Un grupo de 30 diputados de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y 34 expertos en diversas áreas públicas afines al partido han elaborado una lista de 103 propuestas para una reforma del sistema sanitario.
La crisis sanitaria nos ha servido para reflexionar acerca de cómo nos organizamos y salimos adelante en condiciones sanitarias límites, sobre las capacidades de nuestra sociedad, su resistencia y sus limitaciones. Y entre los conservadores alemanes ha surgido la inquietud de canalizar toda esa reflexión, de manera que la pandemia nos sirva de plataforma para repensar un Estado acorde con las necesidades del siglo XXI. Un grupo de 30 diputados de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y 34 expertos en diversas áreas públicas afines al partido, han elaborado una lista de 103 propuestas para una reforma del sistema sanitario, incluso de la política y del Estado.
Le han dado forma de libro, titulado «Nuevo Estado» y fue presentado ayer en Berlín. «El Estado se ha vuelto disruptivo consigo mismo», trata de explicar uno de los coautores, Florian Oßner, «antes del coronavirus ya nos preocupábamos por el federalismo, por la efectividad de la administración y por la cooperación internacional. A medida que el mundo cambia a un ritmo muy rápido, el Estado y las estructuras políticas están llegando a sus límites. Los proyectos tardan demasiado o fallan por completo. Estamos atrapados en la trampa de la complejidad y es imprescindible tomar la iniciativa de las reformas necesarias, para que no nos atropellen».
«A menudo somos demasiado jerárquicos, demasiado burocráticos y demasiado lentos. Para tener éxito a largo plazo, nuestro Estado debe cambiar más en los próximos 10 años que en los últimos 70 juntos», estima Oßner, que como miembro de la circunscripción de Landshut-Kelheim, ha aportado su experiencia en las áreas de movilidad, planificación de proyectos y gestión de presupuestos. «Debemos hacerlo mejor. La política y la administración deben cambiar», añaden los diputados Nadine Schön y Thomas Heilmann, que subrayan la idea de que miles de millones de dólares no son suficientes para que la economía salga bien de esta crisis. «Será necesario que cambien el Estado, las regulaciones administrativas y las estructuras. El coronavirus no será la última de las amenazas y hemos de poner a punto el Estado para los nuevos retos», dice Schön, que propone las siguientes preguntas: ¿Nuestro sistema de financiación hospitalaria ha demostrado su eficacia en esta situación de emergencia? ¿Cómo nos aseguraremos de tener suficiente material de protección y desinfectantes la próxima vez? ¿Cómo pueden las autoridades de Sanidad, los hospitales y el Instituto Robert Koch trabajar juntos aún mejor?
«Básicamente, nuestra respuesta es muy clara: no hay forma de evitar la globalización y la cooperación internacional. Necesitamos soluciones globales, como una mayor cooperación en el marco de la OMS, los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas o una conferencia internacional de donantes, y quizás también una especie de “OTAN de salud”. Esto podría desarrollarse a partir del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades, ya existente. Sus tareas incluyen la recopilación conjunta de datos, el control y la coordinación de las capacidades de laboratorio, la adquisición conjunta y la distribución de equipos de protección. Dicha estructura no reemplazaría a la OMS, que como institución global permanente tiene muchas tareas que realizar más allá de las pandemias, pero crearía capacidades adicionales para situaciones excepcionales», propone Heilmann.
«También en Europa, no debemos dejar a nadie solo, ni persona ni Estado. Tenemos que planificar la recolección e investigación conjunta de datos, coordinar las pruebas y la búsqueda de vacunas y métodos de tratamiento, hacerlo juntos, garantizar la producción, adquisición y distribución conjunta de equipos de protección. No nos ayuda que Mecklenburg-Pomerania Occidental acapare las mascarillas que necesitan las enfermeras italianas. Y tenemos que mantener la autonomía básica en caso de crisis, al menos para Europa. Si toda la producción textil se subcontrata a Asia, nuestras empresas no pueden satisfacer la necesidad de mascarillas a corto plazo. Y si el 80% de nuestros medicamentos se producen en China, habrá escasez en una situación de emergencia, por lo que debemos garantizar un suministro que ningún Estado miembro pueda garantizar por sí solo».
«Receta del éxito»
Partiendo del hecho de que los países de la región de Asia Oriental han dominado la pandemia mejor que los países de Europa, el libro llama a preguntarnos qué estrategias han llevado al éxito y cuál de estos es compatible con los valores del mundo occidental. «Las pasadas epidemias se han producido con mucha más frecuencia en el este de Asia que en Europa, los MERS y SARS, la gripe aviar y porcina se originaron en Asia. Por lo tanto, tanto los ciudadanos como el estado están allí mucho mejor preparados para una pandemia de lo que Europa ha estado hasta ahora. Podemos aprender de tales experiencias».
«Para la “receta del éxito” de Corea del Sur, una combinación de pruebas y seguimiento, el uso de tecnología y datos juega un papel central», apuntan también, «nuestra respuesta europea es la solución DP3T (Protocolo descentralizado de seguimiento de proximidad para preservar la privacidad) desarrollado por una red internacional de investigación. Sobre esta base, el uso de la tecnología Bluetooth permite rastrear los contactos. Si alguien demuestra estar infectado, los contactos de Bluetooth en su teléfono celular de los 14 días anteriores pueden recibir un mensaje de advertencia y pasar a la cuarentena. Es mucho mejor que cualquier toque de queda si las personas usan voluntariamente estas herramientas para romper la cadena de infección». Y ponen todo el énfasis posible en señalar que «la amenaza de pandemia requiere mayor atención y capacidad de respuesta en todos los niveles de las instituciones públicas y sobre la base del estado constitucional democrático».
El libro «Neustaat» ha generado generó una gran respuesta, anes incluso de llegar a las librerías. Christian Miele, presidente de Bundesverband Deutsche Startups e.V., cree que «el libro podría ser el comienzo de un tercer período de puesta en marcha de la República Federal». El editor en jefe de Die Welt, Christoph Keese, ha festejado que «estaba esperando este libro».