Ganar la lotería puede ser una gran noticia. Pero si el billete lo comparte una familia ya plagada de disputas, lo que parecía una suerte puede acabar rápidamente en destrucción y desgracia.
La “lotería” en este caso es el hallazgo de vastas reservas de gas natural y petróleo en este del mar Mediterráneo.
Y lo que para muchos es un premio (otros lo ven como maldición) lo comparten Grecia y Turquía, dos vecinos mal avenidos que se han visto inmersos en una escalada de tensiones en disputa por el acceso a los hidrocarburos.
Más desde que Turquía anunciara esta semana que planea enviar al buque Oruc Reis a aguas al sur de la isla griega de Kastelórizo, que se encuentra muy cerca de la costa turca. El fin es realizar un peritaje sísmico, una etapa previa a la exploración de hidrocarburos.
Stelios Petsas, vocero del gobierno griego, respondió señalando que su país “no aceptará la violación de su soberanía y hará todo lo necesario para defender sus derechos soberanos”.
La Unión Europea afirmó por su parte que el anuncio turco, difundido por un sistema de télex naval internacional llamado Navtex, “envía el mensaje equivocado”.
“La riqueza energética puede ser un arma de doble filo, vemos esto una y otra vez”, dijo a BBC Mundo Aristóteles Tsiampiris, profesor de Relaciones Internacional de la Universidad del Pireo, en Grecia.
“Puede ser un incentivo para la cooperación pero también una fuente de conflicto”.
El este del Mediterráneo genera cada vez más la preocupación internacional, no solo por la tensión entre Grecia y Turquía, basta mirar el mapa para ver que involucra también a países con conflictos tan enmarañados como devastadores.
“Si comparas el este del Mediterráneo con el océano Índico éste último es 30 veces más grande. Pero cuando miras quiénes están en esta región del Mediterráneo, ves por ejemplo a Siria con una guerra civil brutal en la que están involucrados Rusia e Irán, y ves el conflicto en Libia”, afirmó Tsiampiris.
“El Mediterráneo Oriental puede parecer pequeño en comparación, pero es una región turbulenta, con ramificaciones globales que van mucho más allá de este sitio geográfico”, agregó.
“Por eso lo que ocurre allí es tan importante y tan peligroso”.
Cuán vastas son las reservas de gas y petróleo
Un informe del Servicio Geológico de Estados Unidos estimó en 2010 la existencia de más de tres billones de metros cúbicos de gas y 1.700 millones de barriles de petróleo en las costas de Chipre, Israel, la Franja de Gaza, Siria y Líbano.
Las compañías petroleras ExxonMobil de Estados Unidos, Eni de Italia y Total de Francia descubrieron yacimientos de gas en aguas de Chipre, isla que supone una constante fuente de tensión entre griegos y turcos.
“Y aún se están descubriendo campos de gas como los yacimientos de Zhor en costas de Egipto, Leviatán en Israel y Afrodita en Chipre”, señaló Tsiampiris.
“Para los países de la región estos hallazgos son tremendamente significativos”.
Y para Europa, posible destino de un futuro gasoducto, el gas del Mediterráneo Oriental es de importancia estratégica.
“Ese gas no puede satisfacer toda la demanda europea, pero sí es importante para lograr lo que se conoce como seguridad energética: múltiples fuentes y múltiples rutas”.
Aykan Erdimis, exparlamentario turco, señaló a BBC Mundo que las reservas “no sólo pueden traer ganancias significativas a los países de la región, sino permitir que la Unión Europea sea menos dependiente del gas de Rusia”.
“Las reservas de gas del Mediterráneo Oriental tienen el potencial de llegar al 5% de las reservas globales de gas”, agregó Erdimis, actual director del programa sobre Turquía de la Fundación para la Defensa de las Democracias, un centro de análisis con sede en Washington.
Existe además un incentivo para explotar esas reservas sin demora.
“En cuestiones energéticas, las cosas son muy dinámicas”, aseguró Tsiampiris.
“Todo puede cambiar en el futuro por la tendencia a las energías renovables o debido a nuevas tecnologías o un colapso de precios”.
La clave de Chipre
Turquía y Grecia son aliados en la OTAN, pero se encuentran en bandos diferentes en muchos temas, como demostró la polémica decisión de un tribunal turco este mes de dar luz verde a la reconversión en mezquita del templo de Santa Sofía en Estambul, un ícono del cristianismo ortodoxo.
Hay otra pieza crucial en el antagonismo entre Grecia y Turquía sin la cual no puede entenderse la disputa por hidrocarburos: Chipre.
Las comunidades griegas y turcas de Chipre han estado separadas desde 1974.
Miles de chipriotas huyeron de sus hogares cuando Turquía invadió ese año el norte de Chipre en respuesta a un golpe militar en la isla respaldado por Grecia.
Desde entonces, una zona desmilitarizada administrada por la ONU separa a ambas comunidades.
En el norte de la isla está la llamada República Turca del Norte de Chipre, que solamente reconoce Turquía.
En el sur se encuentra la República de Chipre, que es miembro de la Unión Europea.
Es a este escenario caldeado de disputas históricas que se agregan ahora los hallazgos de hidrocarburos.
Y Grecia y Turquía tienen visiones muy diferentes de cómo debe ser explotada la riqueza en aguas cipriotas.
La posición de Turquía
El gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan considera que debe garantizar el acceso de los habitantes del norte de Chipre a la nueva riqueza.
El año pasado el gobierno turco envió a aguas cipriotas dos buques perforadores, el Fatih y el Yavuz, y se ha negado a retirarlos a pesar de la condena de la República de Chipre y de la Unión Europea, que calificó la acción turca como ilegal.
“Todo el mundo debe aceptar que Turquía y la República Turca del Norte de Chipre no pueden ser excluidas de la ecuación energética en la región”, señaló el vicepresidente turco, Fuat Oktay.
Las tensiones se agravaron aún más cuando Turquía firmó en noviembre del año pasado un acuerdo con uno de los dos gobiernos paralelos que se disputan el control en la guerra de Libia.
El acuerdo, con el gobierno basado en Trípoli, crea una zona económica exclusiva que va desde el sur de Turquía hasta el norte de Libia.
Grecia calificó el nuevo corredor marítimo como “absurdo”, ya que se sobrepone a aguas de la isla griega de Creta.
Para Erdimis, el acuerdo con Libia obstaculiza los planes de Grecia y otros países de la región para un posible gasoducto de 2.000 km hacia Europa y desafía las zonas económicas exclusivas de Grecia, Chipre y Egipto.
La posición de Grecia
Grecia ha respondido a la escalada de tensión creando lazos estratégicos.
“No debemos olvidar que Grecia enfrentó una crisis económica casi existencial durante una década y le quedó claro que es necesario contar con amigos”, señaló Tsiampiris.
“En la última década, Grecia se ha acercado a Israel como no lo hizo en seis décadas anteriores. Por otra parte, el parlamento griego ratificó hace poco un nuevo acuerdo de cooperación militar con Estados Unidos y Atenas está colaborando con Francia”.
“Hay además procesos de cooperación trilaterales, por ejemplo, entre Grecia, Chipre e Israel, y entre Grecia, Chipre y Egipto”.
Erdimis señala que “la enérgica política exterior de Turquía” llevó también a actores regionales, incluyendo Grecia, Chipre, Egipto, Israel, Italia, Jordania y la Autoridad Nacional Palestina a establecer en enero de 2019 el Foro de Gas del Este del Mediterráneo, con sede en Cairo.
En el foro hay un gran ausente, Turquía. Para el analista, el foro “aumentará aún más la tensión ya que Turquía se siente cada vez más aislada en la región”.
Qué dice la ley internacional
Varias islas griegas en el mar Egeo y en el este del Mediterráneo pueden verse desde la costa de Turquía, por lo que las disputas en torno a aguas territoriales ya han enfrentado a ambos países en el pasado.
Un problema clave es que, a diferencia de Grecia y otros países de la región, Turquía no es signataria de la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, UNCLOS por sus siglas en inglés.
Turquía afirma que si Grecia extiende sus aguas territoriales de seis a un máximo de 12 millas náuticas, cómo permite la ley internacional, las rutas marítimas turcas se verán severamente afectadas.
Además de las aguas territoriales, están las llamadas zonas económicas exclusivas (ZEE), que pueden extenderse hasta 200 millas náuticas.
La delimitación de estas zonas busca, según analistas, dar un marco de seguridad legal a empresas de hidrocarburos internacionales para que inviertan en la región.
La situación legal es aún más compleja en el caso de la isla de Kastelórizo, que se encuentra a sólo 2km de la costa turca, y es una de las miles de islas griegas.
Grecia argumenta que la alerta naval emitida por Turquía incluye áreas que pertenecen a la plataforma continental de Kastelórizo, de acuerdo a la ley internacional.
Tanto Grecia como Chipre citan la Convención de la ONU, según la cual las islas tienen sus propias plataformas continentales que aseguran derechos de exploración.
Turquía, con una costa extensa pero escasas islas, rechaza este principio.
El canciller turco, Mevlut Cavusoglu, afirmó en junio que “las islas que están lejos del territorio continental de sus países y más cerca de Turquía no pueden tener una plataforma continental”.
Otros actores internacionales
Las tensiones en el este del Mediterráneo pueden fácilmente escalar más allá de esta región.
Eso quedó en evidencia en febrero de este año, cuando Francia, en señal de apoyo a Grecia, envió el portaaviones Charles de Gaulle a monitorear buques turcos en campos de gas disputados cerca de Chipre.
¿Podrían China y Rusia participar también en esta pugna de poderes?
“China y Rusia ya están presentes en la región”, señaló Tsiampiris.
“Rusia está ganando la guerra civil de Siria para el régimen de Bashar al Assad y tiene dos bases militares en territorio sirio.
“China, por su parte, ha invertido en el puerto del Pireo en Grecia y de Haifa en Israel.
“Y Estados Unidos no está ausente, ya que como dijimos firmó un acuerdo de cooperación militar con Grecia”.
Las disputas del Mediterráneo están atrayendo incluso a países del golfo Pérsico.
En mayo de este año Grecia, Francia, Chipre y Egipto emitieron una declaración conjunta urgiendo a Turquía a respetar los derechos soberanos y las zonas marítimas del Mediterráneo Oriental.
En la declaración participó Emiratos Árabes Unidos, “un acérrimo rival regional de Turquía…que apoya al bando opuesto en la guerra de Libia”, señaló un informe sobre el Mediterráneo Oriental elaborado por el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, un centro de análisis con sedes en siete capitales europeas.
¿Quién puede mediar entre Grecia y Turquía?
Una posibilidad es la Unión Europea, pero según Erdimis, “el gobierno turco puede amenazar con inundar Europa con refugiados de la guerra en Siria, algo que le da una carta poderosa frente a la UE”.
Tarek Megerisi, analista sobre Turquía del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, cree que “Turquía adoptó una política agresiva porque se siente amenazada por la coalición de estados liderada por Grecia y Chipre”.
“Amenazar a Turquía claramente no funciona. Creo que Europa debe promover una política liderada por países menos involucrados en la región, como Alemania, e instar a Turquía, Grecia y Chipre a resolver sus disputas marítimas en una corte internacional, como sucedió en el pasado con Libia y Malta”, agregó Megerisi.
“Y es necesario compartimentar las disputas para tratarlas una por una: el gas, Chipre, Libia”.
En cuanto a un posible rol de Washington, Aristóteles Tsiampiris advierte que “no ayuda el hecho de que Estados Unidos esté ahora más concentrado en asuntos internos y en un proceso electoral”.
Temores por el futuro
Para Aykan Erdimis, “las crecientes tensiones podrían desencadenar potencialmente choques militares y escalar a una crisis regional”.
Tsampiris recuerda que “es frecuente que los países tengan disputas y hay formas de resolverlas, como los tribunales internacionales o el arbitraje”.
Pero según el académico griego “las acciones agresivas de Turquía” están creando una seria amenaza.
“Desde la perspectiva de Grecia, el acuerdo entre Turquía y Libia crea un problema casi imposible de resolver”, afirmó.
“Si Turquía perfora en aguas que Grecia considera suyas, esto cruzará lo que el gobierno griego ve como un línea roja, y eso puede derivar en algún tipo de confrontación militar”.
“Y también existe la posibilidad de llegar a un incidente militar por algún accidente naval o error humano”.
“Personalmente, yo estoy realmente preocupado por lo que pueda pasar”, señaló Tsiampiris a BBC Mundo.
“Solo espero que quienes llaman a la mesura prevalezcan y haya una oportunidad para la política y la diplomacia.
“Es posible llegar a un acuerdo para el beneficio común, pero podemos acabar en una situación en la que perderemos todos”.