En Seattle, la policía usó gas lacrimógeno contra una marcha de Black Lives Matter, mientras que en Richmond la acusan de haber empleado agentes químicos. En Austin, un tiroteo dejó un muerto y en Portland un hombre fue acuchillado.
La policía de Estados Unidos reprimió con granadas lacrimógenas y gas pimienta marchas contra el racismo, el sábado, en varios puntos del país, convocadas ante la indignación por el despliegue de agentes federales ordenado por el presidente Donald Trump en las principales ciudades.
Las manifestaciones contra el racismo y la brutalidad policíaca, detonadas tras el asesinato de George Floyd en Minnesota el 25 de mayo, llegan en momentos en que Trump se enfrenta a una dura contienda por la reelección y hace una intensa campaña basada en la idea de “ley y orden” en todo Estados Unidos.
Los manifestantes, convocados por Black Lives Matter, marcharon en Austin, Texas; así como en Louisville, Kentucky; en Nueva York, en Omaha, y en Oakland y Los Ángeles, California; además de Richmond, Virginia, donde la policía antidisturbios disparó agentes químicos en una marcha contra el racismo, según los medios de comunicación estadounidenses.
El sonido de pequeñas y reiteradas detonaciones se escuchó en algunas calles de Washington, y el humo se elevó desde un área donde los manifestantes habían prendido fuego a unos remolques, observó un periodista de la AFP.
La policía antidisturbios se enfrentó a los manifestantes, algunos de ellos levantaron paraguas para evitar ser alcanzados por el gas pimienta, una imagen que recordó a los militantes prodemocracia de Hong Kong, paradójicamente apoyados por el gobierno de Estados Unidos.
El sábado por la noche la policía de Seattle dijo que 45 personas fueron arrestadas en detenciones relacionadas con las protestas, que designaron como disturbios, según la cuenta oficial de Twitter de esa fuerza.
En Austin, un manifestante murió en un tiroteo ocurrido en medio de la protesta. De acuerdo a los reportes policiales, la víctima se acercó a un auto que había tratado de embestir contra la columna de personas que marchaban, y el conductor comenzó a disparar para luego darse a la fuga.
El sospechoso, que fue luego detenido, dijo que el manifestante portaba un rifle. Una versión que la policía local no descartó.
La último expresión de violencia se había producido después que la policía y agentes federales dispararon gases lacrimógenos y dispersaron por la fuerza a los manifestantes más al sur, en Portland, Oregón, en la mañana del sábado.
Portland es escenario de la muy controvertida represión de los agentes federales ordenada por Trump, que no cuenta con el apoyo de los funcionarios locales.
La manifestaciones comenzaron el sábado de manera pacífica con música y cantos de la multitud. Pero terminó con gas lacrimógeno después de que ataran cuerdas a las barricadas que rodeaban el tribunal de justicia local para tratar de derribarlas.
La policía de Portland confirmó anteriormente que un hombre había sido apuñalado, y que “los manifestantes retuvieron” al sospechoso antes de ser detenido por los agentes y acusado de agresión, según un comunicado.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos abrió el jueves una investigación oficial sobre la represión federal, pero un juez federal de Oregón rechazó el viernes un intento legal del estado de impedir que los agentes detuvieran a los manifestantes.
Trump anunció la semana pasada el envío de una “oleada” de agentes federales a grandes ciudades gobernadas por alcaldes demócratas.