El cardiólogo rosarino forma parte de un grupo de trabajo que comenzará a experimentar con un tipo especial de Omega y contó los detalles en la 99.9.
La lucha por encontrar algún medicamento o sustancia que permita limitar la cantidad de contagios de COVID-19, está en pleno desarrollo. En nuestro país, un grupo de científicos, en conjunto con la Universidad de Harvard desarrollan un estudio en el cuál analizan las potencialidades de un tipo especial de Omega que podría ayudar en ese sentido.
El cardiólogo Rafael Díaz, es uno de los participantes y habló a través de la 99.9: “hace un par de meses surgió la idea de explorar si existía algún tratamiento que tuviera lógica en el contexto de la pandemia para prevenir contagios, en ese sentido, hay agentes farmacológicos o similares que podrían hacerlo”.
Luego establecieron una hipótesis en base a estudios previos: “cualquier elemento para reducir la tasa de contagio, tiene que ser un agente con ciertas características. Primero que sea universalmente aplicable y segundo que tenga potencialmente mínimos efectos adversos. Basados en esa hipótesis, un derivado del omega que se había utilizado en los últimos años y resultó positivo en relación de mortalidad cardiovascular en pacientes graves, podría serlo”.
Aquél logro los llevó a pensar que podía generarse algo similar con el COVID-19: “la exposición a ese omega, mostró una reducción de 30% en la mortalidad y fue un hito. Seleccionamos ese agente que cumple con todas esas características. Hubo experimentación básica y el omega en altas dosis tiene características antibacteriales. Pensamos que potencialmente puede ser muy útil en una pandemia de estas características”.
A partir de ahí, empezaron a desarrollar un método específico para probarlo en el país, teniendo en cuenta que necesitan cierta cantidad de personas: “diseñamos un protocolo que fue a ANMAT y lo aprobaron. Ahora estamos eseprando la llegada de la droga desde Estados Unidos. Hay un grupo en Toronto y otro en París que están realizando trabajos que tienen características similares a las nuestras”.
Lejos de generar una temprana ilusión, como pasó con la hidroxicloroquina, el cardiólogo explicó que “no hay que salir a comprar Omega por todos lados, sino que es un omega muy específico que se trae de Estados Unidos, no tiene nada que ver con el que se vende en farmacias”.
Los tratamientos efectivos no abundan y es un tema central en la pandemia entre tantos rumores que hubo volcados por versiones periodísticas: “de todo lo que se ha escuchado hasta ahora, sólo 1 es efectivo, la dexametasona en bajas dosis; el resto es todo compasivo. Estamos ante una enfermedad nueva y entenderla en meses, no es simple”, aclaró.
El análisis del impacto en los especialistas sigue siendo claro: el COVID-19 tiene una alta tasa de contagio pero no de mortalidad, o al menos no mucho más allá de otros virus respiratorios: “es una enfermedad muy contagiosa y la influenza viene con nosotros desde que somos cazadores-recolectores, por eso tenemos cierta inmunidad. Los italianos están diciendo que el virus tiene menos capacidad de hacer daño y quizás la población sea más resistente porque los más frágiles ya no están. Hay distintas hipótesis de lo que podría generar esta modificación”.