Bovarista

Llevando adelante un libreto harto repetido, Gustavo Arnaldo Pulti salió a responder a las explicitaciones del concejal Nicolás Maiorano vertidas en la 99.9 y reproducidas por este medio, con una nueva “mise en scène”, sacándose fotos junto a César Ventimiglia y argumentando que “las cámaras funcionan los 365 días del año, las 24 horas y producen resultados efectivos”. En la tirada mediática destinada a los medios adictos de corte y pegue, a la ya conocida perorata oficial se agregó ahora una pequeña perla: el anuncio de la presencia de un “cuerpo técnico” que se encargará de diseñar la policía municipal.
Nuestro émulo paupérrimo del marqués de Perogrullo (GAP) claramente padece de bovarismo, una “infección de la personalidad” según la ha caracterizado el profesor César Grinstein. El bovarismo se define como el estado de insatisfacción crónica de una persona, producido por el contraste entre sus ilusiones y aspiraciones (a menudo desproporcionadas respecto a sus propias posibilidades) y la realidad, que suele frustrarlas. El término fue utilizado por primera vez por el filósofo francés Jules de Gaultier en su estudio Le Bovarysme, la psychologie dans l’œuvre de Flaubert (1892), en el que se refiere a la novela Madame Bovary de Gustave Flaubert, en concreto a la figura de su protagonista, Emma Bovary, que se había convertido en el prototipo de la insatisfacción conyugal. Vulgarmente, se traduce como un comportamiento caracterizado por la falta de autocrítica, que finalmente lleva al individuo a imaginarse superior a su entorno social, creyéndose entonces merecedor de una consideración especial, destacada y privilegiada. En realidad no es que el bovarista se considere mejor que su entorno, sino que en realidad se advierte mejor que sí mismo.
Gustavo Arnaldo Pulti calza a la perfección en esta definición de personalidad. Se siente tan superior que cree poder cubrirlo todo con su propio decir. Pulti ha devenido bovarista recalcitrante en estos años: está convencido de que puede manipular la realidad hasta retorcerla y volverla irreconocible. Sólo así puede explicar que diga cosas tales como “hemos hecho intervenciones en distintos sectores. Se realizaron operativos sobre motos, pidiendo papeles de las mismas. Las motos que andan por la calle sin sus respectivos papeles pueden haber sido robadas”. ¿Cómo? Claro que pueden haber sido robadas, aunque también pueden haber sido prestadas, adquiridas a crédito, en leasing, y tantas otras posibilidades que no incluyen el delito.
Yendo a otro rubro, veamos qué dice el secretario de Hacienda de la comuna en relación al uso de recursos públicos. Santiago Fernández reconoció que han utilizado en el ejercicio 2012 cincuenta y un millones de pesos de fondos afectados. Traducido: los fondos afectados tienen un destino previsto, único. Sin embargo, fueron usados para pagar gastos ordinarios. ¿Se ve claramente cómo se retuerce la realidad?
Sólo alguien que cree estar por encima de los demás y que es mejor que cualquier otra persona que pudiera desempeñar ese cargo, procede de esa manera, tan infiel, tan mentirosa, tan deslindada de la realidad en el ejercicio de la cosa pública.