Es un dato cierto que la línea política de Guillermo Montenegro se referencia en Horacio Rodríguez Larreta, y reconoce como jefa política en el distrito provincial a María Eugenia Vidal. Un dato que sirve de guía para entender algunos comportamientos.
El origen de esta línea se halla en el grupo SOPHIA. Una cita que data de 2006 señala: “Nuestro objetivo —dice Horacio Rodríguez Larreta, factótum del Grupo Sophia— es crear equipos para asumir responsabilidades públicas y por eso la gente que formamos tiene el denominador común de disponer de vocación pública, no sólo académica”. Son lo que se dice un grupo de bandera de oportunidad.
La incorporación del grupo SOPHIA a la agrupación política Partido Propuesta Republicana (PRO) fue una llave de articulación administrativa para Mauricio Macri, quien arribó a su primera gestión pública sin el respaldo de una estructura propia, necesaria para ejercer el control administrativo y político de CABA.
Con esta historia podría hacer un libro, pero ya está escrito y publicado por Gabriel Vommaro: mundo PRO. El autor hace una disección muy precisa de este grupo de oportunidad dentro del PRO. Esta introducción va a cuento de lo que vendrá: una batalla política en la que los rostros ocultos hasta hoy, quedarán expuestos a luz pública.
A la exageración del intendente en el episodio del crucero Ushuaia, le sigue el comunicado que dice “Montenegro endureció el aislamiento para los repatriados” ejerciendo un personalismo que se aleja del republicanismo que reclama nuestra nación, la cual ha elegido la democracia como estilo de vida.
En este escenario no es casualidad el intercambio constante de gestualidades entre Rodríguez Larreta y Alberto Fernández, anche Cristina Fernández viuda de Kirchner. No hay una sola línea, una sola expresión del jefe político de CABA en toda su carrera publico política en la que cuestione a la ex mandataria, o expresión suya al respecto del latrocinio que sufre argentina.
La orden de MEV de estar al lado de Kicillof, va por la misma cuerda. Las cortesías del intendente hacia Fernanda Montoto Raverta no las genera el temor a que no haya ayuda económica a general Pueyrredón: es un acuerdo de naturaleza mucho más profunda.
Yendo a lo que cuenta en el día a día, en distintas reuniones el jefe comunal reveló que, de mil millones que necesita para cumplir con obligaciones imperiosas —sueldos, servicios esenciales, salud, recolección de residuos— este mes contaría con cuatrocientos cincuenta millones, y que la diferencia depende del gobierno nacional. Ergo, de cuánto serán las transferencias en ATN y otros programas que salden la diferencia de quinientos cincuenta millones del agujero público local.
Le consulté a Hernán Mourelle qué haría él en este caso. Amén de citar lo mal que se ha hecho todo para liquidar el superávit operativo con que se entrego la comuna, dio un pantallazo de cómo, con decisiones propias, se podrían ordenar los números en la emergencia. Puntualmente indico: «se deben tomar decisiones políticas. La planta política es casi del doble de la que tenía Arroyo, se puede hacer una reducción de 40% mientras dure la cuarentena y también el costo político de la dieta y módulos de los concejales. Sería un ahorro de 20 millones por mes. El 70% del personal de planta permanente que no está en actividades, solamente debería recibir el básico y no las bonificaciones que están relacionadas con la actividad permanente. Entre aportes y bonificaciones, en total serían unos 600 millones de ahorro por mes para el municipio».
No luce complejo. Sí requiere un compromiso con la sociedad sin grandilocuencias ni personalismos que, por absurdos, terminan siendo patéticos.