El científico estadounidense investiga el mecanismo de acción de una molécula antitumoral que promete alargar la vida de los seres humanos.
Cuenta el biólogo David Sabatini que, cuando aterrizó por primera vez en la remota Isla de Pascua (Chile), le pareció “un lugar mágico”. Allí, en las bacterias del suelo sobre el que se alzan los célebres moáis, una expedición científica identificó en 1975 una molécula desconocida hasta entonces, la rapamicina, bautizada así por el nombre nativo de la isla: Rapa Nui. Muy pronto quedó claro que aquella molécula era excepcional: inhibía el crecimiento de algunos tumores, combatía los hongos y evitaba el rechazo de órganos trasplantados. Hace una década, científicos de EE UU administraron rapamicina a ratones. Y los roedores vivieron el equivalente a 10 años humanos más.
Sabatini, nacido en Nueva York en 1968, se crió en una familia de científicos argentinos emigrados a EE UU. Cuando apenas tenía 25 años, se preguntó cuál sería el mecanismo de acción de la aparentemente milagrosa rapamicina y lo descubrió. La molécula inhibía en las células la proteína mTOR, una especie de interruptor que, en condiciones normales, se activa cuando hay nutrientes y permite el crecimiento celular. Hasta el 60% de los tumores malignos tiene su origen en la acción aberrante de este interruptor, según el biólogo, del Instituto Tecnológico de Massachusetts. La semana pasada, Sabatini y su colega Michael Hall ganaron por estos trabajos el Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA, dotado con 400.000 euros.
Pregunta. Muchas veces la prensa habla de la rapamicina como “la molécula milagrosa”. ¿Es mucho decir?
Respuesta. No sé si milagrosa, pero yo creo que la rapamicina es una de las moléculas más interesantes que existen. Tiene propiedades clínicas y ya se usa en medicina, porque está aprobada para muchas indicaciones y posiblemente se añadirán más, como el envejecimiento. También tiene conexiones culturales interesantes, porque viene de la Isla de Pascua, la Rapa Nui. Es una molécula que tiene muchas dimensiones interesantes. Y si uno mira la literatura científica, parece que hace de todo, parece un milagro. Vamos a ver si es cierto.
P. ¿Para qué indicaciones ya está aprobada la rapamicina?
R. Hay varias moléculas que son un poco diferentes, pero en esencia son rapamicina. Una indicación para ellas es la inmunosupresión [la inhibición de las defensas de una persona para evitar el rechazo de un órgano trasplantado]. Otra, en cardiología, para prevenir la reestenosis [el cierre de una arteria]. Y también contra algunos tumores, en particular contra el cáncer de riñón y algunos tipos de cáncer de mama. También se utiliza en diferentes patologías relacionadas con el sistema inmunitario. La rapamicina tiene grandes posibilidades. El gran desafío es cómo usarla para hacer el bien y al mismo tiempo no hacer daño, porque obviamente la proteína mTOR tiene otras funciones importantes. Ahí está el campo ahora: en cómo encontrar ese equilibrio.
P. Usted habla de aplicaciones futuras de la rapamicina. ¿Cuáles?
R. Yo creo que habrá algo, seguro, para ralentizar el deterioro asociado a la vejez. También creo que habrá implicaciones en el sistema nervioso, porque algunas epilepsias están causadas por mutaciones y la activación de la mTOR. Creo que esas serán las primeras aplicaciones. Creo que con el tiempo sabremos cómo mandar moléculas como la rapamicina a tejidos concretos. Y eso va a abrir muchas otras posibilidades: por ejemplo, dirigirse a algunas enfermedades de los músculos, como el deterioro asociado a la vejez.
P. Algunos expertos, como el médico israelí Nir Barzilai, creen que las enfermedades asociadas al envejecimiento —el cáncer, el alzhéimer, los problemas cardiovasculares— se podrían retrasar en bloque. ¿Usted qué opina?
R. Yo creo que sí. Y creo que la rapamicina es una de las mejores candidatas que existen.
P. ¿Para frenar el cáncer, el alzhéimer y todo a la vez?
R. Para ralentizar, no para frenarlo por completo. Ahora vemos que muchas de estas enfermedades de la vejez tienen algunos mecanismos en común, como el deterioro del sistema inmunológico. Moléculas como la rapamicina, que pueden prevenir esos procesos, van a tener posiblemente un impacto en muchas enfermedades. En animales se ve, pero hay que ver cómo se traduce eso a humanos. En particular, a humanos que ya viven una vida saludable, que no comen demasiado, que hacen ejercicio. Vamos a ver si la rapamicina también ayuda a esa gente.
P. ¿Cómo debería ser un ensayo clínico para demostrar que la rapamicina ralentiza el envejecimiento, el cáncer, el alzhéimer?
R. Yo no soy ningún experto en ensayos clínicos, pero tendrían que ser muchos participantes y durante mucho tiempo. No hay ninguna solución rápida para esto. Creo que, poco a poco, se van a ir aprobando indicaciones más pequeñas y desde ahí se va a expandir gradualmente para otras indicaciones.
P. Hace una década, el equipo de los científicos estadounidenses David Harrison y Richard Miller publicó un estudio en el que demostraban que la rapamicina aumentaba la esperanza de vida de los ratones. El equivalente humano sería vivir unos 100 años en promedio.
R. Sí, pero los ratones viven en jaulas chiquitas, estarán un poco deprimidos. Yo creo que aquella investigación fue fundamental. Fue la que llevó el campo de la rapamicina al público. Fue el punto de inflexión. Pero creo que el ensayo más importante ahora es el que está llevando a cabo Matt Kaeberlein con perros en Estados Unidos. Lo que es lindo es que los perros son muy diferentes, viven en casas diferentes, comen diferentes cosas, hacen diferentes ejercicios. Yo creo que, si vemos un efecto de la rapamicina ahí, será un triunfo enorme, porque no hay ningún animal con un estilo de vida más cercano al humano que el perro. Vamos a ver qué pasa.
P. ¿Cree que en un futuro viviremos más de 100 años gracias a la rapamicina?
R. Yo creo que gracias a la medicina, a una mejor alimentación, al ejercicio y a fármacos como la rapamicina.
P. El efecto de la rapamicina sería similar al de la restricción calórica. ¿Por qué comer menos alarga la vida?
R. No se sabe bien. Con la restricción calórica, obviamente, uno baja los nutrientes. Y entonces la proteína mTOR se inhibe. La otra manera de inhibir mTOR es usar la rapamicina. ¿Por qué la restricción calórica alarga la vida? Es una pregunta muy interesante. Probablemente, porque el organismo detecta que las condiciones no están bien y pone un poco de pausa, para sobrevivir a esas condiciones hasta que mejoren. Yo creo que esa es la razón un poco más filosófica. A nivel molecular, hay muchas razones, pero una de las principales es que se aumenta un proceso llamado autofagia [el sistema de reciclaje mediante el cual una célula destruye sustancias nocivas y aprovecha sus componentes].
P. ¿Usted ha pensado en tomar rapamicina?
R. Tengo muchos amigos que toman rapamicina, pero yo no me lo he planteado. Por ahora, no. Hago otras cosas, como el ayuno. No como durante un tiempo. Trato de no desayunar, por ejemplo. Posiblemente, pronto aparecerán nuevas versiones de la rapamicina. Veremos. Pero sí es cierto que tengo varios amigos que la toman y están bien.
P. Pero la toman de manera no legal [todavía es necesario descartar posibles efectos nocivos de la molécula].
R. La toman off-label [para una indicación no aprobada en la ficha técnica del fármaco]. Se puede comprar para indicaciones como la inmunosupresión, no hay nada ilegal.
P. ¿Pero usted recomienda que la gente consuma rapamicina?
R. No. Yo creo que nos falta información por ahora. Quiero ver lo que pasa con este ensayo clínico con perros. Va a ser muy interesante