Perros y humanos comparten su historia desde la Edad del Hielo

El ADN antiguo ha mostrado que evolucionaron en paralelo desde hace más de 11.000 años, fecha en la que los antepasados de los perros actuales ya se habían diversificado y extendido.

Los perros y los humanos están separados por 90 millones de años de evolución, pero el destino los ha unido desde hace milenios hasta convertirlos en compañeros inseparables. Se cree que esta larga amistad comenzó cuando un puñado de lobos comenzó a seguir a grupos de cazadores-recolectores humanos, en el Paleolítico, en busca de los restos de comida que dejaban a su paso. Sin embargo, se desconoce exactamente cuándo y cómo ocurrió la domesticación de estos animales, si bien el ADN indica que los perros y los lobos comenzaron a separarse hace 25.000 a 40.000 años.

Ahora, un estudio de ADN antiguo ha permitido adentrarse en el genoma para tratar de averiguar cuáles son los orígenes de esta domesticación. Investigadores del Instituto Francis Crick, la Universidad de Oxford y la Universidad de Viena, entre otros, han revelado que perros y humanos comparten una historia que se remonta al menos a 11.000 años en el pasado, en el periodo posterior a la Edad del Hielo. Sus conclusiones se han publicado en la prestigiosa revista « Science».

Domesticados hace 20.000 años

Los investigadores han secuenciado el ADN de un total de 27 perros que vivieron hace milenios, y cuyos huesos se encontraron en regiones de Europa, Oriente Próximo y Siberia. A base de comparar la «genealogía» de estos restos, han dibujado un escenario compatible con el hecho de que los perros fueran domesticados hace al menos 20.000 años, cuando la Tierra sufría las bajas temperaturas del «Último Máximo Glacial», y el ser humano vivía como un cazador-recolector.

«Parte de la variación que ves entre los perros que hoy bajan por la calle se originó durante la Edad del Hielo», ha explicado Pontus Skoglund, coautor del trabajo. «Al final de esta época, los perros ya se habían extendido por todo el hemisferio norte».

Sus observaciones también demuestran que hace 10.000 años ya existían los linajes de perros que originaron los actuales. «Si nos remontásemos a más de cuatro o cinco mil años, veríamos que Europa ya era un lugar muy diverso en lo relacionado con los perros», ha comentado Anders Bergström, director de la investigación. «Aunque los perros actuales tienen muchas formas, genéticamente solo derivan de un estrecho grupo de animales».

Por ejemplo los primeros perros europeos ya eran inicialmente diversos, y se originaron de una población de perros de oriente próximo y de otra de Siberia. Sin embargo, más adelante, una parte de esta diversidad se perdió, y no forma parte de los perros europeos actuales.

También han averiguado que los perros actuales tienen unos ancestros diferentes a los de los lobos actuales, y que la influencia genética de los lobos hacia los perros ha sido muy limitada, pero que ha sido más importante en sentido contrario.

En opinión de Pavlos Pavlidis y Mehmet Somel, autores de un comentario sobre esta investigación, los resultados indican también que los perros estuvieron expandiéndose durante los últimos 11.000 años, a través de las migraciones humanas y también a través de animales semi-salvajes.

El vínculo entre humanos y perros

En este sentido, los científicos han observado que las historias de los perros y de los humanos discurrieron en paralelo durante milenios, a medida que las personas cambiaban su modo de vida y se movían por el globo, llevando a sus perros a su lado.

No obstante, han encontrado un caso en el que esta historia no fue paralela: cuando la diversidad de los perros europeos disminuyó, parece ser que se debió a un cambio dentro de las poblaciones de estos animales, que no tuvo nada que ver con las personas, por causas que se desconocen.

Por último, también han observado que perros y humanos sufrieron una evolución paralela en su adaptación a digerir el almidón, puesto que ambos portan variantes de genes que permiten su degradación. Esto les permitió aprovecha los alimentos procedentes de la agricultura.

«Al igual que el ADN antiguo ha revolucionado el estudio de nuestros propios antepasados», ha comentado Ron Pinhasi, coautor del trabajo, «ahora está comenzando a hacer lo mismo con los perros y otros animales domesticados. Creo que estudiar a nuestros compañeros animales añade otra capa a nuestra comprensión de la historia humana».

Si bien este trabajo hace importantes contribuciones al conocimiento de la historia temprana de los perros y sus relaciones con las personas, deja muchos interrogantes sin resolver. Por ejemplo, los investigadores todavía intentan averiguar dónde, y en qué contexto cultural, los perros fueron domesticados por primera vez.