El pastor santiagueño habló en la 99.9 después de que el gobierno de Gerardo Zamora lo mandó a detener por haber hecho una publicación en Facebook contra la idea de la cuarentena. Estuvo preso 50 días.
Santiago del Estero es una provincia donde las libertades no son tales. Así lo sufrió el pastor Julio Luna que, por un posteo en Facebook criticando la cuarentena, terminó preso durante casi dos meses.
A través de la 99.9 contó en primera persona lo sucedido: “en marzo hice un posteo en Facebook, una convocatoria con el fin de oponernos a lo que se imponía de forma autoritaria que era la cuarentena y que no nos permitía trabajar. Lo único que hice fue expresar mi disconformidad”.
En apenas dos días, llegó la policía a su casa de forma irregular no sólo hicieron un allanamiento, sino que se lo llevaron detenido: “eso fue el 18 de marzo y el 20, hubo un mega operativo como si fuera un narco o el peor de los delincuentes y vinieron 10 patrulleros, más de 20 efectivos sin orden judicial, ingresaron y se llevaron todos los artefactos electrónicos. Pasé dos meses detenido por la feria judicial extraordinaria y me era imposible recuperar la libertad”.
A partir de ahí vivió un calvario con una justicia cooptada y no fue el único: “hasta el mismo fiscal se sorprendió de que yo quede 50 días detenido, se arrepintió de pedir mi detención sin orden judicial. El poder legislativo y el judicial está manipulado por el gobernador en Santiago del Estero. Hubo otros casos similares de detenciones e incluso hubo represión seguida de muerte”, indicó.
Las consecuencias no sólo fueron para él, sino también para su familia y particularmente para su mujer: “mi esposa estaba embarazada cuando sucedió todo esto. No vivo del diezmo sino que soy letrista, hacemos pasacalles y vivimos de eso, en el día a día. Ella tuvo que salir a vender barbijos para subsistir con su embarazo y mi otro hijo de 10 años”.
Lo más lamentable es que no recuperó su libertad porque no había hecho nada malo más allá de expresarse: “tuve que reconocer los hechos y dejar una condena de 3 años en suspenso. Tenemos el temor de que vuelva a ocurrir algo así, ahora suena el timbre y pensamos cualquier cosa. Ellos gobiernan con el miedo”.