Un grupo de científicos encontró la prueba genética de que los pueblos originarios del Pacífico y los de los Andes estuvieron en contacto mucho antes de la llegada de los europeos. Sin embargo, aún no se sabe quien cruzó primero los miles de kilómetros que separan las islas de Polinesia de las costas sudamericanas.
En estudio genético, publicado este miércoles en la revista científica Nature, revela que indígenas de Sudamérica y polinesios estuvieron en contacto y cruzaron ADN alrededor del año 1.200, es decir mucho antes de que los europeos desembarcaran en ambas regiones.
Los investigadores recabaron datos genéticos de más de 800 individuos pertenecientes a 15 grupos indígenas oriundos de la costa del Pacífico de América del Sur y Central y de 17 islas polinesias. Gracias a la recopilación y creación de esta base de datos, realizaron luego, con los métodos estadísticos tradicionales, así como las técnicas modernas de macrodatos (“big data”), un análisis por afinidad genética del ADN de estas poblaciones.
“Primero logramos confirmar la presencia de estos vestigios genéticos, segundo logramos fechar que estos segmentos de ADN fueron introducidos en la población, que actualmente habita las islas polinesias, hace 25 generaciones”, explicó a RFI Andrés Moreno Estrada, genetista y profesor en el Laboratorio nacional de Genómica de la Biodiversidad en México. “Pudimos establecer que no se parecen al perfil genético de las poblaciones originarias de Chile como los mapuche, por ejemplo, o de Perú como los aymaras, sino que hay una afinidad mayor con poblaciones indígenas de Colombia y de Ecuador”, precisó.
“Esto es el primer resultado con este nivel de precisión en donde podemos poner un origen más probable de la población que hizo contacto y además que este contacto no lo hizo necesariamente con la isla de Pascua donde previamente se había buscado este contacto, sino que también está compartido con otras islas de la Polinesia remota como las islas Marquesas, como la isla de Mataiva o la isla Mangareva, además de la propia isla de Pascua”, destaca Moreno.
Arqueólogos e historiadores han debatido durante décadas la posibilidad de que indígenas americanos e isleños del Pacífico se cruzaran en ese periodo.
El camote, el tubérculo en común
En 1947, el explorador y escritor noruego Thor Heyerdahl se aventuró a construir una precaria balsa, a la que bautizó Kon-Tiki, y navegó desde Perú casi 7.000 km durante 101 días antes de desembarcar en Tuamotu, en la Polinesia francesa, una de las islas en las que apareció el ADN del Nuevo Mundo.
Heyerdahl estaba convencido de que indígenas del actual Perú habían habitado estas remotas islas del Pacífico y quiso demostrar que era posible. El tema ha generado intensos debates científicos, y algunos especialistas estiman, en cambio que fueron los polinesios que cruzaron primero los 7000 km que separan las islas de Polinesia de las costas americanas. A bordo de canoas, los polinesios establecieron asentamientos en una vasta zona triangular, formada por Hawái, la isla de Pascua y Nueva Zelanda.
Hasta ahora, la principal prueba de que estos pueblos se cruzaron con los indígenas del Nuevo Mundo había sido el camote, o boniato. “Aunque es nativo de las Américas, fue hallado en islas a miles de kilómetros (del continente), previamente a cualquier contacto europeo”, según Ioannidis. Además, las palabras que describen este tubérculo en polinesio son similares a las que se encuentran en las lenguas indígenas de los Andes.
Un misterio, sin embargo, sigue sin resolverse
Lo que no permite establecer este estudio es en qué dirección se realizó este movimiento de población: ¿fueron los polinesios hasta las costas de Sudamérica o los indígenas sudamericanos llegaron hasta las islas polinesias? “Ambas posibilidades se contemplan y hay argumentos a favor de cada una de las posibilidades”, explica el genetista mexicano Andrés Moreno.
“Por un lado los polinesios definitivamente son la cultura que tiene este conocimiento de navegación y hacían viajes de largas distancias justamente en esta época en la que fechamos el contacto, de manera que no es difícil pensar que fueron ellos quienes alcanzaron América”, detalla.
Sin embargo, “la ruta que pudo haber sido de contacto, que sigue la corriente ecuatorial, va de Este a Oeste, lo cual favorecería pues un contacto pues desde América hacia Polinesia. Pero los Polinesios también sabían navegar a contracorriente y contra el viento, entonces esa misma ruta pudo haber sido utilizada en ambas direcciones”.