Así lo definió la Profesora titular de la Escuela de Química y Farmacia en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Valparaíso en diálogo con la 99.9. Además se refirió a los desafíos que ha traído la pandemia.
La discusión en torno a pandemia sobre la ciencia y las vacunas, sigue abierta. La Profesora titular de la Escuela de Química y Farmacia en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Valparaíso y además, Química farmacéutica de la Universidad de Valparaíso y Doctora en Microbiología Inmunología de la East Carolina University, EEUU. Caroline Weinstein introdujo otro tema destacado.
Asegura que el 60% de la parte activa de los medicamentos proviene de China y la gente no lo sabe. Al respecto, profundizó a través de la 99.9 que “hubo algunos colegas que me dijeron que me quedé corta y que sería mayor el porcentaje proveniente de China e India. Incluso los excipientes que es la parte no activa de los medicamentos, también hay un número importante de origen chino o indio aunque el laboratorio sea internacional, de otra procedencia”.
Mientras tanto, la vacunación pasa a ser un eje central en todos los países incluida su nación: Chile. “Se comprometieron las vacunas antes de que se conocieran los resultados de su eficacia y seguridad, lo cuál permitió que las dosis estuvieran reservadas. Iniciamos desde el miércoles la vacunación de algunos grupos”.
Todo el trabajo que se está realizando en torno a las vacunas podrá aplicarse como metodología a otras enfermedades y por eso Weinsten, señaló la importancia del proceso que se atraviesa: “ya probamos la primera vacuna basada en un adenovirus y esa base se puede desarrollar para otras enfermedades infecciosas. Hay toda una base tecnológica que permitió que aparezcan las vacunas con uso de emergencia”.
En ese sentido, agregó que la comunicación en los medios debe ser más precisa porque son temas que están alejados del ciudadano común y es necesario explicarlo bien: “el periodismo científico tiene un tremendo desafío de educación a la población en la medida en que pueda hacer entender a la gente lo rápido que se puede tener la secuencia del virus para el desarrollo de las vacunas. Estamos en una etapa de desarrollo tecnológico que la gente no la concibe”.
También el hecho de tener vacunas a una velocidad nunca antes vista tiene que ver con la necesidad que generó la propia pandemia de COVID-19: “la presión de la tragedia que significó la pandemia, ayudó a que fuera posible el número de participantes en ensayos clínicos. Todo eso se conjugó para tener una variedad de productos que son vacunas y están siendo probadas adecuadamente. De todas maneras, hay dificultades en la velocidad de producción para surtir a todo el mundo de suficientes dosis”.