El primer ministro Oli burla la presión dentro de su partido y fuerza nuevas elecciones el 30 de abril.
El primer ministro de Nepal, KP Sharma Oli, ha sorprendido hoy a todo el mundo con la convocatoria de nuevas elecciones legislativas, a celebrar el 30 de abril y el 10 de mayo. Sharma Oli, cuyo liderazgo estaba bajo presión desde varios frentes, presentó esta mañana su propuesta de disolución del Parlamento a la presidenta del país. Bidya Devi Bhandari, considerada próxima a Oli, ha dado por buena la propuesta, con lo que la legislatura que empezó hace apenas tres años, ha terminado.
La iniciativa del primer ministro ha sorprendido dentro de su propio partido, donde existe un pulso entre Oli y el primer jefe de gobierno y exguerrillero maoista, Pushpa Kamal Dahal, más conocido como Prachanda. Los partidos retóricamente
marxistas de ambos fueron reunidos hace unos años en el seno del Partido Comunista de Nepal, para resistir mejor las presiones de Nueva Delhi, que ya había logrado la escisión del ideólogo Baburam Bhattarai, hoy en el pro indio Partido Socialista, cuyos votantes proceden sobre todo de las llanuras.
Tanto Prachanda como Bhattarai, así como el Partido del Cóngreso, en la oposición, han protestado por la disolución, que consideran que no está contemplada en la Constitución, dada la mayoría de dos tercios del partido en el gobierno. Oli se había cerrado en banda a abandonar su jefatura “en el gobierno, en el partido o en ambos”, como le había exigido Prachanda, disconforme con su gestión y con varios nombramientos.
El mes pasado, Oli recibió la visita del jefe de la inteligencia exterior india y del jefe de las Fuerza Armadas Indias. Los ejércitos de ambos países están copados por oficiales pertenecientes a las mismas castas, a ambos lados de la frontera. A principios de mes, se registró en Katmandú una inusual manifestación con cientos de participantes a favor de la restauración de la monarquía, que cayó hace más de una década, aun permitiendo al exmonarca que siguiera residiendo en el país. Dentro del chovinismo hinduista que gobierna India aún se lamenta la caída de la única monarquía hindú.
Cabe señalar que la oposición acababa de presentar una solicitud de sesión parlamentaria extraordinaria y Oli, que registró recientemente las siglas de su antiguo partido, con vistas a resucitarlo, temía que el objetivo fuera desbancarlo en favor de una mayoría alternativa.
En el trasfondo, late el pulso por la hegemonía en el Himalaya de los dos gigantes, India y China. Nueva Delhi ve con recelo como su tradicional tutela sobre Katmandú ha ido aflojándose a lo largo de la última década. Aunque India ofrece libre circulación y residencia a los nepalíes -empleados casi siempre en el escalón laboral más bajo- China promete grandes infraestructuras y conectividad.
Este año, las disputas fronterizas entre India y Nepal se han trasladado al papel, con el parlamento nepalí oficializando un mapa que incorpora las áreas en disputa hasta en el emblema oficial del país.
Desde India, hay quien echa la culpa a la nueva embajadora de China en Katmandú, la diplomática de carrera Hou Yanqi, a la que consideran poco menos que una Mata Hari. Sin embargo, las armas de seducción de Yanqi no parecen dirigidas exclusivamente al maduro Oli y el aparato comunista, sino al pueblo nepalí en general.
Tanto es así que, durante las últimas fiestas hindúes, la embajadora china se lanzó a interpretar una canción tradicional nepalí y, tras colgarla en youtube, logró miles de felicitaciones. Demasiado, dicen en Nueva Delhi. Mientras tanto, hace una semana, Nepal, golpeado por el hundimiento del turismo, decidió volver a abrir las fronteras, que llevaban diez meses cerradas por el coronavirus.