Algo huele mal, y no es en Dinamarca

En el inicio de su gestión —aún más, antes de iniciarla incluso— Guillermo Montenegro firmó un acuerdo con las organizaciones que representan a taxistas y remiseros en el que se comprometía a evitar la instalación y combatir el avance de las aplicaciones de transporte de pasajeros en la ciudad.

Los resultados, están a la vista: el deterioro es tal, que son los propios taxis y remises los que suelen aparecer cuando alguien pide un viaje usando una aplicación, ante la sorpresa de los usuarios. Un dato flagrante de esta connivencia fue la burda promoción de Cabify durante el Arena Fest que se realizó en el marco de las transmisiones del mundial de fútbol de 2022.

Distintos actores dentro del actual gobierno me señalan —en estrictísimo «off»—: «mirá, nos dicen que vayamos para adelante, porque hay protección judicial». Deberían meditar semejante aseveración. Sin ir más lejos, tanto el titular del EMVIAL, como todo el equipo de gestión del ente —tanto de carrera, como políticos— están denunciados en la fiscalía 10 de delitos económicos.

El tema es que los rumores corren a diario en una ciudad que, como comunidad, opera como una cultura de pueblo. Sí, culturalmente, los marplatenses nos manejamos como pueblerinos. Y tanto en los cafés como en los asados y en las reuniones de familias o amigos corre un boca a boca muy fuerte que no está bueno, y que va a terminar siendo un problema político para esta gestión.

Un caso que genera muchísimo ruido es la habilitación del cuarto local de «La Coope», el cual está ya funcionando sin que haya una respuesta cierta por parte del poder judicial a pesar de la violación de las normas vigentes. La situación dispara los más certivos y crueles comentarios. Es obvio que, en este caso, estamos aún en el universo de los dichos, que no es lo mismo que lo sabido o lo que está establecido como valor de prueba real.

Y en esa misma dimensión de lo dicho es de enorme magnitud, entre los actores vinculados al universo de la construcción local, el asombro de que, para los trabajos de construcción de la mega boca de Coto sobre la Avenida Antártida Argentina a la altura de Rumencó, los trabajos de movimiento de tierras y preparación de la obra estén en manos de Pasalto.

De más está decir que, en este caso, estamos ante un tema de contrataciones entre privados, por lo que es un tema propio de los mismos pero, en el sistema de empresas vinculadas a esta actividad, se teje la teoríad e una intervención directa por parte del propio intendente para que se arribe a dicho acuerdo.

Y no es baladí el tema, porque ante la llegada a la ciudad del líder del negocio supermercadista en el país al punto que nadie, ni los grupos de inicio con capital extranjero están a la altura, llama la atención que no hayan convocado a una compulsa de precios, siendo que hay en Mar del Plata empresas —cuando menos, dos de ellas— que son jugadores nacionales en el sector.

El gobierno comunal entiende que halló su vellocino de oro en la puja contra el desgastado Sindicato de Trabajadores Municipales. Las encuestas que manejan, les dicen que índice de desaprobación de los conejos negros es apabullante y, aunque Montenegro hoy por hoy no está en la cúspide del favor social, hay paño para controvertir y ganar así espacio político.

Deberían tener cuidado y recordar que fue esa misma interpretación de las encuestas lo que lo llevó a Montenegro a quedar del lado de la izquierda y en contra de la exploración petrolera offshore hace sólo tres años.