferencia de algo más de un millón cuatrocientos mil votos a favor de separarse de la Unión Europea, a Europa y al mundo ante una tormenta perfecta. Recalculando, la población del Reino Unido reacciona ante el resultado, que implica la renuncia efectiva a octubre del premier James Cameron, y solicita una nueva consulta desde una página web, sistema que en Inglaterra admite el tratamiento parlamentario a partir de las cien mil firmas.

El sitio web colapsó por el volumen de ingresos de aquellos que, espantados por el resultado y sus consecuencias, desean una opción que los aleje del abismo. A partir de este resultado, Escocia retorna a insistir en separarse de Gran Bretaña, ya que los escoceses votaron ampliamente a favor de quedarse en la Unión Europea, y los movimientos de la derecha en Francia y Holanda también reclaman referéndum para abandonar la Unión, señalando como argumento que el voto a favor de la separación es un voto a favor de la gente decente.

Esta votación marca el fracaso del multiculturalismo, de la burocracia de Bruselas y de la fabulosa utilización de los recursos de los ciudadanos para generar una cajita de la felicidad que reparte millones de euros a un funcionariado burocratizado e incompetente que no atina a solucionar los problemas de la sociedad. Los riesgos, desde ya, son inmensos, ya que detrás de la crítica al multiculturalismo asoma la xenofobia, tan a flor de piel en Europa. Y no se trata sólo de los alemanes.

El sentimiento completamente arraigado de que el inmigrante, junto a la burocracia unionista, es el responsable de consumir y hacer desaparecer los recursos es muy profundo y muy serio, toda vez que se trata de naciones que tienen ya tres generaciones de familias que viven de la ayuda social y no advierten un cambio en la situación y en el desarrollo de oportunidades.

La situación británica es por demás compleja: los socios europeos exigen ahora una salida exprés, que no dé largas a la situación. Londres, una de las tres capitales financieras del mundo, está en alerta roja, y la primera consecuencia es que las tres grandes calificadoras de riesgo crediticio le quitaron a Gran Bretaña la calificación AAA, que le daba a esta nación un financiamiento excepcional a las tasas más bajas del planeta.

La dinámica de los hechos parece acelerarse, y su impronta marcara un escenario impensado, quizá de proporciones tan enormes e impactantes que haga palidecer históricamente la caída del muro de Berlín, preludio de la desaparición de la Unión Soviética. Los cambios ya afectan, por caso, en la dinámica de la elección en España, la que seguramente quedará signada en sus resultados por este episodio dramático aún en desarrollo.

Esta crisis, un cisne negro, el resultado inesperado de una voluntad popular expresada en las urnas, seguramente conduzca a tan grandes cambios, que ninguna figura política puede pensar hoy en conducir o entender cómo dirigir, lo cual crea un escenario apropiado para el despliegue de la anarquía política y administrativa. Sus consecuencias no dejarán a nadie indiferente.