La actriz ingresó hace cinco días en prisión por fraude tras engañar a la Universidad de USC haciéndoles creer que sus hijas eran unas prometedoras atletas de remo.
El pasado viernes, la actriz estadounidense Lori Loughlin ingresó en la cárcel federal para mujeres de Dublin (San Francisco) para cumplir su condena de dos meses de cárcel por fraude tras engañar a la Universidad de USC haciéndoles creer que sus hijas eran unas prometedoras atletas de remo.
Fue el pasado mes de mayo cuando la actriz que se hizo famosa con el papel de Becky en la serie «Full House» se declaró culpable por el crimen de conspiración para cometer fraude bancario. «Seguí un plan para darle a mis hijas una ventaja injusta que solo logra exacerbar las desigualdades existentes», confesó durante su declaración. Una decisión con la que evitó un complicado juicio -que además de fraude la acusaba de lavado de dinero y que en vez de dos meses podría jugarse pasar el resto de su vida en la cárcel- y en general también para reducir su pena como acusada.
Cárcel de lujo
En un principio, la actriz estadounidense pidió cumplir su condena en la prisión federal de Victorville, California. Una cárcel de seguridad mínima y con capacidad para unas 280 presas con delitos menores. Una prisión de lujo pues ofrece clases de pilates, yoga, spinning y aeróbic, entre otras muchas actividades dirigidas por entrenadores profesionales. Además, también ofrecen clases diarias de pintura, cerámica y otras manualidades. Si la presa lo desea, también pude recibir clases de guitarra, nutrición, bienestar, canto, etc. Una cárcel considerada más como un «retiro» que como una condena.
Sin embargo, Lori Loughlin no logró conseguir convencer al juez y finalmente la actriz estadounidense ingresó en la cárcel federal para mujeres de Dublin (San Francisco). Una vez que cumpla los dos meses de condena deberá pasar dos años en libertad condicional y cumplir con 100 horas de trabajo comunitario, además de abonar una multa de 150.000 dólares.
El escándalo de mentiras y sobornos entre los privilegiados de Hollywood y prestigiosos centros universitarios saltó en marzo del 2019, cuando Loughlin, junto a gran grupo de padres entre los que también se encontraba la actriz Felicity Huffman, fue acusada de conspirar con William Rick Singer, un consultor de Newport Beach, para que sus dos hijas, Olivia Jade Giannulli e Isabella Rose Giannulli, accedieran a la Universidad mediante engaños.