El propietario del Club de Playa “La Reserva” que fue clausurado este fin de semana habló en la 99.9 y destacó que siempre estuvieron dentro de lo que establece el protocolo, pero repentinamente el sábado los acusan de lo contrario y clausuraron el lugar.
Los constantes aprietes de los encargados de controlar que se cumplan los controles, han sido también noticia durante la temporada. Este fin de semana, el Club de Playa “La Reserva” lo sufrió en carne propia y en los medios se emitió un escueto comunicado donde se explicaba que había 400 personas en el lugar y otras irregularidades.
El propietario del lugar, Fernando García Castellanos, contó lo sucedido a través de la 99.9: “ante esta situación de pandemia decidimos asociarnos con un restaurant muy conocido y famoso en Buenos Aires que es Nómade. Tuvimos una inversión muy grande y una convocatoria de recursos humanos, inauguramos el 31 de diciembre”.
Desde el primer momento, dejó en claro que no ejercían ninguna actividad que violara el protocolo: “Nómade-La Reserva es un restaurant, no vende tickets anticipados ni en la puerta, no hay pista de baile, no es un bar…vas a compartir una experiencia gastronómica con una puesta en escena distinta”.
Desde el momento de la inauguración hasta el pasado sábado, hubo muchos controles cotidianos que nunca arrojaron ningún problema para los responsables del lugar: “recibimos los mismos controles de todos los locales, dos aperturas de controles diarios y ninguna arrojó resultados negativos contra el local. Incluso el viernes anterior al conflictivo último sábado, se realizaron controles y no había nada fuera de lo normal”.
Sin embargo, de repente se encontraron con un enorme movimiento de autoridades y eso derivó en el cierre del lugar: “nos vimos sorprendidos por el mega operativo de Usina Puerto con Policía y Bomberos. Ingresaron al balneario en contra mano a alta velocidad cerca de las 11.30 de la noche con lo peligroso que es. Hubo 10 móviles y 15 personas que llegaron hasta el estacionamiento y estuvieron ahí por casi 3 horas. No desalojaron el lugar, no intervinieron con controles”.
Después de ese tiempo de espera, llegó el acta de infracción: “indicaron luego del horario de cierre que habíamos incumplido el protocolo porque había 450 personas, cosa que no contabilizaron en ningún momento y en los registros del restaurant arrojan 306 personas en horarios rotativos registradas con nombre y apellido, además de horario de ingreso”.
Hubo una pregunta directa que dejó en claro como funcionan estos controles a la nocturnidad. Cuando se le consultó si recibió algún pedido de coima para que esto no suceda, dijo “no puedo responderlo por consejo de mis abogados. La presión fue absoluta durante todo el verano y no desde el control, que debe existir. Tengo todas las actas de enero y febrero y en todas se cumplen las normas y el protocolo”.