Un cierto aire a psicosis

tap982

Los eventos, menores es cierto, que han conmovido estas últimas semanas a la manzana de las sombras, llevan a inevitables cabildeos políticos -obsérvese que aprecio cabildeos, no análisis- enmarcados por un giro brutal que en la diaria de la vida política del poder de turno ha generado la dupla integrada por Agustín Cinto y Gustavo Blanco, ambos integrantes del PRO y funcionarios del intendente Carlos Fernando Arroyo.

Este es el punto que ambos parecen haber olvidado: que la legitimidad política, fruto del ordenamiento democrático de la República, hace que ellos dos integren el gabinete del hombre del piloto azul. Y que en ese orden, aceptado por la inmensa mayoría de la sociedad argentina, ellos se deben, como el resto de los funcionarios, al intendente, y no el intendente a ellos u otros, quienes fueren esos otros.

Las manifestaciones públicas de Blanco en referencia al recorte de salarios de la planta política cayeron mal por estentóreas, y recibieron como respuesta una absoluta indiferencia, que le debe haber sonado a desprecio a Blanco, ya que abundó sobre el tema públicamente, apuntando que él trabajaría gratis por el honor que implica servir al ciudadano y que dicho concepto lo volcaba sin importar demasiado qué opinara al respecto el resto de los secretarios, sus pares. Cuando menos curiosa la expresión, toda vez que desde la cúpula del PRO nadie, ni a nivel nacional o provincial, ha mostrado el mínimo interés por participar de dicho criterio, que es en esencia oligárquico. Esto es: reservar el poder y la política para los ricos, que no necesitan de una paga, lo cual deja al vulgo a las puertas del palacio y a expensas de aquellos que por la propia definición de su condición económica definirán todas las reglas de juego en la sociedad.

Es indudable que hay que revisar el costo de la estructura del Estado en todos los niveles, conjuntamente con la estructura impositiva regresiva que padecemos los argentinos para sostener un Estado que requiere imperiosamente ser redefinido. Pero no es por la vía de la gratuidad en el servicio público que propone Blanco cómo lo conseguiremos.

Emile Persola, bloguero dedicado a la crítica literaria en la red,, señala: “Las redes hospedan dos fantasmas que se sintetizan como la depresión Facebook y la obsesión Twitter; ambas con un trasfondo de ocultación del sentimiento de soledad, de dar a los usuarios un entusiasmo inédito donde les sea posible encontrar aprobación de grupo o incluso de sentirse el centro de atención. Ambos son nidos de ansiedad”. Agrega Persola: “Estudios revelan que un porcentaje de esa generación nativa a la era de la hiperconectivad tiende a una actitud de entender el mundo de manera muy superficial. Curioso e irónico que al ser las redes nodos de comunicación e información, todo parece indicar que también nos estamos volviendo incomunicados con nuestro entorno y entendemos las cosas con menos sensibilidad y adhesión, porque la inmediatez no nos está dando pausa ni paso el remanso del pensamiento. La introspección ha sido sustituida por un estado, por un RT (retwit), que alguien más ha puesto ante nosotros, que alguien más ha pensado por nosotros. Con ese RT me identifico, con esa frase, con esa palabra, a la que yo no he podido dar un nombre, pero no importa, ya no será necesario, alguien más lo ha hecho por mí, ahí está ante mí en un estado, en un RT hermoso, que me comprende, y ahora eso soy yo”.

Ese yo falaz que expresa Gustavo Blanco en público, y Agustín Cinto en privado, los está destruyendo políticamente a los dos.