La vecina de la ciudad llegó el 10 de marzo desde Estados Unidos y ha estado en cuarentena desde entonces. En la 99.9 contó lo que debió atravesar en el Aeropuerto y luego para saber como controlar los síntomas que presentaba.
Los controles al arribar al país en el momento en que se declaró la pandemia de coronavirus han sido un tema central para evitar su propagación, pero desde el primer momento no estuvieron bien aplicados, generando un riesgo potencial.
Así lo contó en la 99.9 Carolina Da Costa que llegó hace 8 días de Estados Unidos: “llegué de San Francisco, donde había varios casos, el martes 10 de marzo que fue cuando incluyeron a Estados Unidos en la lista de países de riesgo. Sabiendo que habíamos estado en un lugar con casos, nos metimos en casa y nos quedamos adentro”.
El problema se dio en el Aeropuerto, donde los controles eran demasiado laxos y mucha gente abandonaba el lugar sin recibir asesoramiento: “te daban un papel para que completes los datos del vuelo, los teléfonos de contacto; pero cuando pasabas la aduana no había nada más que la puerta para salir. Pregunté que hacer y ahí el señor de aduana me dijo que había un puesto afuera donde entregar el papelito. La gente los dejaba ahí, no sabía que había un puesto afuera. Salían y se iban tranquilamente”, relató.
También tuvo problemas en esas primeras horas para saber que procedimiento tenía que seguir ya que tenía síntomas compatibles con el coronavirus: “fue una odisea enterarnos como proceder. Llegué con tos y dolor de garganta, tenía algunos síntomas pero podía ser algo normal teniendo en cuenta que venía de estar abajo de la nieve y la lluvia y el aire acondicionado del avión siempre me hace mal. Llamé al 107 y tuve inconvenientes con un operador, me mandaron al 0800 de mi obra social que me dio un turno telefónico para hacer una videollamada con mucha demora”.
El camino no terminó allí, sino que tuvo que penar un tiempo más sin respuesta: “a las 6 horas y media, un médico me manda una solicitud y la cierra antes de que llegue de atender. Cuando entro al sistema a ver que había pasado, me habían hecho un diagnóstico. Hice otro reclamo, pedí otro turno y esperé tres horas más. Me llaman para decirme que me correspondía el 107 porque vine del exterior. Ahí me dijeron que me correspondía el otro, me pelotearon y una empleada atendió su propio teléfono mientras me dejó colgada”. Finalmente pudo encontrar una respuesta y tuvo contactos de infectología para saber como iba evolucionando.
Desde su experiencia, Da Costa señaló que se lo deben tomar aún con más seriedad los argentinos, sobre todo aquellos que siguen saliendo a pasear cuando la recomendación es hacer todo lo contrario: “está bien que nos tomemos con gracia la situación, pero esto no es joda. Ayer veía por el Canal 79 la gente en la Peatonal paseando, hay que ser solidario y cuidar a los demás, eso significa quedarse en casa”.